He vivido en cuerpo ajeno el mal trato hacía los adultos mayores y el desconocimiento de sus derechos, la sociedad y las instituciones en varias ocasiones desconocen el valioso aporte de nuestros mayores a la identidad de los pueblos.
Por: Walther Mayger Duarte Gómez/ Desde que tengo uso de razón, he visto a mi Mamá trabajar, siempre le ha tocado duro y gracias a su esfuerzo y pocas horas de descanso pude estudiar, no tener los tenis más costosos, pero si, unos que evitaran burlas de mis compañeros en ese mundo materialista adolescente que en el que estaba para el momento, gracias a ella siempre pude tener comida caliente en mi plato y alguien que me apoyara en todo, inclusive en los momentos más complejos de mi vida y también los más alegres.
Mirando cuán importante ha sido mi madre en mi vida, vi que también lo era y había sido para muchos de mis amigos y conocidos, es más, recuerdo como mi papá (a quien le dedicare unas palabras en próximos escritos) también hablaba de lo importante que era mi nona (soy Santandereano y así se le dice a la abuela, es decir, la mamá de mi padre), pero en términos generales, no solo nuestras madres, sino, nuestros padres que son ya adultos mayores, resultan importantes, pues, a riesgo de leerme cliché, ellos y ellas, pues, son la voz de la experiencia y quienes nos dan a conocer vivencias anteriores para mejorar las acciones presentes.
Para todas las culturas ancestrales los mayores (adultos mayores) eran venerados como seres portadores de sabiduría, para la cultura Guane, de la cual seguramente tengo descendencia por ser Santandereano, los ancianos tenían una suma importancia por sus conocimientos de la vida y de los secretos de la agricultura, entre otros.
El Estado se ha preocupado por realizar el cumplimiento de las políticas públicas de adulto mayor, en ese sentido, varios municipios han tenido una importante actividad y otros, solo se limitan a realizar giros a los centros vida, que en muchas ocasiones presuntamente, terminan siendo de los familiares o amigos de personas influyentes en los pueblos, pero en términos generales, hoy en día, el respeto, veneración y exaltación, hacía los adultos mayores, está en entredicho,
El mal trato hacía ellos, lo vi y podría decir que lo viví en cuerpo ajeno, pues, hace unos meses, mi mamá, quien tiene 66 años y está a 15 meses aproximadamente, fue despedida del lugar donde ha trabajado desde hace 20 años, la razón es que, el contrato estaba pactado a un término inferior a un año y se había terminado el tiempo pactado, sin embargo, así venía laborando desde hace 20 años, al respecto, mi mamá les notificó antes de la terminación que desde hace un tiempo, ella es pre pensionada y que les pedía no ser retirada por esta razón, pues, si la labor, la empresa y si es tercerización, mantienen la actividad, así sea en otra institución, el despido se entiende sin justa causa, por lo tanto, la persona que está en esa condición deben mantenerse laborando.
La institución hizo caso omiso, pero lo peor aún, es que en esta situación estaba vinculado de manera el ICBF, quien no solo hizo caso omiso, demoró en responder un derecho de petición casi tres meses, no contento con este tema, demoró más de un mes (días hábiles), en allegar una información importante para poder interponer acción de tutela, en todo este periplo, le pedían a mi mamá que ella debía presentarse personalmente a pedir la información para poder tener la información, e pocas palabras tuvo que ir hasta allá a entregar las peticiones.
No bastó con la victimización de su despido, también el ICBF quien al final allegó la información, la cual fue escaneada con un celular y sin notarse absolutamente nada la documentación, revictimizó a una adulta mayor, sino que también allegaba indebidamente la información y sin la más mínima preocupación por cumplirla función del derecho de petición.
Este, es solo un ejemplo que cito y que conozco de primea mano, pero no es el único, la atención respecto a los adultos mayores en Colombia por parte de las instituciones del Estado es pésima y ni que decir de las EPS, solo basta acercarse a la zona de cabecera en Bucaramanga, en donde se pueden ver filas interminables de adultos mayores esperando a que se les autorice un procedimiento o medicamento por parte de cierta EPS, que se jacta de ser internacional y tener hasta torneos de Tenis.
Ahora, observemos como es el procedimiento para el cobro de las pensiones y no solo eso, cuanto es el tiempo que se demoran en aceptar y reportar el ingreso a pensionado de una solicitud o miremos como se trata a los adultos mayores (portadores de la sabiduría) en los sitios donde laboran, mejor aún, miremos las cifras de contratación de las empresas a personas que están próximas a pensionarse, ¿a cuántos adultos mayores se contrataron en las empresas en los últimos dos años, respecto a los jóvenes y adultos?, también mírenos cuántos de ellos observamos en los semáforos vendiendo productos bajo la inclemencia del sol y la lluvia.
Estamos en una sociedad, que no solo pasa por encima de los niños, sino que, que no valora el aporte de los mayores, miremos un sistema que considera a nuestros nonos y nonas como material que ya no sirven y no los observa como los seres humánanos que nos ayudan a entender el mundo, ¿cuantos no recurrieron en pandemia al remedio casero del nono o de la nona para cuidarse del Covid? o ¿cuantos hoy irresponsablemente, no cuidan a sus hijos y los dejan bajo el cuidado de los abuelos porque dejan abandonados los niños sin cumplir con sus obligaciones de padres o madres?
Nuestros mayores son la voz que no nos dejan ir por el camino incorrecto, su respeto y cuidado nos trazan la ruta de las sociedades, pero el abandono y el irrespeto de la misma ciudadanía y de las instituciones hacía ellos, trazan para el fin de la sociedad.
Hoy estamos en un mundo de consumismos abismal y de acciones salvajes de preservación individual, pues, el colectivo está en un tercer plano y las conductas cada vez más, son más ausentes de solidaridad y humanismos, esto es una muestra de que la evolución tecnológica frenó la evolución humana y que aquellos conectores de las costumbres, tradiciones y preservación de la identidad no son tenidos en cuenta con el respeto y cuidado que se les debe tener no solo como adultos mayores, sino como seres de sabiduría.
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*Abogado egresado de la UIS, especialista en Derecho Público, magister en Derecho, doctorando en Derecho.
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