Tres años y tres meses. Ese es el tiempo estimado que propuso el coronel Mamady Doumbouya, jefe de la junta militar que rige en Guinea desde el golpe de Estado del 5 de septiembre de 2021, para llevar a cabo una transición hacia un gobierno civil.
Mediante un mensaje televisado emitido a última hora del sábado, Doumbouya destacó que «de todas las consultas realizadas a todos los niveles desde el inicio de la transición con todos los componentes de la nación, con todos los guineanos dondequiera que estén, surge una propuesta intermedia de una duración consensuada de la transición de 39 meses».
La junta hizo público el viernes que había recibido «propuestas» en un foro «inclusivo» para desarrollar un proceso de transición entre 18 y 52 meses.
Durante su mensaje a la nación, el coronel Mamady Doumbouya también informó de que su propuesta de transición debería ser antes votada y aprobada por un Parlamento provisional conformado por 81 miembros, entre ellos, grupos de la sociedad civil, personalidades de distintos partidos políticos, patronales de empresarios, sindicatos y miembros de las fuerzas de seguridad.
El Frente Nacional para la Defensa de la Constitución (FNDC), principal bloque de la oposición guineana, rechazó enseguida las intenciones de Doumbouya, a quien, a través de un comunicado, acusaron de ser una “amenaza a la paz y unidad nacional” y de violar los preceptos de la Constitución.
La oposición guineana exige una transición inserta en un marco de diálogo inclusivo bajo la supervisión de la comunidad internacional, según recogió el portal local de noticias ‘Africaguinee’.
El recelo institucional para con el régimen de Doumbouya
La decisión del jefe de la junta militar fue anunciada tras la exigencia de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), que ya había marcado el día 25 de abril como fecha límite para que el Comité Nacional de Agrupación y Desarrollo, como se denomina formalmente a la junta militar, definiera un calendario «aceptable» para la transición.
Las autoridades de facto guineanas solicitaron «más tiempo» para presentar su hoja de ruta hacia un gobierno civil y atacaron las imposiciones del organismo a través de su portavoz Ousmane Gaoual Diallo, que dijo que «el gobierno guineano no actúa bajo las coacciones ni bajo el dictado de nadie».
Pero el incumplimiento del plazo (pues la propuesta fue presentada el día 30 de abril en la noche) puede suponer nuevas sanciones económicas, que se sumarían a las ya impuestas a los líderes del golpe por parte de la institución internacional africana.
La CEDEAO anunció también el envío de una misión a Guinea para obtener información de la situación del país con vistas a la celebración de una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la organización en el país.
A la espera del pronunciamiento de la institución luego del anuncio de Doumbouya, durante el mes de marzo la CEDEAO ya expresó su preocupación por el retroceso democrático en Guinea tras el golpe de Estado, lo que motivó a la organización internacional a exigir la fijación de un gobierno civil en un plazo de seis meses ante la negativa de la junta a anunciar la fecha de unas elecciones democráticas.
A colación de ese suceso, tanto la CEDEAO como la Unión Africana (UA) suspendieron la membresía de Guinea en sendos organismos.
El golpe que derrocó a Alpha Condé y alzó a Doumbouya
El 5 de septiembre de 2021, miembros del Grupo de Fuerzas Especiales del Ejército, liderados por el coronel Mamady Doumbouya, dieron un golpe de Estado que terminó con la captura y el derrocamiento del entonces presidente, Alpha Condé, el primer mandatario elegido mediante un procedimiento democrático en Guinea.
En octubre de 2020, el expresidente se presentó a un tercer mandato lleno de polémica, pues la segunda reelección no está permitida, en principio, por la Constitución. No obstante, Condé lideró una reforma constitucional en marzo de ese año para cambiar ese extremo con un resultado favorable de más del 90%, según los datos que se ofrecieron.
Poco a poco, Condé fue deteriorando su imagen como mandatario a través de políticas personalistas y con la aplicación de la mano dura desde las fuerzas de seguridad.
En septiembre de 2021, bajo el respaldo mayoritario de la sociedad civil, durante la asonada que gestó el golpe no sólo se depuso al entonces presidente, sino que las Fuerzas Especiales del Ejército también acabaron con el Gobierno del primer ministro Ibrahima Kassory Fofana y con la Asamblea Nacional. Entonces, se suprimió la Constitución y se cerraron fronteras.
El 17 de septiembre, el coronel Doumbouya se autoproclamó presidente de la República y nuevo jefe de Estado. Posteriormente, el 1 de octubre tomó posesión como líder de la transición y asumió el poder absoluto.
Entonces, Doumbouya argumentó que el golpe tenía por objeto crear los mimbres para forjar un Estado de derecho.
Tras el golpe, los jefes de Estado de la CEDEAO insistieron “en que la transición sea muy corta”, un extremo que no se ha cumplido por parte de la junta militar.
El de 2021 fue el tercer golpe de Estado en Guinea desde su independencia como país, que en octubre hará 64 años.