Abdelaziz Bouteflika, un veterano de la guerra de independencia de Argelia que ascendió al poder y se mantuvo en él por 20 años tras “aplastantes”, pero cuestionadas victorias electorales frente a una casi inexistente oposición.
Nacido en Marruecos en 1937, pasó a gobernar Argelia años después de que en su juventud se uniera a la lucha armada por la separación argelina de Francia.
En abril de 1999, y respaldado por el Ejército de Argelia, ganó las elecciones presidenciales luego de que todos sus seis contrincantes en las urnas se retiraran de la contienda alegando un desenfrenado fraude.
En ese momento, su principal reto era sacar a la nación de la violencia que repetidamente amenazaba con desatar una guerra civil por el poder, además de reconstruir un país y su economía.
El 16 de septiembre de ese mismo año, los argelinos aprobaron con una abrumadora mayoría un referéndum sobre el programa de reconciliación civil de Bouteflika, el cual ofreció una amnistía parcial a los extremistas islámicos implicados en el conflicto, en el que murieron alrededor de 200.000 personas.
Para entonces, Bouteflika surgía de las sombras de la cruenta guerra civil argelina y emergía como el gran pacificador de un país bañado en sangre.
Bouteflika, una figura de las mediaciones
Abdelaziz Bouteflika se arraigó al poder en años marcados por el terrorismo, la lucha contra el yihadismo y el auge de la causa palestina, asuntos en los que sobresalió como una figura hábil para negociar y cabildear en los círculos de poder.
Desde años antes a su presidencia, como ministro de Exteriores, cargo que asumió a los 25 años de edad, fue en uno de los mayores defensores de la causa palestina, acogiendo en su territorio a grupos calificados de terroristas y medió en secuestros internacionales.
En la década de los 70, Bouteflika se destacó como un fuerte negociador ante extremistas cuando medió en uno de los secuestros internacionales más impactantes de la historia.
Su intervención fue clave en la liberación de los ministros de Energía de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que en 1975 fueron secuestrados durante una reunión celebrada en Viena por un grupo armado liderado por Ilich Ramirez Sánchez, más conocido como «Carlos el Chacal».
El venezolano y miembro del Frente Popular para la Liberación de Palestina logró que se le concediera un avión DC-9, de Austrian Airlines, con el que voló a Argel, donde se entrevistó con Bouteflika, quien le convenció de que liberara a los rehenes.
Asimismo, cuando Argelia ocupó la presidencia rotatoria de la Unión Africana, Bouteflika logró detener un conflicto entre Etiopía y Eritrea, y las dos partes firmaron el Acuerdo de Paz de Argel a finales del 2000.
Las polémicas reelecciones de Bouteflika
Sin embargo, su permanencia en el Ejecutivo estuvo plagada de controversias al ser señalado de frenar cualquier intento por oponerse a su mandato.
Diez años más tarde, el 9 de abril de 2009, después de cambiar la Constitución para permitirse dos periodos consecutivos de cinco años cada uno, obtuvo su tercer mandato. La información oficial hablaba de un respaldo del 90% de los votos. No obstante, el descontento ya era latente y sería cuestión de tiempo para que su control tambaleara.
El político logró sobrevivir los siguientes años a la tumultuosa política interna e incluso a la denominada Primavera Árabe de 2011, que logró derrocar a regímenes de los países vecinos.
Pero en febrero de 2019, cuando ya llevaba 20 años en la Presidencia, Bouteflika anunció su candidatura para un quinto mandato consecutivo y entonces se detonó un estallido social que lo forzó a renunciar.
El mismo Ejército que años antes lo había respaldado para llegar al Ejecutivo esta vez lo presionó para que abandonara el cargo en medio de una ola de protestas masivas en su contra. El Jefe de Estado Mayor del Ejército, Ahmed Ahmed Gaid Saleh, pidió su “salida inmediata”, al asegurar que la petición estaba en línea con la Carta Magna de la nación.
El 2 de abril, el hombre que controló el país por dos décadas renunció para poner fin a las “disputas”. Finalmente, el mandatario más longevo e influyente en la política árabe de este siglo acababa su reinado.
Pero Bouteflika ya venía alejándose de la escena pública pese a que aspiraba a mantenerse en el cargo. El hombre que una vez sostuvo que se negaba a ser “tres cuartas partes de un presidente”, pasó los últimos seis años de su mandato con pocas apariciones, tras sufrir un accidente cerebrovascular en 2013 que lo llevó a permanecer en silla de ruedas. Una situación que levantó dudas sobre quién gobernaba en realidad el país.
Este 17 de septiembre el político de 84 años falleció apartado del poder, pero como uno de los rostros más controvertidos e influyentes de la política árabe de la mitad del siglo XX.