Por: Javier Antonio Rojas Quitian/ Por estos días la mayoría de colombianos nos encontramos emocionados por la participación de nuestra delegación de 70 deportistas, que con mucho orgullo y pundonor han defendido nuestra bandera en la realización de los juegos Olímpicos, realizados en la ciudad de Tokio.
Aunque venimos de nuestra mejor participación en la historia de los juegos Olímpicos, que tuvo lugar en Rio de Janeiro en el 2016, en donde obtuvimos 8 medallas, tres de ellas de oro, no existe expectativa en esta oportunidad de superar esta marca, entre otras razones porque la delegación de este año es casi la mitad de la que participó en Brasil y la pandemia afectó considerablemente la preparación de nuestros deportistas, aún así, esto no es razón para dejar de alentarles y sentir alegría y orgullo por su esfuerzo.
Ahora bien, que nuestros deportistas den todo por su bandera, no quiere decir que realmente el país haga los méritos para exigir buenos resultados a quienes nos representan, pues la mayoría de atletas están allí gracias a su esfuerzo y dedicación y no al apoyo y acompañamiento del Estado colombiano.
La historia de la mayoría de deportistas de alto rendimiento, en nuestro país, está marcada por las limitaciones económicas, austeridad, falta de apoyo para educación y sostenimiento, entre otras dificultades. Y es que bastó con ver esta semana a nuestra representante Yeni Arias, quien no alcanzó el podio en la categoría pluma femenina de boxeo y destrozada anímicamente mencionaba, como su sueño era ganar una medalla para pagar el tratamiento médico de su padre.
Que una deportista de tal nivel, que quedó a un paso de ganar medalla olímpica para nuestro país, no tenga un seguro médico con el que atiendan a su padre, deja en evidencia las dificultades y necesidades que tienen que vencer nuestros deportistas para abrirse paso, y si eso ocurre a ese nivel, no quiero ni pensar las limitaciones de los jóvenes que apenas están empezando y no cuentan ni con el reconocimiento de los medios de comunicación.
El deporte en Colombia está consagrado en la constitución de 1991 como derecho social, reconocido como gasto público social, considerado como condición esencial para dignificar la vida de las personas por cuanto contribuye al mejoramiento de la calidad de vida, y catalogado como indicador de desarrollo social y humano; aun así el deporte no es una prioridad en la inversión pública, como lo es por ejemplo la defensa nacional o la educación, desconociendo la capacidad que las prácticas deportivas tiene para estimular a los jóvenes, haciéndolos disciplinados, competitivos y con más capacidad de relacionarse.
Aunque debemos reconocer que el estado ha avanzado en la política de apoyo al deportista y con la creación reciente del Ministerio del Deporte, se incrementan los recursos para la estimulación de la práctica de más disciplinas deportivas, Colombia debe seguir trabajando e invirtiendo en una política pública deportiva que se esmere por la construcción de escenarios deportivos acorde a la necesidades y las especificaciones técnicas actuales, de la mano con un proceso de sostenibilidad y de formación de los deportistas, donde éstos encuentren la solvencia y la tranquilidad; para ser realmente competitivos a nivel profesional. Es realmente incoherente que una política sea premiar económicamente a quien gana una medalla, si no se les ayuda a los deportistas a prepararse para ganarlas, Colombia tiene talento, lo que hace falta es apoyo, se requiere de un proceso que entienda el deporte como una inversión y no como un gasto.
Esta semana que termina, nuestra pesista Mercedes Pérez Pineda, no logró levantar el peso suficiente que le diera un lugar en el podio y entre lágrimas, en medio de su nobleza pidió perdón al país por no ganar la medalla olímpica, no Mercedes, perdone usted a Colombia, porque seguramente es mucho más lo que usted ha hecho por nuestro país, que lo que el país le ha apoyado, ya con su esfuerzo y con el de sus compañeros hemos vibrado de emoción, muchas gracias, por favor no se rindan sigan adelante.
Cuentan con todo el respeto y admiración del pueblo de Colombia, gracias por entregar su esfuerzo para llevar los colores de nuestra bandera a lo más alto y a los lugares más distantes del mundo. ¡Ya son Campeones olímpicos!
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*Exalcalde de Sucre (Santander), Administrador de Empresas, Especialista en Gestión Pública y Magister en Políticas Públicas y Desarrollo.