Por: Laura María Jaimes Muñoz/ Es una realidad que aunque el ser humano lo tenga todo, siempre quiere más y en cada paso que logra escalar o mejor obtener lo que buscaba quiere más de lo que ha logrado, por esta razón Abraham Maslow formula en su teoría una jerarquía de necesidades humanas y defiende “que conforme se satisfacen las necesidades más básicas los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados” lo que quiere decir que somos incansables y que nada nos satisface.
Por ejemplo: si observamos a nuestro alrededor podemos darnos cuenta de que efectivamente cuando logras comprar ese automóvil que soñabas tal vez modelo 2015, pasa un corto tiempo y es cuando empiezas a pensar que mejor quieres uno modelo 2019 o 2020, y empiezas a soñar y nuevamente luchas por comprar ese nuevo auto, pero con el tiempo definitivamente no es suficiente y así con cada cosa o cada proyecto.
Por eso vemos a muchos políticos que ya no quieren ser alcaldes, ahora quieren ser presidentes, sobre lo que han hecho no interesa, simplemente ¿cómo pueden llegar? a cuantas personas pueden manipular y utilizar a su conveniencia, con dinero, poder y estrategia es suficiente arma para lograrlo, eso sí, agregando la necesidad de fuerza insatisfecha lo cual es suficiente motor.
El Círculo del noventa y nueve, es un tema para reflexionar donde cuenta la historia de “un rey quien vivía muy triste el cual tenía un sirviente que se mostraba siempre feliz, le servía siempre con sonrisa en su cara y su actitud hacia la vida, era serena y alegre…”
“… Un día el Rey le preguntó: ¿Cuál era el secreto de su felicidad? Y el sirviente le dijo: no hay secreto, no tengo razones para estar triste. Su Alteza me honra permitiéndome atenderlo. Tengo a mi esposa y a mis hijos viviendo en la casa que la corte nos ha asignado, estamos vestidos y alimentados, y además Su Alteza me premia de vez en cuando con algunas monedas que nos permiten darnos pequeños gustos. ¿Cómo no estar feliz?”
“… El rey no lo podía creer pues el sirviente vivía feliz así, entonces fue cuando llamó al más sabio de sus asesores y le preguntó: – ¿Por qué él es feliz? -Majestad, lo que sucede es que él está por fuera del círculo…. Esta noche pasaré a buscarlo. Debe tener preparada una bolsa de cuero con noventa y nueve monedas de oro”.
“Así fue… El sabio guardó en la bolsa un papel que decía: <<Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no le cuentes a nadie cómo lo encontraste>>. El sirviente leyó la nota) … El rey y el sabio se acercaron a la ventana para ver la escena. El sirviente había tirado todo lo que había sobre la mesa, dejando sólo una vela… Sus ojos no podían creer lo que veían: ¡una montaña de monedas de oro! el sirviente las empezó a contar, pero solo pudo llegar a ¡noventa y nueve monedas de oro! Su mirada recorrió la mesa primero, luego el suelo y finalmente la bolsa.
“… Tomó papel y pluma y se sentó a hacer cálculos. …Hizo cuentas: sumando su salario y el de su esposa, reuniría el dinero en siete años. ¡Era demasiado tiempo! Pero ¿para qué tanta ropa de invierno?, ¿para qué más de un par de zapatos? En cuatro años de sacrificios llegaría a su moneda cien. Desde ahí nunca volvió a hacer el mismo sirviente sereno y feliz…”
Ahora bien, lo que no se puede comprender es ¿por qué no es feliz con las 99 monedas de oro que tiene?
Definitivamente no es suficiente, “Maslow se describe a menudo como una pirámide que consta de cinco niveles: los cuatro primeros niveles pueden ser agrupados como «necesidades de déficit (primordiales); al nivel superior lo denominó «autorrealización», «motivación de crecimiento», o «necesidad de ser». “La diferencia estriba en que mientras las necesidades de déficit pueden ser satisfechas, la necesidad de ser es una fuerza impelente continua”.
Por esta razón podemos ver personas con una posición económica inalcanzable pero aun así no están satisfechos, precisamente porque esta necesidad de fuerza sigue ahí, claro está que si le agregas los valores y principios necesarios pueden perpetuarse en el poder para saciar su necesidad, pero con el objetivo de servir y dejar huella que favorezca al pueblo.
El problema es cuando de valores y principios poco, ahí es cuanto estos personajes hacen lo que sea por continuar con su fuerza y proceden a hacer lo que les toque hacer, pasan por el que lo toque pasar o peor aún prestan su nombre para lo que haya que hacer, sin darse cuenta de que lo importante esta de lado.
Es así y en consecuencia existen las clases sociales y las enormes injusticias pues mientras unas familias cambian los pisos de su casa cada año, otras no tienen para las necesidades básicas-y esto no tiene nada que ver con la izquierda o la derecha, orientaciones políticas de nuestro país- ¡esto se trata de personas!
¿Pensemos si estamos en el circulo? Así tengamos que dejar de lado lo importante…
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