Por: Reinaldo Pérez Flórez/ La libertad de pensamiento de los habitantes de un territorio, hace parte del piso social de una democracia, cuando los dirigentes de ese territorio vulneran esa libertad, la soberanía del Estado y sus habitantes se concentra en los representantes de la Nación, los factores reales de poder saben que es mucho mejor lograr que las personas a través del miedo, entreguen sus libertades, en vez de arrebatarla; si el gobierno arrebata esas libertades, la ciudadanía se subleva y la recupera, es por eso que a los gobiernos autoritarios les encanta tener el control estratégico de estas libertades, la libertad que tienen la ciudadanía para pensar e informarse.
En 1888 se implementó en nuestro país la famosa etapa de la regeneración, que venía con un paquete legislativo encabezado por la recordada Ley de los Caballos, Ley que le dio el control al ex presidente Rafael Núñez de la acción comunicativa del Estado, ellos tenía el control de la imprenta, que era el equivalente al espectro de los actuales canales de televisión, el decidía que noticias se podían imprimir, la injuria y la calumnia era castigada con la expropiación de bienes y el destierro del acusado, tener el control de la información, les permitió gobernar por más de un siglo, bajo el régimen del articulo 42 y 121 de la constitución de 1886, este último artículo le daba un piso constitucional a los famosos y recordados estados de excepción.
En el año 2002, en el primer discurso que dio el entonces presidente de la republica Álvaro Uribe Vélez, se comenzaba a implementar una política criminal donde su pilar fundamental eran los resultados presentados por parte del pie de fuerza del Estado, una ruta de procedimiento con la que se comenzó a escribir un de las páginas más oscuras de las fuerzas militares en nuestra historia reciente, los falsos positivos, el imperativo categórico lo dio en ese discurso, “las Fuerzas Militares tendrán que utilizar cualquier medio a su alcance para llegar a tiempo, repeler los ataques y mostrar resultados en su lucha contra los grupos armados ilegales”.
“El fin justifica los medios”, después de que Colombia viviera el conflicto armado más largo en Latinoamérica, hubo una deshumanización de la función pública, el dialogo nacional estaba directamente relacionado con la lucha y los actores de ese conflicto armado interno en nuestro país, conflicto armado interno que ese gobierno se negó a reconocer, una política criminal resultadista no se podía dar el lujo de reconocer las atrocidades de este conflicto, menos a sus víctimas. Pero para que esta política no fuese solamente discurso, se implementó una acción comunicativa donde la información que se veía en la mayoría de los medios de comunicación debía ser institucionalizada he instrumentalizada, la imagen y favoralidad de ese gobierno así lo manifiestan.
Gracias al proceso de paz que el gobierno nacional firmo con las extintas Farc, la ciudadanía, líderes sociales y víctimas del conflicto armado, pensamos que había cesado la negra noche, pero los “disparos a la paz” fueron golpes de opinión, que lograron dejar la implementación de los acuerdos de paz, en manos de un gobierno nuevamente autoritario, experto en manejar la opinión pública, y el piso emocional de la ciudadanía. La política criminal del Estado, pilar de las políticas de Gobierno, han sido un factor negativo para la implementación de los acuerdos, los resultados son lamentables, 347 líderes sociales asesinados, el 52% asesinados en los dos primeros años del gobierno Duque.
Al parecer esto aún no ha terminado, esta semana el Ministro de Defensa Carlos Holmes Trujillo, el máximo responsable de la cartera del pie de fuerza del Estado, envió un mensaje para nada alentador por su cuenta de Twitter, que nos devuelve a la época de la regeneración del expresidente Rafael Núñez, a la deshumanización e irresponsabilidad del ex presidente Uribe al incentivar a las fuerzas armadas a “utilizar cualquier medio”, que trajeron como consecuencia los falsos positivos; el jefe de cartera dijo en su cuenta que “Ya es hora que los calumniadores paguen sus penas en la cárcel”, otra flagrante invitación a que se multipliquen nuevamente los falsos positivos, pero esta vez en contra de periodistas y formadores de opinión.
El gobierno Duque no solo quiere tener el control de la acción comunicativa del Estado, igual como lo hizo Rafael Núñez en 1885, saben que gracias a esa misma acción comunicativa nos han endosado un miedo eterno, a un enemigo como en el caso de las Farc, que ya no existe. Después de tanto oscurantismo social, ahora somos testigos del renacimiento de una era fascista en nuestro país falto de memoria, ¿de qué me hablas viejo? Es la pregunta que se formula tan madurezco gobierno, ante vulneración de tan sagradas libertades.
*Abogado, Especialista en Derecho Constitucional y Especialista en Derecho Administrativo.
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