Miles de personas en Haití claman por comida, agua y frazadas, más de una semana después de que el sismo de 7,2 de magnitud golpeara la zona suroeste del empobrecido país y dejara a la intemperie a sus habitantes.
Pero mientras algunas organizaciones humanitarias tratan de llevar la ayuda a las áreas más apartadas, las bandas criminales interceptan y saquean a los camiones en las carreteras.
Las pandillas darán ahora un alivio a la devastadora inseguridad. Este domingo, Jimmy Cherizier, alias “Barbecue”, líder de G9 an Fanmi e Alye, la agrupación de las principales bandas delictivas del país, difundió un video en el que aseguró que acepta una tregua para que los necesitados puedan recibir la ayuda.
«Queremos decirles que las Fuerzas Revolucionarias del G9 y sus aliados, somos todos para uno y uno para todos y simpatizan con su dolor y tristeza (…) Las Fuerzas Revolucionarias del G9 y sus aliados participarán llevándoles ayuda. Invitamos a todos los compatriotas a solidarizarse con las víctimas tratando de compartir con ellas lo poco que hay”, afirmó.
Dudas sobre la veracidad de la tregua de las pandillas
Si bien Cherizier es considerado un delincuente poderoso en el país, está lejos de ser el único líder de pandillas en Haití, por lo que algunos han recibido con precaución el anuncio de sus buenas intenciones.
El coordinador general de Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) en Haití, Manuel Alba, sostuvo que en efecto “ha habido una especie de negociación” para lograr un pacto con las bandas armadas.
Sin embargo, señaló que la inseguridad es “total” y desconfía de la veracidad de la tregua. «No es real. Eso es como negociar con el diablo. Es complicado», aseguró Alba, responsable del organismo que en colaboración con varias ONG españolas envió este domingo a Haití un cargamento de 30 toneladas de ayuda.
La incertidumbre también está alimentada por supuestas treguas en los últimos días que repetidamente fueron difundidas en redes sociales, pero que no evitaron que continuaran los saqueos.
El asedio contra los camiones con ayuda humanitaria en carreteras de Puerto Príncipe, la capital, que son paso obligado para llegar a la península suroeste, golpeada por el sismo, ha sido tal que algunas organizaciones humanitarias tuvieron que empezar a transportar la asistencia en helicópteros.
Los sobrevivientes han protestado y reclamado por lentitud en la entrega de ayudas, pero las ONG´s e incluso la ayuda canalizada por el Gobierno tienen constantes desafíos. Además de los saqueos y robos, las carreteras destruidas y casi intransitables del país.
Regresan a las iglesias y entierran a familiares una semana después del sismo
El sismo deja por ahora al menos 2.207 personas muertas, según el último reporte de las autoridades emitido este domingo. Hasta el pasado miércoles las autoridades situaron la cifra de víctimas en 2.189. No obstante, los números de fallecidos pueden seguir en aumento, pues 344 personas siguen desaparecidas.
Este domingo, muchos por primera vez regresaron a las iglesias. Algunos lo hicieron en un intento por aferrarse a su fe, otros para participar en servicios fúnebres de sus seres queridos o dar gracias por su propia supervivencia.
En Les Cayes, la ciudad que sufrió la peor parte del movimiento telúrico, el pastor de una iglesia dijo que la congregación era especial porque los feligreses no habían podido reunirse tras el sismo
«Hoy era imprescindible para agradecer a Dios. Él nos protegió. No morimos”, dijo el religioso, Marc Dix Jonas, en un encuentro en el que los asistentes cantaron bajo los rayos del sol que entraban por los agujeros que quedaron en el techo y las paredes.
A pesar de los daños su templo fue uno de los pocos donde las personas pudieron orar adentro del recinto. En muchos otros, los servicios se llevaron a cabo en la calle, frente a los santuarios derrumbados.
El colapso de las iglesias en los pueblos y aldeas más afectados de la empobrecida nación caribeña dejó a los residentes llorando en los campos abiertos.
«Todos lloraban hoy por lo que habían perdido (..) Y todos están estresados porque la Tierra todavía está temblando», aseguró el sacerdote Marc Orel Saël, al referirse a las réplicas casi diarias que han causado temor durante toda la semana.
Haití, la nación más pobre del continente americano, enfrenta las consecuencias de la nueva tragedia cuando aún no se recuperaba del devastador sismo de 2010 y pocas semanas después del asesinato del presidente Jovenel Moise, que dejó a la nación, además, sumergida en un periodo de agitación política.