Lograr vacunas para todo el planeta en una pandemia que ya deja 3.237.107 personas muertas en el mundo es el desafío más urgente al que apeló este miércoles el G7. El grupo está conformado por Reino Unido, Alemania, Estados Unidos, Francia, Canadá, Italia y Japón.
«Nos comprometemos a trabajar con la industria para facilitar la fabricación ampliada a escala de vacunas, terapias y diagnósticos Covid-19 asequibles y sus componentes», dijeron los ministros de Relaciones Exteriores del G7 en una declaración conjunta después del primero de dos días de reunión en Londres.
De acuerdo con los cancilleres del G7, el proceso incluiría «promover asociaciones entre empresas y fomentar acuerdos de transferencia de tecnología y licencias voluntarias en términos mutuamente acordados».
Sin embargo, los ministros no llegaron a pedir una exención de los derechos de propiedad intelectual de las empresas farmacéuticas. Este miércoles, el Gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció que apoyará una propuesta para renunciar a las protecciones de propiedad intelectual sobre las vacunas contra el nuevo coronavirus, para facilitar su producción y alcance en otras regiones.
El G7 urge al respeto a los derechos humanos en Rusia y China
En otra de las principales conclusiones de la jornada, los representantes de las grandes potencias ocuparon gran parte del comunicado final a reprochar comportamientos de los gobiernos de China y Rusia.
Beijing fue llamado a “respetar los derechos y libertades fundamentales”. Los cancilleres aseguraron que están «profundamente preocupados por las violaciones y abusos de los derechos humanos en Xinjiang y en el Tíbet, especialmente los ataques contra uigures, miembros de otras minorías étnicas y religiosas».
De igual forma instaron a las autoridades a acabar los ataques contra los manifestantes prodemocracia, en Hong Kong.
Con respecto a Rusia, condenaron lo que describen como «comportamiento irresponsable y desestabilizador» por acumular tropas en la frontera con Ucrania y ejercer una «actividad cibernética maliciosa», campaña de desinformación y actividades de inteligencia maligna.
Si bien, el bloque no formuló acciones concretas contra ninguna de las acciones de Moscú o Beijing, su declaración pretendió demostrar un frente unido, de ideas afines, en medio del apoyo de un nuevo Gobierno en Estados Unidos al mando después de cuatro años de una preferencia al aislamiento y contra el multilateralismo bajo la Administración de Donald Trump.