Ayer volvió a escalar la tensión en Ecuador luego de que se reavivara la crisis penitenciaria que aqueja al país sudamericano, donde hay superpoblación de reos y algunos son miembros de distintos carteles de narcotráfico, lo cual promueve una disputa territorial que se cobra decenas de víctimas.
Esta vez fueron al menos 68 las personas privadas de su libertad que murieron en la penitenciaria de Guayaquil, la más conflictiva que está en el suroeste del país, y más de dos docenas quedaron heridas, según anunció Pablo Arosemena, gobernador del Guayas.
El portavoz del Gobierno ecuatoriano, Carlos Jijón, afirmó por la noche que la situación estaba «controlada», y apuntó que en los operativos participaron 900 policías, mientras que los militares mantenían controles en las afueras del recinto carcelario. El funcionario añadió que se estaba reuniendo con grupos de derechos y con las Naciones Unidas para gestionar la situación.
Una matanza por el control del pabellón
En rueda de prensa Pablo Arosemena contó que este enfrentamiento se provocó en el pabellón dos, donde viven alrededor de 700 detenidos. Por su parte, el general de la Policía, Tanya Varela, detalló que se desató porque las bandas dirimen el liderazgo de ese sector luego de que un cabecilla saliera en libertad hace unos días.
«El contexto de esta situación es que no había un líder de la banda que tiene este bloque de celdas porque hace unos días ese preso fue liberado», precisó Arosemena. «Otros bloques de celdas con otros grupos querían controlarlos, entrar y hacer una masacre total».
Según pudieron constatar las autoridades las escenas vividas en el interior de la prisión fueron de una violencia extrema. Los vídeos en las redes sociales supuestamente publicados por los detenidos les mostraban suplicando ayuda para detener la violencia, mientras sonaban disparos y explosiones de fondo.
La Policía intervino con gases lacrimógenos para neutralizar a los reos, aunque estos llegaron a disparar armas de fuego en el interior e incluso hicieron detonaciones explosivas. Dentro de la cárcel también se registraron varios incendios de materiales tóxicos que pudieron terminar con la vida de algunos de los presos.
En solidaridad con los reclusos de Litoral, los presos de al menos dos otras cárceles en las provincias de Azuay y Cotopaxi se negaron a comer en una huelga de hambre el sábado, dijo la autoridad penitenciaria SNAI en Twitter.
#ATENCIÓN | Informamos que en aparente muestra de solidaridad con internos del #CPLGuayas Nº1 (ex Penitenciaría), por los sucesos de este viernes, los internos del #CPLAzuay N°1 se negaron a ingerir alimentos desde esta mañana, es decir sus dos comidas desayuno y almuerzo. pic.twitter.com/35UVJiznOB
— SNAI Ecuador 🇪🇨 (@SNAI_Ec) November 13, 2021
El sábado por la tarde, decenas de personas se reunieron frente a la prisión esperando noticias de sus seres queridos.
La Fiscalía del país andino es la encargada de abrir las investigaciones para aclarar las posibles causas y los culpables de esta nueva masacre penitenciaria que, de nuevo, afecto al centro penitenciario de Guayaquil.
Crisis de violencia en las cárceles ecuatorianas no cesa
Este episodio vivido no es el más grave de las últimas semanas. El 28 de septiembre, esta misma prisión vivió el motín carcelario más grande de su historia reciente en el que 119 presos fueron asesinados con una violencia extrema.
Este es un llamado de atención a las instituciones del Estado ecuatoriano, en especial a la Corte Constitucional. Necesitamos herramientas constitucionales idóneas para proteger a la población, recobrar el orden en las cárceles y luchar contra las mafias que se lucran del caos.
— Guillermo Lasso (@LassoGuillermo) November 13, 2021
2021 ha sido el año más violento en la historia de las cárceles de Ecuador debido a sucesivas reyertas que las autoridades no han sabido frenar a pesar de la militarización de estos centros de privación de libertad y de la declaración del estado de excepción.
El 23 de febrero fue la primera de ellas. En esta fecha al menos 80 reclusos murieron en tres cárceles distintas en la provincia de Guayas, una crisis atribuida a la lucha interna de bandas por mantener el control. En este primer motín ya se atisbaron los primeros signos de violencia extrema que luego se repetirían en el resto, como son las decapitaciones masivas de muchos de los asesinados.
La cuestión carcelaria ha sido una de las mayores crisis a las que se ha enfrentado la administración del conservador Guillermo Lasso, que ha advertido del aumento exponencial de la criminalidad y la peligrosidad en su país durante los últimos meses.
En septiembre, Lasso declaró el estado de emergencia en el sistema penitenciario durante 60 días, lo que liberó los fondos del gobierno y permitió la asistencia militar en el control de las prisiones. El sábado, el presidente pidió a la corte constitucional que permitiera a los militares entrar en las prisiones, en lugar de proporcionar sólo seguridad externa. Sin embargo, el tribunal respondió en un comunicado que la solución a la crisis penitenciaria requerirá algo más que medidas de emergencia temporales.