Por: Carmen Elisa Balaguera Reyes/ Qué difícil es ver la cara de la moneda del lado que no queremos ver, eso está sucediendo en todos los rincones de nuestra geografía colombiana.
Algunos periodistas queriendo lanzar salvavidas en la tarea de bajarle el tono a lo que conocemos hoy como la batalla campal en trincheras donde los bandos no se ponen de acuerdo. En una cadena radial presentaron una propuesta para escuchar las voces en el twitt que se estableció: #LeReconozcoA y #RenuncioA.
Pero lo que se ha visto son mensajes que no ayudan a bajar el tono de tantas discusiones y versiones de lo que nos está sucediendo.
Han transcurrido decenas de años en que las políticas públicas se convirtieron en solo papeles que aguantan toda clase de contribuciones a la corrupción.
Pero hablar de combatir la corrupción desde cualquier esquina es una tarea difícil de hacerlo, pues vemos en uno y en otro campo de la batalla, que los principios y valores se han perdido indudablemente.
Gobernantes que deberían ser el ejemplo de honradez y de ética, son los primeros que han resultado salpicados por tantas fechorías; nos preguntábamos, ¿hasta cuanto aguantaría este pueblo tanta desfachatez?
La desesperanza y la tristeza en la que se encontraban las nuevas generaciones fue el caldo de cultivo para que la revolución de los Ninis saliera a relucir.
Hablar y hablar de esa generación era la noticia diaria durante los últimos años un problema de jóvenes que no tienen ninguna oportunidad, ni trabajan ni estudian. Según un estudio del Banco Mundial: “El camino que lleva a ser Nini, sobre todo entre hombres, es la deserción escolar temprana para empezar a trabajar, seguida del desempleo”, dice el estudio. Este es tal vez uno de los problemas más complejos a los que debe enfrentarse el Gobierno Nacional, pues la situación económica de muchas familias colombianas obliga a los hijos a abandonar la escuela para empezar a trabajar, muchas veces en la informalidad (acrecentando otro problema) o delinquiendo asociándose a bandas criminales, redes de microtráfico o delincuencia común.
Se encuentra que, en América Latina de los doce millones de mujeres, ocho siguen viviendo con sus padres y no están buscando trabajo. El resto, han formado un nuevo hogar y ya tienen hijos, y en la mayoría de los casos no están buscando empleo. Los hombres constituyen solo una tercera parte del segmento de población nini, casi todos ellos siguen viviendo con sus padres y cerca de la mitad está buscando trabajo activamente”.
Se plantea que, para mejorar la calidad de vida de estos, sería el verdadero acceso a la educación con subsidios y becas, informando de manera clara cuales son los beneficios que recibirían para incentivar sus habilidades académicas, técnicas y las aptitudes sobre las carreras que selecciones, de otra parte, la generación de empleos y apoyo al emprendimiento juvenil.
En Colombia en el Distrito Capital se estableció a finales del mes de abril “La Estrategia Reto: 1.500 jóvenes ‘Ninis’ (que ni estudian ni trabajan), que viven en situación de vulnerabilidad social y económica en Bogotá. Inician proceso para recibir Quinientos mil pesos” para que tengan oportunidades de educación, ruta de empleo, aprovechamiento del tiempo libre, apoyo a emprendimientos, fortalecimiento de organizaciones juveniles,
Dicha inducción se ha denominado curso de ‘Agentes Comunitarios de Prevención’ y se realizará en diferentes localidades de Bogotá. Para 2021. Los y las jóvenes que participan son parte de la ‘Estrategia Reto’, iniciativa de la Subdirección para la Juventud en la SDIS.
Excelente iniciativa, ojalá sea imitada por muchas administraciones ya que en los últimos que han sido tan aciagos para muchos de nosotros, contemplamos miles de jóvenes a lo largo y ancho del país, participando de manera fuerte y permanente en la reivindicación de sus derechos; los Ninis mezclados con otros jóvenes de universidades y centros educativos, demandando lo que el Estado les ha ofrecido en cada administración y les ha sido negada o entregada en poquísimo porcentaje.
Una de las cosas que me llamó poderosamente la atención fueron las palabras que encontré en un medio internacional, de un video grabado en una olla comunitaria, donde un muchacho decía: “Por estar participando en las marchas he podido tomar sopa todos los días, porque en mi casa no hay nada para comer”.
Un Nini que ha ingresado al ejército de jóvenes que no tenían nada que perder, en el caldo de cultivo de las manifestaciones que se suscitan hasta poder tener consolidado un país para todos.
Las políticas públicas deben ser acompañadas de acciones que redunden en el beneficio de los que más necesitan y ojalá en poco tiempo ese porcentaje de los denominados Ninis haya bajado considerablemente.
*Socióloga.
Correo: celisabreyes2008@hotmail.com
Twitter: @celisabalaguera