Por: Alfonso Prieto García/ El planeta está en crisis y su lectura de mediano plazo incierta; hoy a pesar de contar con medios de difusión en los que se muestran evidencias del desorden climático, el incremento de los niveles de precipitación pluvial, anegaciones, incendios forestales, desestabilidad geológica por movimientos telúricos, desborde de cuencas, incendios forestales, incremento promedio de temperaturas, aluviones, precipitación de granizadas, heladas, terremotos y todo lo que afecta la estabilidad del planeta, cada día se invoca más las acciones correctivas y de asistencia posterior a las catástrofes, con intervenciones asistencialistas en muchos casos temporales o provisionales, aumentando los cordones de pobreza y vida calamitosa de los colombianos.
Por ser este tema de mucho calado, hoy nos detendremos a analizar, como el uso de los derivados del petróleo de manera inconveniente, amenaza la humanidad a corto y mediano plazo.
Los derivados del petróleo y componentes suyos han permitido producir para el uso doméstico, de empaque, embace, de industrias y otros usos:
- Polietileno: Bolsas de plástico, láminas, contenedores, botellas, microesferas cosméticas, productos abrasivos, etc.
- PET. Polyester: Botellas envases, prendas de ropa, películas de rayos X, etc.
- Polipropileno: Electrodomésticos, muebles de jardín, componentes de automóvil, etc.
- Cloruro de polivinilo: Tuberías, y accesorios, válvulas, ventanas etc.
El afán de industrializar el uso de estos componentes aceleró de manera desmedida el uso multifuncional de estos, en particular para la producción de envases y empaques de un solo uso, lo que generó una acumulación de plásticos y polietilenos cuyo periodo de biodegradación supera los 120 años, aun con tratamientos especiales. Las grandes empresas especialmente las de alimentos, demandaron grandes y significativos volúmenes de empaque y embace en todas las latitudes del globo.
La producción de estos envases se inició a mediados del año 1950, mejorando industrialmente tanto el proceso como el uso y diseño de envases, al punto que para el año 2015 se alcanzaron cifras de 350 millones de toneladas año y acumulados de 8.3 billones de toneladas equivalentes al peso de unos 1000 millones de elefantes. Los fabricantes de bebidas producen 500 mil millones de botellas de plástico de un solo uso al año.
Los continentes y países con más producción de plástico en su orden:
- Asia: 33.0 millones de toneladas (Nafta 2018)
- América: 49.0 millones de toneladas
- Latinoamérica: 12.0 millones de toneladas
- Europa: 50.0 millones de toneladas
- África: 18.0 millones de toneladas
- Asia: 41.0 millones de toneladas
- China: 62.0 millones de toneladas
- Japón: 11.0 millones de toneladas
- Nórdicos: 7.0 millones de toneladas
Países con mayor participación:
- China: 9.9 millones de toneladas año.
- Alemania: 3.5 millones de toneladas año
- Italia: 1.9 millones de toneladas año
- Francia: 1.3 millones de toneladas año
- Reino Unido: 1.1 millones de toneladas año
En Colombia se registran históricos de producción del millón de toneladas año, de los cuales el 55% fueron envases y empaques en su mayoría requeridos por la industria de alimentos.
Lo sorprendente de estas estadísticas es que más de la mitad de los plásticos corresponden a embaces para alimentos y bebidas, los cuales por no poder disponerse en rellenos sanitarios, termina en fuentes hídricas, mares y océanos, afectando esta fuente de vida y de seres vivos; los plásticos tratados en los sitios de disposición final, generan situaciones complejas de impermeabilización en las curvas de nivel de descargue, que no permite la biodegradación sistemática, complicando su manejo y cumplimiento de las fichas técnicas exigidas. Se estima que un 76% de los envases terminan en basureros y un 24% en material para reciclaje.
Las soluciones a los crecientes problemas de la plastificación de mares y océanos, basureros y rellenos, no es precisamente el cobro de valores adicionales de impuestos, ni cobrar a los consumidores finales, los empaques; si se quiere algo definitivo se debe prohibir los envases de plástico y empaque de un solo uso y en su reemplazo volver a las industrias de vidrios y empaques biodegradables. Ahora que se busca un alimento nutritivo y cero chatarras, porque no prohíben las bebidas azucaradas que además de tener clientes en sus productos, se convierten en pacientes diabéticos, clientes para las casas farmacéuticas. Que despropósito con la humanidad.
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*Economista, Magister en Administración de Empresas, exconcejal de Bucaramanga, exdirector seccional UCC Bucaramanga, Asesor nacional de calidad UCC, Investigador Colciencias y Asesor de proyectos.