Sobrevivientes dijeron que los atacantes detonaron granadas de mano frente a una estación de policía del área de Chodwan, pero la mayoría de las víctimas fueron alcanzadas por disparos de francotiradores, que entraron en acción cuando los policías abrieron fuego para repeler la ofensiva inicial.
Decenas de milicianos tomaron parte en el ataque, en el que también emplearon cohetes y pistolas, y que se produjo a las 3:30 de la madrugada. Además de los diez policías fallecidos, la incursión dejó otros seis heridos.
Funcionarios del Gobierno central y autoridades regionales condenaron la asonada, pero descartaron modificar la fecha de las elecciones parlamentarias, previstas para el 8 de febrero, en las que están en juego 336 asientos en la Asamblea Nacional.
«Toda la nación apoya a la policía y a las fuerzas de seguridad y saluda a los mártires”, indicó en un comunicado el primer ministro interino Anwaar-ul-Haq Kakar.
Dera Ismail Khan está situada cerca de la región montañosa de Waziristán del Sur, un antiguo bastión de talibanes pakistaníes.
Historial creciente
El atentado se suma a otros ataques recientes, la mayoría contra puestos policiales o militares, que han cobrado más de 100 víctimas en el último año.
Hace dos meses, un militante suicida detonó un vehículo cargado de explosivos frente a una comisaría de policía en el mismo distrito, causando la muerte a 23 soldados y heridas a otros 32. Tehreek-e-Jihad Pakistan, un grupo militante de nueva data, que se cree es una ramificación del movimiento talibán local, se atribuyó la acción. La respuesta a esa operación condujo a la muerte de unos 27 insurgentes a manos de fuerzas militares y policiales.
También en Khyber Pakhtunkhwa, pero en la ciudad de Peshawar, se produjo el atentado más mortífero de los últimos tiempos, cuando hace un año un individuo disfrazado de policía detonó explosivos dentro de una mezquita, matando a 101 personas, la mayoría de ellos policías, e hiriendo a 225, luego de que los estallidos provocaran el colapso de la estructura.
Hace una semana, la violencia golpeó la provincia de Baluchistán, donde elementos radicales mataron a seis personas, entre ellas cuatro miembros del personal de seguridad, en un ataque reivindicado por el Ejército de Liberación de Baluchistán, que luego sufrió la baja de 24 miembros.
Elecciones inminentes
La violencia se ha exacerbado en la víspera del proceso electoral del 8 de febrero, en el que participan 44 partidos, compitiendo por 266 puestos a la Cámara Baja del Parlamento, y 70 escaños adicionales reservados a mujeres y minorías.
La fuerza dominante podrá formar gobierno y designar un primer ministro que sustituya a Kakar.
El gran favorito en esa elección es Nawaz Sharif, premier en tres ocasiones en el pasado, quien regresó a Pakistán en octubre, luego de un exilio en Londres para eludir penas de prisión por corrupción y evasión de impuestos.
Sharif fue procesado tras la aparición de su nombre y el de varios familiares en los ‘Papeles de Panamá’, la investigación que develó una trama de creación de empresas ficticias con cuentas en paraísos fiscales, a través del bufete panameño Mossack Fonseca.
Sharif fue absuelto de las condenas pasadas y sus derechos políticos fueron restituidos, luego de que el exprimer ministro Imran Khan, hoy encarcelado, lo inhabilitara para cargos públicos.
La pérdida de confianza en los políticos tradicionales ha sido pasto para el surgimiento de clérigos y grupos radicales islámicos, que cuestionan las formas de gobierno occidentales en Pakistán.