Entre los objetivos del viaje está devolver el foco de la comunidad internacional a los conflictos que viven tanto este país como Sudán del Sur.
El papa Francisco aterrizó en el aeropuerto Ndjili de Kinshasa, la capital de República Democrática del Congo, en su viaje número 40, una visita de seis días que se prolongará hasta el 5 de febrero y que también incluye a Sudán del Sur.
Un mensaje de paz, lucha contra el cambio climático y respeto por el continente africano centran la atención en este viaje, que estaba planeado para mediados de 2022, pero que tuvo que ser pospuesto por las molestias de salud del pontífice.
Francisco, de 86 años, visita República Democrática del Congo (RDC) en un momento de recrudecimiento de la violencia en esta nación, principalmente en la frontera con Ruanda, donde más de cien grupos armados tienen presencia, entre ellos el Movimiento 23 de Marzo, o M23.
Los ataques en la región hicieron que se cancelara la primera escala del papa, que estaba prevista en Goma.
La zona es de particular interés económico debido a las minas de coltán, un mineral compuesto por columbita y tantalita, que es clave para la fabricación de teléfonos móviles, otros aparatos de comunicaciones y armamento moderno.
Se estima que unas 45 millones de personas, la mitad de la población de RDC, es católica, y la Iglesia goza de una importante influencia. Pese a ello, esta es la primera visita de un pontífice en 37 años a este país.
Un viaje para dirigir el foco sobre dos de los conflictos olvidados
Otro de los objetivos de este viaje, el quinto de Francisco al continente africano, es devolver la atención de la comunidad internacional a los conflictos que viven estas dos naciones, también asoladas por la pobreza, y que han quedado en el olvido, recientemente por la atención que ha requerido la guerra en Ucrania.
El pontífice ha sido enfático en que en la región persiste una «mentalidad colonialista» que hace que se considere a África como una zona que puede ser explotada, lo que ha generado una grave crisis humanitaria.
En una entrevista con la agencia Associated Press, el pontífice aseguró que «África está en crisis y sufre la invasión de los explotadores» y añadió que «necesitamos escuchar su cultura: dialogar, aprender, hablar, promover».
Además, la visita cuenta con una meta importante: analizar el futuro de la Iglesia católica en esta región, una de las pocas del mundo donde el número de fieles crece.
En RDC hay más de 6.000 sacerdotes, 10.000 monjas y más de 4.000 seminaristas, lo que constituye el 3,6 % del total mundial de jóvenes que se forman para el sacerdocio.
El evento principal del papa en Kinshasa será una misa, que se celebrará este miércoles en el aeropuerto de Ndolo. Se espera que unas dos millones de personas asistan al encuentro.