Por: Sandra Patricia Maldonado Leal/ El concurso de ortografía, realizado en el marco del evento Librópolis, contó con la participación de estudiantes de diversos programas, quienes demostraron luego de fase tras fases fueron avanzando a la final para demostrar su dominio del lenguaje escrito. Este evento no solo subrayó la relevancia de la ortografía y la gramática en la vida académica, sino que también destacó su impacto en el ámbito profesional. Con la presencia de invitados especiales y una ceremonia de premiación, el concurso se consolidó como un espacio para fomentar la excelencia en la escritura, una competencia que es cada vez más valorada en el mundo laboral.
El evento Librópolis fue mucho más que un simple concurso; fue una celebración de la lengua y de la capacidad de los estudiantes para comunicarse de manera precisa y correcta. La ortografía, a menudo subestimada en la era de la autocorrección digital, sigue siendo un indicador de profesionalismo y atención al detalle. Una redacción impecable no solo transmite claridad, sino también respeto por el lector, ya sea en un correo electrónico, un informe académico, o un documento legal.
Los invitados especiales, entre ellos destacados escritores y embajadores colombianos, poetas, artistas culturales, y académicos, compartieron con los estudiantes la importancia de cuidar la ortografía como una herramienta que abre puertas en el ámbito laboral. Una ortografía correcta puede ser la diferencia entre ser seleccionado para un puesto o ser descartado, especialmente en profesiones donde la comunicación escrita es fundamental, como el periodismo, el derecho o la educación.
Evidentemente con la reciente experiencia en el concurso de ortografía organizado durante el evento Librópolis no solo dejó en evidencia las limitaciones actuales en el dominio de la ortografía entre los estudiantes universitarios, sino que también puso en el centro de la discusión un problema más profundo: la deficiente formación en lectura y escritura que estos jóvenes recibieron durante su educación básica y media. El deterioro de las habilidades fundamentales de lectura, escritura y comprensión lectora en los estudiantes que llegan a la universidad es alarmante, y no podemos ignorar el rol que han jugado los colegios en esta crisis.
¿Está fallando la educación básica y media?
La ortografía y la gramática, que deberían ser pilares en la educación desde los primeros años de escolaridad, se han convertido en habilidades casi opcionales. Los estudiantes llegan a la universidad con una base deficiente en estas áreas, y las consecuencias son evidentes: una comprensión lectora pobre, una escritura llena de errores, y una incapacidad para expresarse con claridad y precisión. Esta situación no es solo un fallo del estudiante, sino un reflejo de las carencias en el sistema educativo que debería haber formado estas habilidades desde la infancia.
En los colegios, la enseñanza del español, lejos de ser prioritaria, parece haber sido relegada a un segundo plano. ¿Dónde están los docentes que deberían estar inculcando el valor de la ortografía y la correcta escritura? ¿Se están realizando suficientes dictados y ejercicios de redacción en las aulas? La respuesta, lamentablemente, parece ser negativa. La falta de rigor en la enseñanza del idioma ha llevado a generaciones de estudiantes a depender de correctores automáticos y de un lenguaje simplificado por la tecnología.
Ahora bien, no es una sorpresa que el avance de la tecnología y el uso masivo de celulares han exacerbado aún más esta situación. Mientras que las TICs tienen el potencial de ser herramientas educativas poderosas, su uso indiscriminado y sin control pedagógico ha contribuido a la minimización del lenguaje. Los estudiantes, acostumbrados a escribir en abreviaturas y con errores en sus dispositivos móviles, trasladan estas prácticas al ámbito académico, sin recibir una corrección adecuada. La autocorrección automática de los dispositivos ha generado una falsa seguridad, dejando a los estudiantes sin la necesidad de aprender o recordar las reglas gramaticales básicas.
La reacción de muchos estudiantes durante el concurso de ortografía en Librópolis fue reveladora: la mayoría se mostró temerosa, insegura y consciente de sus limitaciones. Este temor no es infundado. Los estudiantes son conscientes de que sus habilidades en este aspecto son insuficientes, y el hecho de enfrentarse a una competencia que exige precisión y conocimiento los deja expuestos. Esta situación debería ser un llamado de atención para los educadores y para el sistema educativo en su conjunto.
La responsabilidad de esta crisis recae en parte en los docentes de español en los colegios, quienes tienen la misión de formar a los estudiantes en estas competencias básicas. Sin embargo, parece que la presión por cumplir con otros contenidos del currículo ha llevado a que se desatienda la enseñanza rigurosa del idioma. La pregunta es inevitable: ¿están los docentes de español realmente comprometidos con su rol de guardianes del lenguaje? Si se están haciendo dictados, ejercicios de redacción y análisis de textos en clase, los resultados no se ven reflejados en la habilidad de los estudiantes que ingresan a la universidad.
La respuesta de las universidades: Más allá del aula
Ante este panorama, es fundamental que las universidades tomen un rol activo en corregir estas deficiencias. Por eso, es absoluto que las instituciones de educación superior no solo inculquen concursos de ortografía como los realizados en Librópolis, sino que también implementen diagnósticos de lectura y escritura desde los primeros semestres. Estos diagnósticos permitirían identificar las debilidades en las competencias lingüísticas de los estudiantes y ofrecer programas de refuerzo personalizados para asegurar que todos adquieran las habilidades necesarias para el éxito académico y profesional.
Además, la realización de eventos académicos que promuevan la lectura, la escritura y el debate, como Librópolis y Ulibro, debe convertirse en una práctica regular en las universidades. Estos eventos no solo motivan a los estudiantes a mejorar sus habilidades, sino que también crean una cultura de excelencia en la comunicación escrita. A través de talleres, concursos y conferencias, las universidades pueden desempeñar un papel crucial en la elevación del nivel lingüístico de sus estudiantes, preparándolos mejor para los retos del mundo profesional.
Los estudiantes que participaron en este evento han dado un paso importante hacia la excelencia comunicativa, una habilidad que les abrirá muchas puertas en su carrera profesional. Y las instituciones de educación superior como Unidades Tecnológicas de Santander, sólo aplausos de felicitación; por pensar en el futuro profesional de sus estudiantes, inculcando que; la ortografía y la gramática, son componentes esenciales de la comunicación escrita, y que juegan un papel crucial en el entorno laboral, académico, personal y familiar.
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*Administradora de empresas, especialista en Gerencia de Mercadeo, especialista en Docencia Universitaria, magister en Gestión Pública y de Gobierno, candidata a Doctora en Administración Gerencial.