Por: Diana Ximena Carreño Mayorga/ Los trastornos por uso de sustancias son afecciones crónicas tratables de los cuales la gente puede recuperarse, pero el estigma que los rodea dificulta la búsqueda de tratamiento. Los trastornos por uso de sustancias son muy comunes y pueden afectar a cualquier persona, pero a menudo se entienden mal. Se estima que en 2024, 16% de las personas afectadas por esos trastornos informaron que no buscaron tratamiento porque les preocupaba lo que pensaría su comunidad.
El estigma se refiere a actitudes negativas sobre las personas basadas en sus características. También es posible que la gente tenga un “estigma interiorizado”, caso en el cual tiene creencias negativas sobre sus propios rasgos o características.
Al cambiar nuestra forma de hablar sobre la adicción se puede ayudar a reducir el estigma y aun a mejorar los resultados del tratamiento. Es importante entender por qué ocurre el estigma y cómo usamos las palabras para describir la adicción.
La adicción es un trastorno médico, no una falta moral.
La adicción es una afección de salud que puede mejorar con tratamiento médico. Sin embargo, durante gran parte de nuestra historia, los médicos y otros profesionales han visto incorrectamente la adicción como un defecto del carácter. Esto ha creado parcialidad entre los proveedores de atención de salud que pueden administrar un tratamiento inadecuado o dejar de administrar cualquier tratamiento a las personas con esos trastornos.
Desde 2013, cuando cambiaron las guías clínicas, la gente ha comenzado a decir “trastorno por uso de alcohol” en lugar de “abuso del alcohol” o “dependencia del alcohol”. La expresión “trastorno por uso de alcohol” también ha reemplazado a otras como “abuso de drogas”. En las guías más recientes se reconoce que el trastorno por uso de alcohol y el trastorno por uso de drogas son tratables, que su gravedad varía y que la gente puede recuperarse de ellos.
El cambio en el lenguaje médico es un buen punto de partida, pero el cambio de la mentalidad toma tiempo. Podemos ayudar al ser más conscientes de nuestra forma de hablar sobre la adicción.
El aprendizaje de un “nuevo” lenguaje sobre adicción toma tiempo.
Los cambios sencillos en el lenguaje pueden ayudar a reducir o a evitar el estigma perjudicial que rodea a los trastornos por uso de sustancias. Se necesita trabajar para desacelerar el uso de las palabras habituales y escoger las palabras correctas. Además, el lenguaje cambia constantemente y puede ser difícil saber qué palabras son útiles o perjudiciales en cada situación. Sin embargo, con la práctica, pronto hablaremos con fluidez.
En general, la mejor opción es emplear lenguaje en el que se nombra primero a la persona. Dejar que la persona escoja cómo desea que se le describa. Si no está seguro sobre las palabras que debe usar, pregunte. Está bien preguntar, pero respete la privacidad de cada persona. Tenga una mente abierta y muéstrese dispuesto a aprender. Sea amable con otras personas y consigo mismo y finalmente, señale el lenguaje estigmatizante cuando lo oiga.
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*Psicóloga del Programa de Diversidad Sexual y Población LGBTIQ+ de la Secretaría de Desarrollo Social, alcaldía de Bucaramanga.