Por: Andrés Martínez Olave/ Ya se ha vuelto costumbre que los comerciantes le pongan precios a su antojo a la canasta familiar cada vez que se les da la gana.
Pero hoy en día se están pasando de la raya y ninguna autoridad le pone freno al abuso.
Desde que el gobierno electo anunció «se va hacer una reforma tributaria», los comerciantes y empresarios empezaron con el temor de no perder y ante eso cada producto alimenticio subió exageradamente. Se ve que en tiendas y supermercados los costos se elevan cada vez que se les da la gana, y no solo eso, alimentos como las carnes también.
¿Nadie le pone freno?
A raíz de estos abusos que aún la población no entiende, no se encuentra una autoridad pertinente que le ponga el freno a todo lo que está sucediendo. No existen visitas precisas a los supermercados, tiendas y empresas que comercializan y venden estos productos.
Se supone que la Superintendencia de Industria y Comercio es el ente encargado de realizar dicha inspección, pero a la fecha están «callados» en su totalidad.
¿Qué pasará con la canasta familiar? No lo sabemos. Lo que si sabemos, es que las familias colombianas actuales se están cansando de los abusos de estas empresas, tiendas de barrio, supermercados y demás, que aún sin existir dicha reforma, ya le están colocando valores elevados a los productos con la excusa de que «todo está subiendo y está súper costoso».
¿Qué significa la canasta familiar?
Cuando hablamos de canasta familiar hacemos referencia a los productos y servicios, que necesitan las personas para su sostenimiento diario, quincenal o mensual. En ella no solo se incluyen alimentos o artículos de primera necesidad, también se encuentran productos y servicios relacionados con la salud, educación, vestuario, transporte, esparcimiento, entre otros.
¡Alerta señores! Que los abusos paren y se tomen medidas reales para frenar todo aquello que aún no existe y que por miedo están metiendo a los bolsillos de los colombianos.
Los salarios no alcanzan para estos montos tan elevados en los productos, se necesita realmente que la entidad nombrada anteriormente le ponga su frente de mano, y que los congresistas electos también miren con lupa los abusos.
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