Uno de los líderes opositores más reconocidos, Jaouhar Ben Mbarek, fue detenido en medio de la ola de arrestos contra personas contrarias al Gobierno de Kaïs Said. Lo mismo ocurrió con Ghazi Chaouachi, otro prominente contrario al líder del Ejecutivo.
Jaouhar Ben Mbarek, una de las figuras más importantes dentro de la coalición opositora Frente de Salvación Nacional de Túnez fue detenido el viernes alargando la lista de miembros pertenecientes a la oposición tunecina y críticos a la forma de gobierno del mandatario Kaïs Said que han sido arrestados en los últimos días.
Asimismo, el hijo del férreo opositor Ghazi Chouachi informó del arresto de su padre por parte de la Policía a última hora de del viernes.
El Frente de Salvación Nacional ha sufrido la mayoría de arrestos en los últimos días: el pasado miércoles 22 de febrero también fueron detenidos Chaima Issa e Issam Chebbi, miembros destacados de la coalición, y Ezzeddine Hazgui, padre de Mbarek y un reconocido activista de izquierda en Túnez.
Esta coalición se opone a las políticas de gobierno lanzadas durante el último año y medio por Said, que han sido ampliamente criticadas por sus tintes autoritarios por buena parte de la comunidad internacional.
Los cargos presentados contra estas personas son los mismos: sospecha de organizar una banda para conspirar contra la seguridad interna del Estado. Un mantra que también se ha repetido en detenciones anteriores durante este mes de febrero.
Ola de arrestos contra opositores en febrero
Estas tres detenciones son solamente una continuación de lo iniciado por Said y su Administración el pasado 11 de febrero. Las detenciones iniciales se prolongaron durante cuatro días y apresaron al menos a nueve personas, entre ellas cinco opositores o críticos de las autoridades, dos jueces, un empresario y el director de una emisora de radio. Todos siguen detenidos, incluido un juez que se encuentra recluido en un hospital psiquiátrico.
Las figuras de la oposición arrestadas en esos días incluyen a Khayam Turki y Abdelhamid Jelassi, sacados de sus hogares el 11 de febrero. Ambos fueron arrestados en nombre de una ley antiterrorista cuestionada y polémica en torno a sus garantías; como denuncian varias ONG, esta no protege adecuadamente contra el abuso del detenido. Los arrestados pueden estar bajo custodia policial durante 15 días sin conocer sus cargos y no pueden ver a un abogado durante los primeros dos días, plazos no aceptables en un sistema democrático común.
Según han podido relatar sus abogados, los dos miembros opositores han sido interrogados sobre supuestos nexos y reuniones con ciudadanos de Estados Unidos. Además. Jelassi fue cuestionado sobre las declaraciones críticas que hizo a los medios sobre la implementación de medidas extraordinarias por parte del presidente Saïd en julio de 2021, que Jelassi calificó de «golpe».
En un discurso televisado el 14 de febrero, el presidente Saïd se refirió sin nombrar a los arrestados como “terroristas” y “traidores” y los señaló, antes de ser acusados formalmente por un tribunal, de “conspiración contra la seguridad interna y externa del Estado”
Saïd se otorgó poderes extraordinarios el 25 de julio de 2021 y anunció que asumiría la supervisión de la acusación pública.
Durante estos días, además de las detenciones, se han abierto investigaciones a figuras tan reconocidas como Rached Ghannouchi, líder del partido islamista Ennahda, que tiene cinco causas contra él y tiene que acudir a los tribunales para responder sobre ellas.
«Saïd persigue a sus críticos con total impunidad»
El organismo internacional más crítico con lo sucedido en estas semanas en Túnez es la ONG Human Rights Watch, que a través de su directora en ese país, Salsabil Chellali, afirmó que «el mensaje en estos arrestos es que si te atreves a alzar la voz, el presidente puede hacer que te arresten y denunciarte públicamente mientras sus secuaces intentan construir un archivo en tu contra basado en los comentarios que hiciste o con quién te reuniste».
“Después de ponerse a cargo de la acusación y despedir a los jueces a diestra y siniestra, el presidente Saïd ahora persigue a sus críticos con total impunidad”, concluyó Chellali.
Human RIghts Watch publicó un informe recopilando lo que la organización entiende como “violaciones” a la democracia perpetradas en los últimos meses.
Túnez vivió un proceso democrático tras la Primavera Árabe del año 2011, un movimiento de protesta que tumbó al régimen de Ben Ali y que trajo elecciones libres a la nación norteafricana. Sin embargo, este cambio político no fue acompañado de progreso económico y a la crisis generalizada se sumaron una serie de inestabilidades políticas derivadas del enfrentamiento entre los partidos que lideraron esa revolución y, especialmente, recelos al ascenso al poder de partidos islamistas, como los Hermanos Musulmanes.