Por: Roberto Aponte/ Promocionar el decrecimiento económico suena como una insensatez y aún más sugerirlo a otros países. Estas palabras pueden tener muchas interpretaciones y para quienes buscan el lado positivo de tales argumentos apelan a qué dicho decrecimiento económico consiste en priorizar al ser humano y al medio ambiente sobre una voraz explotación de los recursos naturales, pero si vemos las cosas de ese modo ¿Acaso hay antagonismo entre economía y cuidado medioambiental?
Actualmente resuena el concepto de desarrollo sostenible implicando que el componente social, económico y ambiental puedan crecer en conjunto, pero sin afectarse mutuamente. Por más sonadas que sean estas palabras llevarlas a la práctica es una tarea compleja, sobre todo por la situación social presente en Colombia marcada por conflictos territoriales y la violencia, pero aun así puede llevarse a cabo con iniciativas centradas en la comunidad que favorecen estos tres componentes.
El desarrollo sostenible es un discurso político muy sonado y por lo mismo es necesario saber cómo los dirigentes abordan dicho concepto. Lo más evidente es que usen una retórica que busque adornar sus intenciones y por eso hay que permanecer atentos a lo que comunican y como se desenvuelven ante los medios de comunicación respondiendo ante lo que han dicho.
Con todo lo dicho anteriormente me parece inapropiado que la ministra de minas no aborde desde sus intenciones el tema del desarrollo sostenible, una de las banderas del gobierno actual; sino que sugiera decrecimiento económico a otros países. En términos diplomáticos no puedes exigirles a otros que se igualen a tus condiciones, aunque tus pretensiones vengan cargadas de idealismo. Por más buenas intenciones que uno tenga antes de hacer propuestas que generen impactos positivos es necesario entender los paradigmas del mundo actual ya que debido a la globalización siempre seremos afectados por lo que ocurra en todo el planeta. Sí pedimos que los demás produzcan un decrecimiento en sus economías, ¿No sería lo más sensato fortalecer nuestra propia economía?
La gente tiene una concepción que antagoniza la industrialización con el bienestar medioambiental, basada en la cantidad de recursos que consumen y residuos que producen las fábricas, en la deforestación para ganadería, la extracción de petróleo o en la minería a gran escala; actividades que causan notables impactos en el medio ambiente por lo que dicha percepción no es tan errada pero esas actividades están ligadas al consumo humano y a un sistema económico ya planteado, no obstante, se ha investigado para disminuir el impacto de dichas actividades y no solo eso, existen otros medios de sustento aún más sostenibles.
Si la intención del término “decrecimiento económico” es proteger los recursos naturales de las pretensiones de las multinacionales, lo más eficaz habría sido hablar de fortalecer las políticas sobre protección de recursos naturales y mantener la obtención de esos bienes en términos favorables para las comunidades. Lo ideal es expresarte comunicando un acuerdo entre los involucrados es decir las empresas extranjeras y recordando que eres el vocero de tu propio país.
Hablando de términos semánticos “decrecimiento económico” son palabras que generan desconfianza, aunque fueran dichas a otros países, generan intranquilidad en los habitantes de Colombia, no solo por una preocupante percepción internacional, sino que inquieta que un ministro considere algo así como viable.
Ahora si se analiza una ejecución de algo que conlleve al “decrecimiento económico” se genera más recelo ante dicha propuesta ya que establece antagonismo entre la economía y el cuidado medioambiental. La economía es algo intrínseco a las relaciones humanas y se puede desarrollar por diversos medios, algunos de estos con impactos ambientales leves o nulos. Ante el mundo actual no es adecuado que ninguna economía piense en detenerse o estancarse, ya que desconocer las dinámicas de la globalización puede producir que un país se atrase y desconocer tecnologías desarrolladas en el extranjero evita el desarrollo de un territorio incluso podrían ignorar alternativas para mejorar la situación medioambiental. Decrecer significa atrasarse y eso conlleva a graves consecuencias.
Aunque algunas actividades económicas producen graves impactos ambientales estos pueden mitigarse con inversión, políticas estrictas y el asesoramiento de profesionales ambientales y para eso se requiere de un buen sustento económico. Por eso la pobreza que traería el “decrecimiento económico” sería un panorama nefasto. Sí, van a decir que decrecimiento económico no es igual a pobreza y es cierto porque la pobreza es la consecuencia más probable del decrecimiento económico. Buscar intencionalmente atrasarse va a afectar a muchos sectores del país y haría que el territorio sea poco competitivo ante el resto del mundo. Sí, eso iba para los demás, pero si un funcionario considera que algo así es una solución preocupa pensar que propone para el país. La pobreza a su vez tiene graves impactos ambientales ya que la gente al no obtener sustento va a arrasar con los recursos naturales a través de medios poco sostenibles y a su vez en situación de pobreza las fabricas e industrias resultan ser más contaminantes al igual que servicios públicos. El punto es saber que esos recursos naturales existen y cualquier persona va a querer obtenerlos, mantener una economía en crecimiento bien administrada facilita el buen uso de los recursos naturales. No es adecuado prohibir o parar la extracción de recursos naturales como el gas natural que muchas familias necesitan para cocinar cuando no existen alternativas para viables para reemplazarlo.
Hay que tener cuidado con los discursos expuestos, no existe antagonismo entre economía y cuidado medioambiental. Los dirigentes deben apelar al desarrollo sostenible, de esa forma tanto la sociedad, la naturaleza y la economía podrán manifestar la relación más sana y óptima posible.
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*Ingeniero Ambiental y escritor
Twitter: @robustories