El mismo día cuando se hundió la reforma de la salud en la Comisión VII del Senado, el 3 de abril, se destrabó la reforma pensional en la plenaria de esa corporación.
Después de sufrir su más dura derrota en el Congreso, la Casa de Nariño comenzó a buscar consensos para que la iniciativa que modifica el sistema de pensiones no se hundiera. Y lo logró.
Fueron dos semanas de intensas reuniones con varios sectores para buscar un acuerdo que les permitiera destrabar el proyecto que llevaba seis meses estancado en la plenaria del Senado -en octubre fueron radicadas las ponencias y solo hasta febrero comenzaron los movimientos-.
El 15 de abril, 12 días después del archivo de la ley de salud, el Ejecutivo llegó a un acuerdo con la mayoría de los senadores liberales para que apoyaran el proyecto. El respaldo liberal se condicionó con establecer el umbral para cotizar en Colpensiones en 2,3 salarios mínimos -la propuesta inicial del Gobierno era sobre la base de 3 salarios- y que los recursos no fueran manejados por Colpensiones.
Además, con el apoyo de un considerable número de los parlamentarios de ‘la U’ y con la ayuda de tres conservadores que hicieron quorum, en solo dos semanas se aprobó la iniciativa en la plenaria del Senado.
Ahora, tras la jornada de este martes, cuando se terminó de votar el articulado en Senado, que significa una importante victoria para el presidente Gustavo Petro, el balón quedó en manos de la Cámara de Representantes.
«Felicito al Senado por dar un gran paso en la aprobación de un proyecto de ley que busca aumentar la cobertura para que muchas más personas de la tercera edad obtengan una pensión», comentó el presidente Gustavo Petro en su cuenta de X.
Sobre el papel, el Gobierno tendría un camino más sencillo para los dos debates restantes en esa corporación. Primero llegará el proyecto a la Comisión VII. Allí podrían contar con 14 de 22 votos en contra, lo que es suficiente para darle continuidad al trámite legislativo y que la última palabra la tenga la plenaria. El Pacto Histórico, Comunes, Alianza Verde, las curules de paz, Partido Liberal y al menos uno de los dos representantes de ‘la U’ acompañaría la iniciativa.
Una suerte similar podría correr el proyecto en la plenaria, donde la Casa de Nariño ha demostrado tener unas mayorías sólidas.
Pero el problema para la iniciativa es el tiempo. Ese es su peor enemigo y por ahí será el juego de los opositores. Si la reforma no está aprobada el 20 de junio, se hundirá por falta de trámite. Por eso, una de las estrategias que utilizará la oposición será intentar romper el quorum y dilatar el debate desde el momento de la votación de impedimentos.
Pero en las cuentas del Gobierno, están bien de tiempo y ya está previsto que esa será la estrategia, por lo que se intentará consolidar la alianza con el Partido Liberal. De hecho, una ventaja para el Ejecutivo es que tanto la Comisión VII como la plenaria está en manos del liberalismo, con María Eugenia Lopera y Andrés Calle, respectivamente. Es una situación contraria a la que se vivió en Senado, donde incluso el presidente de esa corporación, Iván Name, suspendió en debate en una oportunidad como protesta contra el presidente Petro.
La aprobación de la reforma en Senado demuestra que el sistema no está colapsado ni que hay una deliberada intención de bloquear las iniciativas del Gobierno en el Congreso.
Expertos advierten que, cuando las iniciativas logran encontrar puntos de encuentros, cuando se crean consensos, la gobernabilidad del Ejecutivo en el Congreso es efectiva.
Destacan que, hubo un ejercicio de crear consensos previos. Aquí hay una lección aprendida para el Gobierno y a ‘pupitrazo’ no lo va conseguir.
No será un camino sencillo, pero sin duda ya el Gobierno conoce el funcionamiento de la Comisión VII, que le aprobó la reforma de la salud el año anterior, así como el de la plenaria, donde si bien hay voces muy críticas que se están preparando, la mayoría oficialista parece estar alineada, por ahora.