Por: Javier García Gelvez/ En el país de las cortinas de humo nos hemos enfrascado en discusiones triviales en las que los únicos afectados serán como siempre los más pobres de la región; espectáculos tan deprimentes como la sacada de chiritos entre la Vicky y Hassan, el estrambótico caso del “Sugar Plane”, la innovadora propuesta del bloque de búsqueda para atrapar a los corruptos digna de un “Oscar” por sus impolutos creadores, la bulla armada por el anunciado fracaso de una arbórea selección de futbol juvenil, el descerebrado ataque de una ministra hacia los profesionales de la ingeniería de sistemas y una serie de acontecimientos que sumergen a nuestro pueblo en un letargo dialectico improductivo que lo abstrae de temas más profundos como la migración de los hermanos venezolanos a nuestro país.
Pretendo en este espacio ilustrar en pesos colombianos lo que nos cuesta a todos los coterráneos el paso descontrolado de los hermanos venezolanos hacia Colombia, estas palabras no contienen un ápice de xenofobia; todo lo contrario, las abordo con sentimiento de solidaridad y aprecio por la situación que los obliga a emigrar de su tierra natal en contra de su voluntad.
Culturalmente los venezolanos guardan muchas semejanzas con los colombianos, si la migración venezolana fuera en las épocas florecientes del hermano país, sería un boom poblacional muy fácil de aprovechar. Todo sería distinto, seriamos como la Argentina de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, estaríamos aprovechando la extraordinaria migración venezolana porque prácticamente no tendríamos leyes laborales, de modo que no existirían reglas para contratar o despedir a alguien, se crearían normas permisivas en temas de inversión extranjera y sobre todo, no tendríamos un estado benefactor que cargara con los costos de la migración.
Diariamente se observa en la frontera el paso desbordado por trochas, puentes y ríos de ciudadanos venezolanos a nuestro país, afectando cada vez más las finanzas del pueblo colombiano.
En el 2019 en una de sus acostumbradas alocuciones el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, manifestó que se trataba de un choque temporal, que habían llegado a Colombia 1,2 millones de migrantes venezolanos y que para atenderlos se necesitaban 5 billones de pesos por año.
El gobierno de Colombia recibió en Washington 31,5 millones de dólares que socios del Banco Mundial donaron para atender la migración venezolana. Carrasquilla fue claro y dijo que eso es prácticamente migajas a comparación de lo que el Estado colombiano necesita para hacerle frente al problema migratorio. Sus cálculos son de 1500 millones de dólares, que corresponden a los 5 billones de pesos que se requieren.
Carrasquilla fue contundente en sus apreciaciones: el resto del dinero (los más de 1400 millones de dólares adicionales que necesitan para atender a los venezolanos) tendrán que salir de los impuestos de los colombianos. Es decir, más de 0,5 % del PIB, se tiene que destinar a atender a los migrantes.
No es en vano que Carrasquilla últimamente ha salido a los medios a manifestar que, ante la masiva migración de venezolanos, el comité encargado de establecer la regla fiscal decidió que el margen de deuda para el 2020 cambiara del 2,2% a 2,3 % del PIB.
Es evidente que los cálculos le fallaron al ministro de hacienda al estimar la migración como un problema temporal, y si el gobierno sigue pensando así Colombia podría terminar muy mal. ¿Cómo sabe el ministro que es temporal? Si Maduro no abandona el poder el desplazamiento de venezolanos a Colombia aumentará drásticamente y a mi modo de ver y con las salidas en falso de Duque; el régimen encuentra su mejor argumento para continuar en el poder hasta in saecula saeculorum.
Incluso el mismo ex Canciller colombiano Carlos Hollmes Trujillo considera que para el 2021, si Maduro no ha salido del poder, podrían llegar a Colombia 4 millones de venezolanos (además de las cifras actuales). Y el costo de atender las demandas sociales de esa población, según cálculos del Gobierno, podría superar los 26,6 billones de pesos (8600 millones de dólares).
Con este panorama, se necesitarían tres reformas tributarias para que con los impuestos de los colombianos se pudieran obtener los recursos necesarios para atender los migrantes venezolanos, dicho de otra forma y a modo de ejemplo hipotético, cada colombiano mayor de 18 años tendría que aportar $1.261.333 pesitos para los hermanos venezolanos.
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