Por: Reinaldo Pérez Flórez/ Cuando el hombre calcula sin hacer uso correcto de las palabras -lo cual puede hacer en determinados casos- y lo que pensó que iba a suceder no sucede, algunos lo llaman error de cálculo, pero si hablamos de tecnicismos y la persona es incomoda, se sale de control y sus acciones ya no pueden ser justificables, otros le llaman “falla en el sistema” y créanme, el alcalde Juan Carlos Cárdenas desde que asumió la administración supo que se iba a encontrar con varias fallas en el sistema.
El alcalde de la ciudad es un profesional que se sostuvo exitosamente por muchos años en el sector privado, donde todo gira en torno a las cosas bien hechas y según el interés particular de la empresa, ahora en la función pública hay un imperativo categórico, que está ligado a una ley natural común a todos los ciudadanos impresa en la razón, donde se puede discernir qué es lo bueno y lo malo para lo sociedad, quienes son buenos y deshonestos, solo se debe actuar en favor del interés general.
La cruda realidad la encontró el alcalde en su visita al Hospital local del Norte, se encontró nuevamente con un director del Isabu, que muchas veces estuvo seriamente cuestionado por el manejo de los recursos de la salud de nuestra ciudad, Juan Eduardo Durán, el mismo que acabó con las consultas especializadas en el Hospital Local del Norte y colapsó las del Hospital Universitario de Santander, gracias a la incapacidad de concretar un convenio interadministrativo con la Secretaría de Infraestructura de la alcaldía de Rodolfo Hernández, para agilizar las obras del centro de salud del barrio Kennedy.
Las declaraciones del Ingeniero Cárdenas no fueron las más entusiastas, habló de un ambiente laboral dedicado al servicio de la comunidad, habló de las grandes inversiones que se están haciendo, ojo, son cuantiosas, pero aún no se ven reflejadas en el servicio, hay inversiones en el centro de salud del Kennedy que tiene problemas de sismo resistencia y según las normas exigidas por el ministerio, las inversiones de dineros públicos deben ser acorde a esta normatividad.
Es cierto lo que dice el alcalde de la ciudad, los profesionales en salud de la planta del Isabu son profesionales que con mucho amor y mucha pasión, protegen la vida de los ciudadanos, ese fue el discurso para la opinión pública; pero como en mis columnas pasadas, fuentes cercanas al amo y señor de la vanidad administrativa, Juan Eduardo Durán, la realidad es otra, la época electoral ya pasó y no tiene que jugársela con ningún candidato, Juan Carlos Cárdenas ya es alcalde y no se la va a jugar con el despilfarro de los recursos (PIC), ni con la multiplicación de las obligaciones prestacionales de la planta de personal, que pueden dejar inviable la empresa. (Ver: Isabu, morgue de ambulancias)

Los resultados de la gestión pública se rajan gracias a su tiempo de ejecución, cuando estos exceden los plazos estipulado en los contratos estatales y lo del centro de salud del Kennedy es una vergüenza, pero hay cosas para el Ingeniero Cárdenas que no son justificables y no está dispuesto a asumir la defensa de lo indefendible, ¿qué paso con la morgue de ambulancias que tienen en el Hospital del Norte?
El alcalde al ver la decidía administrativa y que estos vehículos llevan más de un año al sol y al agua, sin chatarrizar, le hizo la correspondiente advertencia al amo y señor del “sí se puede”, situaciones imperdonables en el sector donde profesionalmente se hizo el alcalde de la ciudad.
Al parecer este Director, en esta administración, ya no tiene quien le escriba y tampoco quien lo defienda, la gente en la que confiaba son los mismos que constantemente lo han denunciado, escuchar al alcalde de la ciudad hablando de las inversiones hechas en los centros de salud deja muchas dudas, ¿sus asesores ya le contaron que parte de estas inversiones se están haciendo en predios que tienen problemas de titulación?, son los centros de salud de Pablo VI, Toledo Plata y ni hablar el de la comuna XIV, esto va en contra de los principios de economía y planeación de la gestión pública y recordemos que disciplinariamente esto es una falta gravísima, actuar en contra de estos principios, pero al parecer el único principio que conoce el (coach) del Isabu es el del “sí se puede”.
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