En la noche entre el 1 y 2 de junio de 2019, Stephan Ernst mató de un tiro en la cabeza a Walter Lübcke en la terraza de su casa. El político presidía el consejo del distrito de Kassel (oeste del país) y era conocido por defender la política migratoria de Angela Merkel durante la crisis de 2015. Una línea decidida por la canciller que generó tensiones en el país y se tradujo en manifestaciones en su contra y el auge de la extrema derecha.
El político de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) había declarado en un acto público que quien no apoyara el derecho al asilo y a la ayuda humanitaria a los refugiados, haría bien en abandonar el país. Estas afirmaciones le valieron abucheos y más tarde amenazas de muerte y acoso.
El juicio contra Ernst se desarrolló bajo extremadas medidas de seguridad además de cumplir con las restricciones por cuenta de la pandemia. Este jueves 28 de enero, la Audiencia Territorial de Fráncfort lo declaró culpable en máximo grado de asesinato por motivos ultraderechistas. El principal acusado se dijo arrepentido de su acto.
Además de este crimen, a Ernst también se le culpa del intento de homicidio de un refugiado sirio a quien hirió de gravedad con un cuchillo en 2016.
Con esta máxima pena se evita que el condenado pueda pedir una revisión de esta, o su conmutación por libertad vigilada a los 15 años de reclusión.
A la par, también fue juzgado Markus H. por complicidad. Este fue condenado a un año y seis meses de libertad vigilada por violación de leyes de armas ya que fue él quien le suministró la pistola a Ernst. Una pena que tanto la viuda como los hijos de la víctima esperaban que fuera mayor. Ambos condenados militaron por años en las filas de la extrema derecha alemana.