Por: Claudia Acevedo Carvajal/ En la realidad contemporánea, las relaciones amorosas han ocupado un lugar central en la vida de las personas y han socavado su bienestar emocional y autoestima. Al mismo tiempo, dado que las expectativas culturales sobre el amor y la intimidad están influidas por los medios de comunicación y la narrativa romántica mediática, es difícil lograr un interés genuino en una persona y adherirse a una relación sana.
Muy a menudo, caen en los patrones de ansiedad y codependencia que no solo dañan la relación en sí misma, sino que afectan profundamente la salud mental de quienes la forman. En el mundo moderno, muchos creen que para interesar o enamorar a una persona, es necesario seguir ciertas estrategias o “tácticas” que a menudo se basan en la manipulación emocional o en la proyección de una imagen falsa para atraer la atención. Aunque si bien esta actitud a corto plazo puede surtir algún efecto, es poco probable que tales relaciones sean duraderas y tengan una sólida base emocional.
Desde una perspectiva crítica, No es necesario proyectar una imagen de perfección o un ideal romántico para interesar a alguien. Es crucial fomentar la confiabilidad genuina basada en la sinceridad.
La autenticidad, como la incorporación de sus fortalezas y sus vulnerabilidades, crea una relación más genuina y significativa. En última instancia, ambas partes, en la relación permiten que las máscaras se caigan y la persona, no la visión, se conozca por completo. La autenticidad de este tipo permite que dos personas se conecten, en realidad más allá de la superficialidad de la atracción. La cultura de la apariencia nos llena de imágenes deformadas de lo que atraer y enamorarse de alguien significa.
Necesitamos una nueva narrativa sobre lo que al hacerlo implica, centrada en la conexión emocional y el respeto mutuo y se necesita para extender ese interés más allá de lo físico y lo superficial. La ansiedad de relación, vinculada a la inseguridad de un individuo sobre si su pareja está interesada y comprometida, es una forma común de ansiedad en las relaciones de pareja. Conduce a comportamientos de control, manipulación y dependencia emocional desarrollados para asegurar la presencia del otro.
Sin embargo, se logran construir un patrón, en la base del cual yace la inseguridad y la ansiedad. Para una persona que experimenta ansiedad, una característica distintiva en la psicología son los estilos de apego ansioso y ambivalente: la persona necesita constantemente sentirse segura y tiene miedo del abandono. Esta dinámica no es solo dañina para el «soporte vital» del fenómeno, sino que para él, todo el tiempo es abrumador, resulta ser desdeñada y obstruida.
Algo en lo que debemos pensar y reflexionar es en preguntarse por la fuente de la ansiedad, y esta se puede relacionar la baja autoestima y poca autoconfianza, La cual se convierte en busca de validación externa se dice como un yo superficialmente psicológico que lista la escala de motivos. Otro percibe una solicitud constante para confirmar su valor, se convierte en una carga, causa rechazo.
Para romper este ciclo, la persona ansiosa también debe trabajar en su autoconciencia y aceptación, es decir, aprender a experimentar su propio bienestar y establecer fronteras claras. Solo la persona completa y segura es capaz de entrar en una relación sin convertirse en una fuente de estrés y ansiedad.
Otra tendencia negativa que aparece en la relación de la pareja es la codependencia, caracterizada por una dependencia emocional patológica. En este caso, una o ambas personas sienten que su vida y valía dependen del otro; esto crea una dinámica de poder destructiva. Los individuos codependientes sacrifican sus deseos por complacer a la pareja, lo que los hace fragmentar su identidad y autonomía.
Además, la codependencia, al igual que la ansiedad en las relaciones, a menudo augura de experiencias tempranas de apego o de traumas emocionales no resueltos. Las personas que han aprendido que la aprobación de los demás es lo único que les garantiza el amor y el afecto, caen fácilmente en dinámicas codependientes en sus relaciones de pareja. Como ya se mencionó, no solo es malo para la relación, sino que destruye la autoestima y la autoconfianza de los participantes.
Considero que es imprescindible cambiar la forma en que la sociedad idealiza al amor en su conjunto. La gente piensa que el amor significa la entrega total y el sacrificio, lo que es erróneo. La clave es volverse a definir el amor y la intimidad no como la fusión de dos personas sino como una unión de dos personas autónomas que no pierden la identidad cuando están juntas. La independencia emocional no significa frialdad o desapego, sino la capacidad de ser autosuficiente y, a la vez, compartir una relación enriquecedora sin perder la propia esencia.
Estrategias para construir vínculos saludables: ahora bien, para poder evitar estas dinámicas de ansiedad y codependencia y lograr que una persona nos interese tal como debe ser, necesitamos desarrollar estrategias que promueva una relación signada por la igualdad de condiciones, el respeto mutuo y el crecimiento personal. Algunas de esas estrategias son:
– Fortalecer la autoestima: la base para que no permita que nos enganchen en relaciones tóxicas es el autoconocimiento, que es la base de la autoaceptación. Es decir, una persona que se sienta valiosa no anda buscando con urgencia llenar un vacío emocional para completarse a través de otro ser humano. Es indispensable trabajar en el amor propio para poder hacer relaciones desde un lugar de plenitud y no de vacío.
– Establecer límites: una relación sana se caracteriza por el reconocimiento de los límites de cada persona. Es decir, la persona se conoce y sabe qué necesita y qué quiere, simplemente, no está dispuesta a traicionar esos valores por miedo a perder la relación.
– Fomentar la Independencia y la Autonomía: La independencia emocional y la autonomía son elementos clave de cualquier relación sana. Ambos deben poder tener interacciones para ellos mismos, perseguir intereses individuales y mantener una identidad que no gire exclusivamente en torno a la relación. Esta es una de las maneras más efectivas de asegurarse de no convertir su relación en una fuente de ansiedad o estrés.
– Comunicación Asertiva: La comunicación es clave para evitar el conflicto. Expresar sus propias emociones y necesidades sin recurrir a la manipulación o el control es vital para una en que las personas se atreven a ser francas y acogedoras.
La generación de interés en una persona y la construcción de una relación saludable y auténtica va más allá de las estrategias superficiales. Debe centrarse en la autenticidad y la salud emocional.
Asimismo, se debe trabajar en uno mismo antes de involucrarse en una relación, y esta debe basarse en los cimientos de la autoestima, la independencia y el respeto mutuo. Aunque las dinámicas de ansiedad y codependencia pueden ser comunes, no son inevitables.
A través de la autoevaluación, el trabajo terapéutico y la vinculación intencional, es posible desarrollar relaciones que no dependan de la necesidad o el miedo. Por el contrario, responden a una elección mutua de crecer y construir una vida armoniosa y equilibrada juntos.
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*Psicóloga, Magister en Psicología Jurídica y Forense Técnica en Investigación judicial y criminal.
LinkedIn: Claudia Acevedo