Estados Unidos y Rusia, dos antiguos enemigos de la Guerra Fría que vuelven a atravesar por un periodo político tenso. Este viernes 9 de julio, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió al mandatario ruso, Vladimir Putin, que debe «tomar medidas» contra los ciberdelincuentes que actúan en su país. Y agregó que se reserva el derecho de «defender a su gente y su infraestructura crítica».
Las declaraciones fueron hechas en alusión a una respuesta después del ciberataque masivo que en diciembre de 2020 golpeó las más altas esferas del Gobierno de EE. UU.: los departamentos de Estado, del Tesoro, de Comercio, de Seguridad Nacional y la Agencia Nuclear.
La Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA, por sus siglas en inglés) atribuyó ese hackeo a presuntos piratas informáticos rusos. Un «riesgo grave» para el Gobierno federal, pues comprometió «infraestructuras cruciales» en el país y que será difícil de eliminar, indicó en ese momento un documento de la entidad gubernamental.
Además, un nuevo ataque de ransomware, vinculado al grupo de piratería REvil con sede en Rusia, causó una interrupción generalizada el fin de semana pasado, que afectó a hasta 1.500 empresas en territorio estadounidense.
Cuando los reporteros le preguntaron si habría consecuencias, respondió: «Sí». Y según un comunicado de la Casa Blanca, el presidente no descartó atacar los servidores que usaron los piratas.
El ransomware es un tipo de software malicioso que los piratas informáticos utilizan para retener datos a cambio de un pago. Los ciberdelincuentes lo han utilizado para paralizar a miles de organizaciones y empresas en todo el mundo, desencadenando una serie de crisis cada vez más notorias.
La llamada de este viernes subrayó hasta qué punto la amenaza del denominado ransomware de las bandas de hackers criminales se ha convertido en un desafío de seguridad nacional urgente para Estados Unidos. También sugiere que las advertencias anteriores al Kremlin no habrían logrado frenar una actividad criminal desde suelo ruso dirigida a empresas de todo el mundo.
Biden agregó que se había programado una reunión conjunta para el próximo 16 de julio. «Creo que vamos a obtener cooperación”, dijo.
Putin asegura no han solicitado ayuda
Por su parte, Putin replicó que en la conversación con Biden no recibió ninguna solicitud formal de parte de EE. UU. sobre los supuestos ciberataques efectuados recientemente desde su país.
En una nota, el Kremlin declaró que «Putin señaló que, a pesar de la disposición de la parte rusa para detener conjuntamente las actividades delictivas en la esfera de la información, las agencias estadounidenses no han hecho ninguna solicitud durante el último mes».
No obstante, un alto funcionario de la Administración de Biden cuestionó esta declaración y aseveró que Estados Unidos había hecho múltiples solicitudes a Moscú a través de los canales diplomáticos habituales.
Funcionarios estadounidenses e investigadores de ciberseguridad alegan que muchas de las bandas que ejecutan los ataques de ransomware operan fuera de Rusia, pero con la aprobación, del Gobierno de ese país.
En el marco de estas acusaciones y de una presunta interferencia electoral de Moscú en los comicios presidenciales de 2020 al tratar de denigrar a Biden y favorecer a Trump, el Gobierno del demócrata emitió sanciones contra Moscú.
Entre ellas, la expulsión de diez diplomáticos rusos, incluidos integrantes de los servicios de Inteligencia, el pasado abril. La Administración de Putin respondió con el retiro de diez funcionarios estadounidenses, lo que ha abierto un nuevo capítulo de tensión entre Washington y Moscú, tras cuatro años de Gobierno de Donald Trump, frecuentemente acusado en el círculo político de EE. UU. de ser condescendiente con Putin.