En la mañana del Lunes Santo las cosas se empezaron a poner color de hormiga en un apartamento de un sector exclusivo del área metropolitana de Bucaramanga luego de que el señor de la casa se enfundó un delantal.
La señora Adriana Angulo veía todos los días partir a su amado Germán Torres Prieto para su trabajo. Bien tieso y bien majo, con pantalón largo, camisa planchada, corbata a la moda, sin sus infaltables gafas y sin un cabello fuera de lugar.
Antes de salir le plantaba su beso y le pedía que no fuera a infringir las normas de tránsito. Torres Prieto cumplió con esa rutina por varias semanas hasta que le hicieron cambio de luces en un semáforo.
Molesto por esa circunstancia pasó de ser Director de Tránsito a ser El Renunciante. Doña Adriana feliz de tenerlo todos los días en casa lo apachachaba y le hacía los arrumacos respectivos. Él, muy juicioso, se dejaba hacer.
En los últimos días Germán ya no salía mucho. Desde el once de marzo le pusieron pico y placa a los mayores de treinta y cinco, así que se la pasaba todo el día feliz en la casa leyendo el portal de Corrillos!
Un día de comienzos de abril su celular empezó a bailar como loco, parecía que convulsionaba. Como le gustaba tener el móvil en vibrador, para no molestar con el ruido, se intrigó porque su celular parecía convulsionar.
Y es que decenas de mensajes empezaron a llegar. Parecía que el coronavirus se había tomado el celular porque ronroneaba como una pantera. Intentó responder, sin leer los miles de mensajes, quiso escribir: ¡Oh! ¿y ahora quién podrá defendernos?
Pero no pudo. El administrador tomó el mando. En la pantalla se reflejaba un mensaje, ¡cuidado! cuando escribe el director, todos leen, nadie comenta, nadie escribe, nadie objeta.
La cosa no parecía grave porque si el director, Juvenal Bolívar Vega, escribía, era porque seguía presente. Mientras el director esté, nada pasa, porque nadie hace fiesta. Cuando el director no está los otros hacen fiesta.
Germán se sentó. Acarició el celular y le quito el vibrador. Ya estaba caliente, el celular, de tanto vibrar. Empezó a leer los mensajes y enseguida respondió, sí, acepto. Y ese sí lo primero que le valió fue ponerse un delantal. Después sabría el por qué.
Pero más que eso, lo siguiente que vio fue una lista, en donde él estaba incluido: 1. Juvenal Bolívar. 2. Alex Bayona. 3. Antonio Chaparro. 4. Edwin Pacheco. 5. Wendy Serrano. 6. Leonardo Vásquez. 7. Mauricio Olaya. 8. César Hernández. 9. Magda Amado. 10. Fredy Garzón.
¡Wow! ¿Hasta El Denunciante? Está aquí y le tocó el diez. ¿Qué lista más exclusiva?, dijo impertérrito. O sea sin mucha sorpresa, aunque encantado con los nombres que encontraba. Siguió leyendo.
11. Andrés Martínez. 12. Ronald Picón. 13. Gustavo Herrera. 14. Diego Lozada. 15. Daniel Corzo. 16. Laura Jaimes. 17. Diego Jaimes. 18. Fabián Maldonado. 19. Fredy Chinchilla. 20. Germán Torres.
Y justo cuando empezaba a pensar en su situación jurídica, porque dijo: ¡vaya! Por falta de abogados en este grupo no nos podemos quejar. Justo y de buena manera apareció el que dice Adriana que es de ella, es decir Germán Torres.
Sin el Prieto, pero algo le decía que era él. En el área no son muchos los que se llamen Germán. Aunque no faltará quien diga que conoce a diez. Pero para la muestra un broche para cerrar bien, porque en esta lista solo hay un Germán y es El Renunciante de Tránsito.
Calmada la emoción de Germán por estar en la lista, como cuando a uno le dicen ganó bono vital y tiene el 35 por ciento en descuentos para la entrada al Parque García Rovira… bueno no tanto, pero así.
Prefirió seguir con la lista y leyó 21. Ana María. 22. Claudia Fernández. 23. Javier Valdivieso. 24. Ludwing Mantilla. 25. Carlos Roberto (debe ser Ávila porque tampoco hay muchos Carlos Roberto en Santander, aunque no faltará el que dice que conoce a tres con ese dúo).
26. Holger Díaz. 27. Germán Orduz Cabrera. 28. Carolina Higuavita. 29. Laura Cristina Gómez. Con el número 29 y a distancia la lista se cerró.
Para quien gusta de los detalles truculentos, no sobra decir que durante la conformación de la lista muchos metieron baza, es decir la cucharada, para decir, hay póngale este reto a Luis. Que Matías vaya al viaducto y grite fuera el Covid. Que Juan salga a la calle cuando no le toque.
En fin los de esas fantásticas ideas le tuvieron miedo a la invitación de Corrillos! y no aceptaron el reto, argumentaron las bobadas que ustedes ya saben que uno dice cuando no quiere, como por ejemplo yo, que dije que me daba miedo. Yo no estoy en esa lista, aunque dijeron que el premio era súper.
Contados los pormenores, El Reto Corrillos!, porque así se llama toda esta historia comenzó con Juvenal Bolívar Vega, quien retó a Germán Torres Prieto. Cumplido el reto, Torres retará a quien desee y en este caso escogió a Javier Valdivieso. Cuando Valdivieso cumpla el reto escogerá a la persona que reta y así sucesivamente, hasta que el último reta a Bolívar, el que retó a Torres.
Por tus palabra los conoceréis, dice en algún frontón de alguna iglesia o de algún palacio, no recuerdo bien. Lo cierto es que esa frase se me vino a la mente cuando Bolívar retó a Torres.
Le dijo el Director de Corrillos!: reto a Germán a que prepare el desayuno a la familia y que ella misma le califique. Si le gustó le da un abrazo y si no le gustó que le saque un comparendo por mal cocinero. Y de ello hace un video.
Germán se levantó muy temprano. Coordinó con su señora a quien le pagaría los servicios de camarógrafa para el reto. Se vistió con pantalón corto y camiseta con su color favorito, el azul. Encima un delantal que le cubría desde el cuello hasta más abajo de la rodilla. No se le veían las piernas.
Del libro de cocina escogió para sorprender a doña Adriana la receta número 47C. En las indicaciones decía, entre otros asuntos, que requeriría de concentración, albergaba un nivel de dificultad controlado, pero que de lograr el propósito encantaría a todos sus comensales.
El rimbombante nombre de la receta decía ser “Tortillas con jamón y queso, leche y cafecito”, que no pueden faltar.
Con unas manos blanquísimas comenzó la tarea. Prendió los fogones, extendió el carburante y manos a la tortilla. Al final se sentaron Adriana y Germán a desayunar. Antes de morder, la cinta terminó. Luego de un salto apareció Germán y dijo que retaba a Javier Valdivieso, el hombre de las fotos, tiene 24 horas para cumplir su reto y entregar el video al director de Corrillos! el autor intelectual.
Germán Torres Prieto escribió a sus admiradores: “Al principio pensé que era una idea aburridora, pero haciendo y grabando me daba era risa, pues me lo gocé y ojalá se distraigan burlándose, pero lo mejor fue que me quedó bueno el desayuno. Y quédense en casa ”.