Por: Holger Díaz Hernández/ “Comer es una necesidad, saber comer es un arte”: La Rochefoulcauld.
La palabra obeso, proviene del latín “obedere”, que significa sobre comer, o comer en demasía. Cada año mueren unos dos y medio millones de personas como consecuencia de enfermedades secundarias a ese acumulación o exceso de grasa en el organismo y uno de los tratamientos en boga desde los años 50s del siglo pasado, han sido las cirugías bariátricas.
La obesidad es una enfermedad crónica que requiere tratamiento continuo y para la cual se han probado decenas de manejos, fallidos en la mayoría de los casos. Lo ideal sería lograr bajar de peso con dietas bien llevadas pero el problema fundamental es que el paciente obeso disfruta maravillosamente comer.
Las cirugías bariátricas deberían ser la última opción en la conducta terapéutica de los pacientes con obesidad grave, que amenace la vida del mismo y utilizarse solo cuando fracasen el resto de tratamientos. Tienen como función alterar de manera estructural la anatomía gastrointestinal de manera que se afecte la ingesta y absorción de los alimentos.
Por lo general se utilizan dos técnicas: el bypass gástrico, que reduce el tamaño del estómago y lo deriva a la porción del intestino delgado llamado yeyuno, cuyo resultado es reducir la absorción de los nutrientes y al ser más pequeño el estómago el paciente se llena más rápido y come menos. La otra técnica es la llamada manga gástrica, donde se retira una parte del estómago, siendo esta última menos invasiva. Ambas producen en corto tiempo descenso importante del peso del paciente.
En Colombia se realizan más de 20.000 cirugías de este tipo al año y se calcula que el 70% son mujeres, los resultados generalmente son positivos en el sentido de la disminución de las complicaciones cardiovasculares derivadas como hipertensión o diabetes, pero al mismo tiempo generan grandes problemas médicos a un porcentaje de las personas operadas.
Los principales efectos secundarios que pueden ocurrir en los días siguientes pueden ser: sangrados, infecciones o perforación estomacal. La mortalidad por la cirugía es muy baja aproximadamente del 1%.
Pero en el mediano y largo plazo los problemas que más afectan son la desnutrición y anemias crónicas o la osteoporosis por mala absorción de los nutrientes y de las vitaminas, además de afecciones psíquicas y mentales que han llevado a que en los últimos años se hayan creado asociaciones y redes virtuales anti-cirugías bariátricas.
Son cientos de miles los pacientes intervenidos quirúrgicamente por obesidad que hoy rechazan estos tratamientos por la afectación importante que han tenido en sus vidas.
El manejo de estos tiene que ser multidisciplinario, incluyendo médicos, psiquiatras, psicólogos, nutricionistas, fisioterapeutas y deportólogos, entre otros.
“Nadie es gordo de aguantar hambre”: Dicho popular.
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*Médico cirujano y Magister en Administración.