Por: Luis Carlos Heredia Ordoñez/ En días anteriores, circula en redes sociales un audio en donde un concejal del partido Mais, tiene una conversación con una persona llamada «Alfredo» y en donde esta persona afirma, (el concejal de Mais) qué se debe boletear (haciendo apología a un argot usado desde los años 50 en los conflictos armados y civiles colombianos, qué es usado incluso por delincuentes y paramilitares actualmente en el país) qué se refiere para identificar o señalar a una persona; para ser objeto de alguna acción en su contra.
En el audio que circula en las redes sociales; pone en nombre propio a una concejal llamada Milady Tovar del municipio de Floridablanca. En este audio se afirma que debe ponerse a conocer ante la Policía Nacional a esta persona debido a que «representa» una amenaza para la seguridad de Floridablanca, con ello poniendo en riesgo la integridad de esa persona, mujer y líder social.
Este tipo de acciones execrables y de señalamiento y violencia, me recuerdan a las purgas estalinistas que hacían en la época de la Unión Soviética, para eliminar a los enemigos del dictador Stalin, o también al boleteo que ejercía “la policía chulavitas” en muchos municipios de Colombia para asesinar a sus contradictores políticos, o peor aún me recuerda a las difamaciones en las cuales miles de colombianos han sido afectados sencillamente por pensar diferente o tener una opinión diferente a la de otras personas. No podemos permitir como ciudadanía y más en una sociedad que lleva 50 años de conflicto en la edad contemporánea, y casi 200 años m de interminables guerras civiles, que han aportado más muertos y dolor que soluciones al desarrollo del país.
El desarrollo de la política, se requiere de entender a las demás personas desde el concepto de la simpatía, con ello rememoro al periodista y humorista Jaime garzón, cuando relataba en sus conferencias de cómo los Indígenas Wayuu, traducían el articulo 12 la constitución de 1991, “Pedazo Diez-Dos: Nadie podrá llevar por encima de su corazón a nadie ni hacerle mal a su persona, aunque piense y diga diferente”. Dando un llamado a la tolerancia y la empatía con los pensamientos del otro, empleando los caminos de la democracia y la conversación permanente, como la única herramienta válida para superar cualquier tipo de diferencia, sin recurrir a la violencia y sin recurrir a las agresiones y al derramamiento de sangre.
Actualmente en Colombia existe una gran convulsión social, que en muchos casos ha llevado a demostrar que la violencia se genera por la ausencia de una democracia de hecho, propiciando desmanes y desórdenes, qué hacen evidente la necesidad de conectar a esa clase dueña del poder, con las realidades que viven las personas del común, los trabajadores, los estudiantes, los empresarios, los independientes, los maestros y demás gremios económicos que ayudan a la construcción y desarrollo de nuestro país.
Haciendo necesario con entender al prójimo y sus necesidades, como un elemento de importancia en la construcción de una sociedad más justa y equitativa, y en especial entendiendo al otro, como un sujeto que tiene derechos, sueños, aspiraciones, y metas. Entendiendo que el país somos todos, se podría llegar a consolidar un verdadero desarrollo integral de nuestro país al entendernos como sociedad y escucharnos desde la conversación y el dialogo.
Con esto, debo decir también qué es necesario que las relaciones entre seres humanos salgan más allá de los odios y las rencillas de la necesidad de acabar con el otro por pensar diferente, de entender qué los procesos políticos requieren de consolidar espacios democráticos que eviten las bombas de tiempo; que tenemos hoy a nivel social. Por eso l conversación y el diálogo es la única herramienta que permiten el desarrollo de una verdadera equidad social y democrática que sea real, y además que reduzca la violencia de su mínima expresión.
Tenemos que empezar como colombianos entendernos en este gran sancocho nacional, en donde tenemos diversas maneras de pensar, en donde hacemos cosas diferentes, en donde nos relacionamos de maneras diferentes, y que lo más importante, debemos entender las necesidades que a todos nos interesan, para unirnos en nuestros aspectos fundamentales como seres humanos y sociedad. No llegando a crear una autodestrucción social y siguiendo con la escalada de violencia que vive nuestro país. Tenemos el reto como ciudadanos de dejar un país mucho mejor, para nuestros hijos y las futuras generaciones, en donde la violencia del pasado y el presente sólo quede para la historia, donde podamos como una sociedad entendernos y consolidar la nación colombiana y desarrollarnos como seres humanos.
No podemos seguir permitiendo como sociedad, que los boleteos, las calumnias a las personas, la necesidad de destruir personas por pensar diferente, y especialmente la envidia como sociedad, nos siga llevando ese espiral nefasto de la violencia y de la agresión al otro.
Amigo lector, tenemos que entender que la sociedad vive por momentos de transformación, en donde el país no requiere de acciones violentas que sigan condenado a nuestro país a seguir siendo una zona de guerra, un campo de batalla, una zona en donde las personas que agreden sin piedad, hay que pensar en una filosofía de paz, en un pensamiento de paz y sobre todo en acciones que nos ayuden a construir y no a destruir nuestra sociedad.
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*Tecnólogo ambiental, ingeniero ambiental.
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(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).