Por: Luis Carlos Heredia Ordoñez/ Las negras tormentas y malos olores que surcan los aires de 22 municipios de Santander, siendo causado principalmente por las nefastas decisiones que durante más de 30 años se han convertido en una emergencia sanitaria, ponen a nuestro departamento en la discusión y opinión pública nacional.
Y no es más que una temática sobre la importancia de involucrar, generar oportunidades, y especialmente, escuchar a los profesionales ambientales y expertos ambientales, que, desde las discusiones intelectuales y científicas, generen soluciones acerca de la disposición y manejo de los residuos sólidos en Colombia.
Pero la emergencia sanitaria en Santander, que tuvo como detonante la decisión de un juez de la república, que decidió cerrar el relleno sanitario El Carrasco, ha puesto en evidencia una de las más graves enfermedades sociales, que incluso puede llegar a ser mucho peor que la pandemia por Covid-19,
Recordando una frase qué decía uno de los grandes populistas del mundo durante el siglo 20: “Con humanidad y democracia nunca han sido liberados los pueblos”, Adolf Hitler.
Nombrar a un líder nefasto y protagonista de una de las épocas más oscuras de la humanidad, hablando de «humanidad y democracia», utilizando estas palabras de humanidad y democracia de una manera soslayada, han creado las peores tiranías y destrucción de las libertades y las ciencias para el bienestar de los seres humanos.
Palabras que como Hitler decía a los ciudadanos alemanes, hoy en día se usan para disfrazar discursos populistas, de humanidad y de ambientalismo. Por lo tanto, estos graves discursos con peligrosos, debido los efectos e impactos del populismo en las sociedades.
Actualmente con las graves crisis ambientales que vive el departamento, destacándose la explotación minera en el páramo de Santurbán, la construcción de la conectante C1-C2 en los cerros orientales de Floridablanca, los pilotos de fracking en la región del Magdalena Medio, el colapso del relleno sanitario El Carrasco y la contaminación del aire en la ciudad de Bucaramanga; se ha demostrado la justificación de todos los medios de lucha.
Hemos caído en interpretaciones sin argumentos y la justificación de acciones y decisiones que terminan en la pérdida de objetivos de ingeniería ambiental y sostenibilidad ecológica, se utilizan la difamación y el señalamiento, como arma ruin y terrorista para destruir los conceptos científicos y las discusiones intelectuales que deben darse frente a las soluciones de las problemáticas ambientales.
Estamos hablando del populismo ambiental, un tema que actualmente ha venido configurándose como uno de los grandes grupos criminales y que, en muchos casos, se ha venido organizando por medio de decisiones erradas e incluso una visión ignorante del manejo, proceso y administración del patrimonio natural, en dónde la utilización maquiavélica de los problemas ambientales para obtener réditos políticos, aplausos, y sobre todo, apostarle a tener curules y puestos públicos, ha sido el causante de todas las problemáticas ambientales que se han visto en nuestro departamento.
Es triste observar como estos populistas ambientales usan a incautos que creen en la conservación ambiental como una causa social importante, para, al fin de cuentas, utilizarlos en campañas electorales y no contentos con esto, propiciando el descrédito, el sabotaje, incluso llegando amenazas contra profesionales ambientales que durante años han venido trabajando y enseñando a las comunidades sobre la importancia de los ecosistemas y la importancia de nuestros recursos ambientales.
Hoy en nuestra columna hablamos del populismo ambiental, el aumento en el uso de los discursos ambientales sin razones técnicas y criterios técnicos y nos preocupa el silenciamiento de las decisiones y propuestas de soluciones a los problemas ambientales que se le vienen dando a los expertos y profesionales en la materia.
No se puede permitir que crezcan las montañas de basura en nuestro departamento, que surjan nuevos ríos contaminados por metales pesados y especialmente que surja un clan político que utiliza el medio ambiente como una caja menor para los votos y para ganar falsos protagonismos basados en la ignorancia y la manipulación de las personas que desconocen los temas ambientales.
Actualmente, con la emergencia sanitaria, se hace más que evidente y necesario, la consolidación de agremiaciones profesionales netamente de ingenieros y expertos ambientales que propongan e investiguen las soluciones a los problemas regionales.
Es inaceptable que el populismo ambiental y la necesidad de poder y protagonismo de algunos falsos líderes y de algunos falsos comités qué dicen «proteger el ambiente» se siga convirtiendo en una cacería de brujas, en una persecución y en una Gestapo política y social, que quiere pasar por encima de las razones y de la ingeniería.
Hoy más que nunca, y recordando las palabras del siempre genial Nicolás Maquiavelo, «hay tres clases de intelecto: el primero discierne por sí; el segundo entiende lo que los otros disciernen, y el tercero no discierne ni entiende lo que los otros disciernen. El primero es excelente, el segundo bueno y el tercero inútil».
No podemos seguir creyendo, como ciudadanos, que las discusiones ambientales deben pasar por grupos o comités de personas enceguecidas en fanatismos y resentimiento social que «no disciernen ni entienden lo que los otros disciernen», porque sencillamente nos seguirán llevando a nuevas emergencias ambientales como la que actualmente viven muchas personas en Santander con la disposición de los residuos sólidos.
Con ello, los ciudadanos debemos rechazar las acciones populistas de grupos, comités, personajes políticos y todos esos líderes sociales, que en los escenarios actuales de emergencia sanitaria han brotado como una primavera y han florecido en los campos de la opinión y con ellos, el discurso populista e ignorante y hasta antitécnico sobre las soluciones de gestión de residuos sólidos que permitan solucionar la emergencia sanitaria, así como otros problemas ambientales de Santander.
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*Tecnólogo ambiental, ingeniero ambiental.
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