Por: Luis Carlos Heredia Ordoñez/ Uno de los retos que un ser humano puede consolidar en su vida es la creación de una empresa, negocio, o un emprendimiento. No solo por la inversión que causa en términos económicos, al igual los retos personales, la implicación psicológica y emocional, hace que sea una de las grandes decisiones de un ser humano en su vida.
El emprendimiento es importante en un país cómo Colombia, en donde su desarrollo empresarial ha estado principalmente fomentado por los gobiernos, el fenómeno de la globalización a nivel mundial, la apertura económica y el Libre Mercado, que han sido claves para la generación de empleo y de trabajo en nuestro país, peor también, la evolución de las empresas y del trabajo.
En consecuencia, el libre mercado o la apertura de los mercados en el país desde la década del 90, han generado un crecimiento positivo y dinamizador de la economía, siendo fundamental para la generación de bienes y servicios que permitan mejorar la calidad de vida.
Por lo tanto, la labor del emprendedor y el empresario, qué trabaja día a día por consolidar sus bienes y servicios, pero también por brindar a sus empleados una calidad de vida, debe ser un rol social que requiere de un mayor reconocimiento y apoyo en nuestro país.
Con ellos mostrando que la generación de empresa es la creación de una propuesta económica, de un discurso social, pero también de construir y generar puestos de trabajo o empleo que generan procesos de liderazgo y de generación de valor a nuestro país y a los productos de nuestra tierra, también deben ser reconocidos como un ejemplo de liderazgo social y económico.
Nuestro país no se puede seguir creyendo que las únicas formas de progreso sean crear narconovelas, enviar aviones con cocaína, vivir de los impuestos de los colombianos, ser un corrupto y utilizar el prevaricato como una forma de vida, o seguir generando gastos al Estado y engordando la burocracia.
Con ello se ponen en riesgo los ingresos de los colombianos, debido al aumento en los impuestos y sus valores, haciendo que el fisco se convierta en una problemática para la generación de puestos de trabajo y empresas, además de hacer ver a nuestro país como un estado fallido y un país inviable en el cual no se debe invertir.
Tampoco puede permitirse más que la cultura de los avivatos, el delito y la coima, sean el referente de prestigio social y progreso económico para todos los colombianos. La cultura del trabajo y el emprendimiento es fundamental para el progreso, además de ser un referente en el desarrollo económico de muchos países y su crecimiento económico,
Ejemplos de esto en el mundo pueden verse en el Japón de la posguerra, en el desarrollo económico de los Estados Unidos durante el siglo XX, también la recuperación económica alemana después de la Segunda Guerra Mundial.
Colombia al ser un país en vía desarrollo, hace que sea necesario el consolidar y tener una formación para el trabajo, especialmente una educación que permita ver el trabajo y el esfuerzo como una virtud y no como un defecto desde los discursos del odio y el rencor o incluso del resentimiento social, que al final genera violencia
Tampoco se puede seguir permitiendo que el discurso del odio al emprendimiento y emprendedores, sea protagonista en estas épocas electorales, donde algunos políticos lo usan como una herramienta de lucha política y de reivindicación social de manera insensata y falaz.
No pueden seguirse discursos de resentimiento social contra quienes luchan y se sacrifican por brindar lo mejor de su conocimiento, se producen bienes y servicios, que al final lo único que están generando en nuestro país es bienestar social y desarrollo económico.
En estas épocas de estallido social, es lamentable tener que escuchar frases desde el odio y el resentimiento, disfrazado en doctrinas políticas que a la final son arcaicas, inútiles y violentas, con el común denominador de los discursos «sociales» qué pretende destruir a los demás por pensar diferente o por querer emprender un negocio para su subsistencia.
La destrucción, el vandalismo y la afectación a los bienes públicos y privados, que con mucho esfuerzo algunos emprendedores empresarios y comerciantes, sacan adelante día a día con su trabajo, no puede ser la respuesta de «políticas» y menos aún de partidos políticos que se autodenominan «progresistas y humanos» pero que en la práctica no construyen políticas sociales y mucho menos han generado emprendimientos o puestos de trabajo a las personas.
En consecuencia, estos falsos progresistas utilizan estas etiquetas de inclusión y de humanidad, qué a la final hacen perder la confianza inversionista en nuestro país, poniendo en riesgo las inversiones de miles de colombianos, que han creído en el emprendimiento y en la generación de empresa.
Como ciudadanos debemos ser diligentes en proponer la reducción del gasto público, formulando acciones para la reducción tributaria y de impuestos, también la eliminación desde el Congreso de impuestos inútiles, por ejemplo, la renta presuntiva.
Es indignante que muchos empresarios, que inclusive han tenido pérdidas durante esta pandemia, tengan que pagar impuestos como si estuvieran produciendo ganancias.
Como colombianos debemos fomentar el desarrollo de la empresa en nuestro país, propiciar una cultura del trabajo y el esfuerzo y evitar a toda costa la presencia de discursos de odio y agresiones que desde las políticas o la instrumentalización de las protestas sociales han terminado en convertirse en inquisidores del emprendimiento y la cultura del trabajo.
Al igual, es necesario que se proteja y se fomente la creación de empresa,
Como consumidores, debemos apoyar a nuestros emprendedores y empresarios colombianos, no solamente porque sean nacionales, también porque son ciudadanos que han creído en nuestro país, en nuestro talento, aportando desde sus conocimientos e invirtiendo a un mejor país.
También, debemos ser conscientes, como ciudadanos, que la reducción de las cargas impositivas de los impuestos a los empresarios, es un factor fundamental para el desarrollo de nuestro país.
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*Tecnólogo ambiental, ingeniero ambiental.
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