Por: Fredy Chinchilla/ La pandemia del Covid-19 ha sido para la humanidad un verdadero tormento y apelando a la frase que se hizo viral en redes sociales, “el tormento tuyo soy yo”, ha puesto a millones en un verdadero estado de paranoia, al punto que hay personas que llevan cinco meses literalmente encerradas y casi aisladas del mundo, esto demuestra uno de los graves efectos que este suceso ha impactado a millones.
Lo anterior es solo uno de los muchos aspectos que ha afectado la vida de los seres humanos impactando la subsistencia. Y no se requiere ser economista o algo que se le parezca para darse cuenta de esto, también como el hambre ya es un tema de gravísimas repercusiones y que según expresan expertos se agravará aún más.
El eje central sobre el que se concentrará el presente escrito tiene como foco el mostrar de forma clara, las gravísimas equivocaciones en las decisiones, que, desde el gobierno nacional, en cabeza del presidente de la republica Iván Duque Márquez y su ministro de salud, Fernando Ruiz Gómez, viene tomando especialmente los últimos dos meses de toda la crisis producto de la pandemia.
Muchos ciudadanos del común afirmarán que esto no es culpa de ellos, que es una enfermedad impredecible y cualquier otro argumento que pretenda defender la gestión gubernamental, pero el que no sabe es como el que no ve. Esto tiene como base un aspecto concreto y tiene que ver con uno de los protocolos tempranos o iniciales para el Covid-19 que existen en esta materia. El cual es, de forma específica, el o los protocolos farmacológicos determinados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que, a la luz de los hechos, ha sido responsable del fallecimiento de miles de personas en el mundo.
En Italia, como ya es conocido, asumieron una actitud de rebeldía frente a la OMS en lo que tiene que ver con varios protocolos, incluyendo los farmacológicos.
En estos meses han surgido diversos tratamientos que han demostrado una efectividad extraordinaria en relación con el tratamiento y la cura de esa terrible enfermedad, pero que por absurdos tramites, procedimientos, temores y toda una serie de aspectos en la toma de decisiones, la tragedia de muerte y desesperanza ronda a millones de seres humanos en el mundo, producto de una obediencia ciega por parte del gobierno nacional de Colombia frente a la OMS, que debido a sus desaciertos ha quedado en entre dicho y además desprestigiada al punto que Estados Unidos se retiró oficialmente de esta muy maltrecha organización y cuya credibilidad ya está puesta en duda.
No se entiende como el gobierno colombiano ante una realidad tan abrumadora y el desprestigio del ente rector de la salud en el mundo continua obedeciendo ciegamente tales lineamientos y no asume -por lo menos desde el punto de vista farmacológico- las decisiones y tratamientos que frenen el avance de la enfermedad donde miles de ciudadanos terminen en cuidados intensivos, asumiendo un alto riesgo de muerte, con la tragedia que esto conlleva para las familias de los fallecidos y la inhumanidad de no poder despedir dignamente a sus seres querido que en muchas ocasiones los fallecidos terminan siendo tratados no muy dignamente.
Surgen preguntas que el gobierno nacional deberá responder en relación con este tema.
¿Cuántos muertos tendremos para que obliguen a las entidades de salud a proveer el tratamiento que salve vidas de las afectaciones del Covid-19?
¿Por qué razón el gobierno colombiano no se ha rebelado contra una parte de los protocolos de la OMS, como se hizo en Italia, salvando vidas?
¿Cómo, a pesar de la evidencia y la existencia de tratamientos que salvarían miles de vidas del Covid-19, nuestro gobierno no ha tomado decisiones en obligar a las entidades de salud a actuar consecuentemente y salvar vidas?
¿Por qué razón, si los médicos de entidades públicas y privadas de salud están autorizados para recetar diversos medicamentos y tratamientos para lidiar satisfactoriamente con esta terrible enfermedad, no lo están haciendo?
¿En las entidades de salud públicas o privadas hay algún veto soterrado para que sus médicos no formulen medicamentos que lleven a superar con éxito y especialmente en etapas tempranas el Covid-19?
¿Existiendo medicamentos adecuados para tratar la enfermedad y de bajo costo -permitidos y autorizados por el Plan Obligatorio de Salud (POS)- no se están formulando por parte de los médicos tratantes?
¿Se justifica el criterio errado de ciertos galenos, sabiendo que existen tratamientos y medicamentos efectivos para superar la enfermedad y no los estén formulando?
¿Qué responsabilidad tendrían el presidente de la república, el ministro de salud, gobernadores, alcaldes, autoridades de salud sean estas públicas y privadas, lo mismo que los propios médicos tratantes por tanto fallecimiento ante un errado proceder?
¿Estaríamos presuntamente frente a un genocidio por omisión o por erradas decisiones de toda la línea de mando en materia de salud?
Estas preguntas quedan para ser respondidas por autoridades en materia de salud y los ciudadanos del común cuestionen si así lo quieren a quienes tienen tan importante responsabilidad.
Queda claro el titánico esfuerzo que un ejército de profesionales de la salud está haciendo por salvar vidas, aun a riesgo de perder la propia y que ya se cuentan por cientos los fallecidos entre médicos, personal de enfermería, entre otros.
Finalmente, que la sensatez y el buen juicio sea el que oriente las decisiones de los responsables de salvar vidas, en especial los médicos, pues sea el juramento hipocrático el que defina sabiamente sus decisiones y sin dejar de lado la gran responsabilidad que también les asiste a millones de ciudadanos en nuestro país.
*Ingeniero de mercados, docente universitario, asesor empresarial y capacitador.
Twitter: @fredy_asesor