Cuba decide este domingo en un referéndum si aprueba o no el matrimonio igualitario y la gestación subrogada, dando a la oposición al Gobierno de Díaz-Canel la oportunidad de expresar su desacuerdo con las políticas actuales.
Los llamados a las urnas son ocho millones de personas, mayores de 16 años, que podrán ir a votar de forma voluntaria y secreta. Esta es la primera vez, desde la revolución, que una ley podrá ser decidida por el pueblo.
De ser aprobado, el código de la familia permitirá el matrimonio entre personas del mismo sexo y que las mujeres puedan gestar hijos de otra persona, con la condición de que no haya intercambio de dinero. La nueva ley incluye la adopción de niños de parejas sin importar el sexo y reconoce los derechos de los padres no biológicos.
Si en las urnas gana el sí, Cuba sería el noveno país de América que permite esta clase de uniones, así como lo hace Brasil, Costa Rica, Ecuador, Colombia, Uruguay, algunos estados de México, Chile y Argentina.
Las votaciones se dan lugar en medio de la crisis económica que vive la isla y el descontento por cierta parte de la población por la política unipartidista, que lleva en el poder más de 63 años, que ha ocasionado que muchos, en masa, intenten emigrar del país caribeño.
El Gobierno, que ha promovido esta ley, podría ver una sorpresa en las urnas, ya que el voto podría servir para expresar que su desacuerdo con las políticas generales, así la nueva normativa les favorezca.
Para el académico cubano de la Universidad de Holy Names en California, Arturo López-Levy, esta sería la oportunidad para “que el gobierno pague por la crisis», y “para mostrar aprobación o desaprobación».
Según los cálculos el “Sí” se llevaría la mayoría de los votos, mientras el “No” sacaría un 25 o 30%.
Hace tres años, la nueva Constitución, que también fue sometida al voto popular, se aprobó con el 78%, siendo este uno de los índices más bajos de aprobación que ha recibido el Gobierno desde 1959.
El código de la familia, un cambio de política de exclusión
Desde 1975, la ley cubana define como matrimonio la unión de un hombre y una mujer, artículo que intentó cambiar Díaz-Canel en la aprobada Constitución de 2019, pero los grupos más conservadores, como las iglesias, se opusieron.
Para intentar cambiar la norma se creó el nuevo código de la familia, que es el que está listo para ser votado en las urnas este domingo. El presidente se refirió al nuevo escrito como «la esperanza de miles de personas marcadas por dolorosas historias de exclusión y silencio. Seres humanos que han sufrido y sufren los vacíos de nuestras leyes. El 25 de septiembre yo voto Sí».
Las personas LGBTIQ+ han sido tradicionalmente excluidas por una sociedad tradicionalmente machista. De hecho, en 2010, el Gobierno admitió que la revolución los había oprimido por considerarlos desviados, tanto así que eran enviados a campos de trabajo forzado y algunos al exilio.
Según el Gobierno, se hicieron reuniones en toda la isla para promover la iniciativa que pasaría con el 50 % de los votos, y el mismo lunes entraría en vigor.
El periodista independiente cubano Maykel González Vivero, afirma que cree «que cualquier espacio de derechos que consigamos, que le arranquemos al Gobierno, cualquier islote de libertad que podamos conquistar, vale la pena».
En la misma línea la directora del Centro Nacional de Educación Sexual, Mariela Castro, dice que «quienes van por el ‘No’ se están haciendo daño a sí mismos y a sus familias y a las futuras generaciones familiares. Están haciendo daño a las personas que quieren, porque este es un código muy avanzado, muy revolucionario».
Entre los poderosos opositores al nuevo código está la Iglesia católica cubana, que sostiene, como es su tradición, que «es un derecho del niño tener un padre y una madre».