Por: Carolina Rojas Pabón / En la lista de propósitos para el 2021, tengo como ciudadana el anhelo de un alcalde, que sienta esta ciudad como suya y que la administre con la experiencia y estrategia que requiere el arte de lo público.
Es interesante ver la evolución de la política y la intensión de voto por personajes “desmarcados de la política”, pero sería más interesante y sobre todo sano, que estos personajes llevarán en su vocación el servicio de lo público.
Ver a Bucaramanga como una empresa está bien, pero administrarla sin desglosar sus problemáticas sociales y someterla a experimentos la ha hecho retroceder, acarreando un costo en materia de desarrollo económico y social.
Si hablamos del tema salubridad, resulta confuso como escuchamos en el país que las cifras de Covid-19 aumentan; cada vez conocemos más personas cercanas que sufren este virus; mientras las redes de nuestro mandatario dicen: “Vamos bien”.
Sin mencionar que luego de las reuniones de los gobernantes del área metropolitana donde acuerdan una ruta de acción ante el aumento de contagios, siempre nuestro mandatario cambia las reglas de juego para Bucaramanga.
Cuál es la dificultad de trabajar articulados, y aplicar lo que tanto repite en redes “juntos sacamos adelante la ciudad”. De tanto cambio la gente en Bucaramanga ha perdido el respeto por la autoridad.
Preocupan algunos anhelos del mandatario local en su cuatrienio, por ejemplo, convertir a Bucaramanga en “la ciudad de las cumbias” y presentarlo como proyecto de reactivación para la ciudad.
No es nada en contra del género musical, es sólo que en mi opinión no es el motor para la reactivación de la ciudad y muchos gremios estarían listos para emprender proyectos de reactivación.
Las cumbias pueden ser parte del desarrollo cultural, pero no definen la identidad de Bucaramanga; así como tampoco la define la marca ciudad “Bucaramanga City” que en medio de pandemia salió a la luz.
Nosotros en Bucaramanga no somos la ciudad de las cumbias, éramos la ciudad bonita, de los parques, de la puerta del sol; entonces porque no anhelar un alcalde que proponga la recuperación de nuestra identidad como ciudad pujante.
Transitar por Bucaramanga, me produce nostalgia e impotencia ciudadana, ver la famosa ciclo ruta en lugares como la calle 55 entre carrereas 17 y diagonal 15; en la carrera 35 entre calles 45 a 51; se pueden mencionar muchas, en donde solo quedó habilitado un carril.
Pensar en el momento en que la ciudad se active totalmente en su movilidad y el caos que tendremos, hace anhelar un alcalde que proponga soluciones o por lo menos que se pronuncie.
Los ciudadanos además de querer acabar con la politiquería, que en es este caso algo confuso, estoy convencida que también quieren una mejor ciudad con verdaderas oportunidades.
Respecto oportunidades; cómo crear un tributo para las profesiones independientes, cuando este es el modelo económico más común en Bucaramanga; y quienes tienen menores garantías para una estabilidad económica y la de sus familias.
Claro, los tributos son necesarios, y tienen un costo político alto, pero crearlos en pandemia, con cargo a los que ejercer como contratistas en sus profesiones de manera independiente. ¿Esto es en serio?
Será que sí revisaron que a los profesionales independiente del valor de sus honorarios les llega casi un 35% menos por costos de impuestos y retenciones. No es posible un esfuerzo adicional y encontrar otra manera de inyectar capital a la ciudad.
Me sucede que cuando lo escucho, creo que está hablando de otra ciudad que no es en la vivimos.
Con toda seguridad no todo es negativo, todos los mandatarios hacen lo pertinente para poner en marcha sus ciudades, hay temas que ojalá en el 2021 se activen y hagan realidad.
Sin embargo, los temas sensibles de nuestra Bucaramanga requieren un alcalde que trasmita y conecte con los ciudadanos, que la ciudad refleje en sus calles que estamos seguros y que podemos recuperar el orden y limpieza con la que los los turistas nos describían.
Aunque suban a gobernar sin ser políticos, desde que deciden aspirar ya hacen parte de la política y una ciudad se administra con responsabilidad, con entrega, experiencia, permitiendo asesorarse de los mejores en cada tema y sabiendo que no hay vacaciones.
En el oficio de lo público siempre los ciudadanos esperan que su alcalde se sienta presente. Aún falta tiempo, espero mi anhelo se haga realidad.
*Abogada Unab, Especialista en Derecho Administrativo y en Derecho Constitucional U del Rosario. En curso Maestría en Políticas Públicas y desarrollo Unab.
Twitter: @CaroRojasPabon
Facebook: Carolina Rojas Pabón