Por: Magda Milena Amado Gaona/ Los días pasados no vuelven por ello en materia de administración pública el gerente público debe caminar con cuidado a razón que en sus manos está la gran responsabilidad de liderar el desarrollo social, económico y ambiental de una comunidad. Los errores tanto pequeños como grandes siempre impactaran en los derechos de cada ciudadano. Razón más que suficiente para ser responsables tanto el elegido como quienes eligen a los mandatarios locales.
En el Municipio de Bucaramanga la mayoría de ciudadanos junto con un grupo político denominado la Liga de forma hábil moldearon un candidato casi perfecto para continuar con la administración de la ciudad sin corrupción y enfocándose en retomar el rumbo del desarrollo del Municipio. Sus objetivos disminuir pobreza e inseguridad, aumentando inclusión social, mejoramiento infraestructura, en conclusión, un fin optimizar todos los indicadores que se encuentran en descenso.
Dicho candidato logro ser el Alcalde de Bucaramanga. La ciudad se encontraba feliz por tan majestuosa elección. Al final todos los ciudadanos tanto los que votaron como los que no por Juan Carlos Cárdenas Rey depositaron su confianza y esperanza de una mejor Bucaramanga en su nuevo mandatario, pero empezaron a correr los días y llegamos al verano con un gerente público que equiparamos a un muy bonito muñeco de nieve moldeado hace año y que hoy se está fundiendo ante una Bucaramanga en desconsuelo total.
Son seis meses de gobierno en Bucaramanga que expresan un mandatario inestable, diciendo, pero no haciendo. Se observa una ciudad en crisis sin horizonte, una ciudad con aumento de inseguridad, con proyectos gaseosos para generación de empresa y empleo, una ciudad aumentando indicadores de pobreza, una ciudad sin proyección de inversiones reales y oportunas para enfrentar la crisis, una administración municipal de escándalo en escándalo, con incidencias no solo administrativas sino de responsabilidad penal, disciplinaria y fiscal, una administración contradictoria entre sus directivos y asesores, con una política de sí pero no o no pero sí.
En fin, un alcalde presuntamente manipulado como títere por asesores con intereses particulares, un alcalde distante del pueblo, un alcalde que al final engaña por salidas imprudentes, conllevadas muchas veces por la inexperiencia de su kínder o por el desconocimiento del principio de legalidad.
El Alcalde Juan Carlos Cárdenas Rey el día de su posesión afirmo: “El legado se mantendrá: no robaremos, no mentiremos y no traicionaremos a la ciudadanía, y la Alcaldía será siempre de puertas abiertas para que todos los bumangueses puedan hacer veeduría a cada una de nuestras acciones. Protegeremos la vida. Garantizaremos un ambiente sano, cuidaremos de nuestros niños, fortaleceremos la educación y acompañaremos a nuestros empresarios. Estos son propósitos y no objetivos. A este Alcalde no lo verán diciendo, lo verán escuchando y lo verán haciendo, porque para nosotros ‘Gobernar es hacer”.
El gobierno de los ciudadanos y el gobernar es hacer, son los eslóganes de la actual administración de Bucaramanga, ojalá en estos seis meses que quedan del 2020 ese hacer y ese gobierno de los ciudadanos, por fin irrumpa en el devenir de Bucaramanga. Ojalá vuelva la esperanza de una mejor ciudad, como se prometió en el discurso de posesión y en especial se cumpla con escuchar los llamados de los diferentes sectores de la ciudad que claman su apoyo, claman inversión, claman mejoramiento de la seguridad, de la movilidad, de la inclusión social, claman lo que propuso el ayer candidato una Ciudad Educada, Emprendedora y Próspera.
Esperaremos con ansias los próximos meses y el 2021 con buenos vientos en la reorientación del gasto y que este no corresponda solo a contratos de prestación de servicios los cuales hoy en promedio representan la mayor contratación. Entre enero a junio se suscribieron más de 500 contratos de prestación de servicios, lo que proyecta superar los indicadores del gobierno pasado en tipológica contractual. Esperaremos inversión real en las necesidades de la ciudad, ya la excusa no podrá ser ni la inexistencia de plan de desarrollo, ni la pandemia, ni el desconocimiento de la reglada administración pública.
No olvidemos que la corrupción no solo se concibe en lo relacionado con el robo de los recursos públicos, la corrupción también emerge en gestión ineficiente, ineficaz, antieconómica, inoportuna, ilegal o tardía. Esta forma de corrupción también viola flagrantemente los derechos de los ciudadanos y por ende debe tener la lupa del control político, social y por supuesto de los organismos de control.
El Alcalde de Bucaramanga estoy segura como lo réferi en columna pasada es una persona noble, honrada, inteligente y excelente profesional; aguardemos a que prontamente nos demuestre que no es un muñeco de nieve creado solo para ganar y logre cumplir con eficiencia y eficacia las metas del plan de desarrollo y obviamente su propuesta de gobierno. Alcalde no permita llevar a Bucaramanga a un desgaste económico y social de una revocatoria de mandato. Es hora de honrar su palabra no es solo diciendo es escuchando y haciendo porque gobernar es hacer. ¡Estamos a tiempo!
*Abogada y Mágister en Gobierno.
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