En estas elecciones también participan con al-Assad, el exviceministro de Asuntos Parlamentarios, Abdulá Salloum Abdulá y el líder de la oposición interna tolerada en Siria, Mahmud Marai, el único opositor al que se le permitió participar.
Los opositores en el exterior, no pudieron presentarse a los comicios de acuerdo con la actual constitución y “lo han declarado como ilegítimo”. El proceso tampoco admitió observadores internacionales. Bashar al-Assad está en el poder desde el año 2000, después de la muerte de su padre, quien era el presidente en ese entonces.
Países como Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y Estados Unidos rechazan los comicios, alegando “que no serán libres ni justos”. Asimismo, agregaron que apoyan «las voces de los ciudadanos sirios, incluyendo la sociedad civil y la oposición del país”.