Por: Luis Carlos Heredia Ordóñez/ La alarmante deforestación de los bosques en Colombia, es una de las principales problemáticas ambientales del país en este siglo.
La tala de los árboles no solamente pone en riesgo la calidad del aire, debido a la función ecológica fundamental que cumplen los árboles y los bosques, en términos de depuración del aire, producción de oxígeno, y captación de gases de efecto invernadero.
Igualmente, se destruyen hábitats de especies nativas, se generan procesos de riesgo de erosión, que han generado en el país desastres como el que se desarrolló en Mocoa, las inundaciones en el municipio el Playón (Santander), los desastres inundaciones generados durante las temporadas invernales en Río de Oro en Girón (Santander) o las inundaciones de Rio Frio en Floridablanca,
También los diversos bloqueos y destrucción de vías que ha sucedido en Colombia, a lo largo de su historia; debido a la mala implementación de estrategias de estabilización de taludes.
Según datos del instituto de estudios ambientales Ideam, en el último año en Colombia ha crecido la deforestación en más de 171.000 hectáreas.
El crecimiento desmesurado de la deforestación está concentrado principalmente en departamentos como: Meta, Caquetá, Guaviare, Putumayo y Antioquia.
En consecuencia, la pérdida de este norme capital natural, obedece fundamentalmente al desarrollo de cultivos ilícitos, pero también a sectores de la economía cómo la agricultura y el acaparamiento de tierras y la ganadería o tecnificada.
Estos dos últimos requieren de estrategias de gestión ambiental que no solamente permitan el desarrollo de las buenas prácticas agropecuarias, como técnicas que se deban implementar para la reducción de los riesgos ambientales generados por la deforestación, especialmente en un país en donde la agricultura es uno de los principales reglones de la economía.
Por lo tanto, es necesario el desarrollo de campañas reales, que permitan el desarrollo de estrategias económicas especialmente en la agricultura que reduzcan a su mínima expresión el desarrollo de procesos de deforestación y potrerización.
Además, es necesario el fomento estrategias ganaderas; en donde el desarrollo de procesos silviculturales y de manejo de los suelos y los bosques; permite establecer mecanismos de ganadería intensivos que permitan el desarrollo de una ganadería sustentable; basado principalmente en la optimización de los piensos y la alimentación, el desarrollo de potreros tecnificados que permitan preservar las condiciones originales de los suelos, la rotación de los sistemas de pastoreo.
Es destacable mencionar que los sistemas estabulados que requieren pocas hectáreas para el pastoreo del ganado, unido a procesos de enriquecimiento de los suelos con enmiendas y la utilización de plantas benéficas, tanto para la alimentación cómo para la preservación del recurso suelo, son fundamentales en el desarrollo de una ganadería de bajo impacto ambiental.
También es importante recordar que la reducción de la huella de carbono y las emisiones generadas en estas actividades, requieren de un monitoreo y medición que es fundamental para tomar decisiones encaminadas en la optimización de la ganadería y la reducción de sus impactos ambientales.
En muchos sitios del país, se han logrado estrategias como el manejo de la estabulación, la utilización de bosques o sistemas silvopastoriles y el desarrollo de estrategias de buenas prácticas agrícolas y ambientales que permiten la reducción de los impactos ambientales en las áreas de producción agropecuaria.
El desarrollo de estrategias de recuperación de los suelos, el fomento de una agricultura enfocada en la ingeniería ambiental y el estudio de sistemas de producción agrícolas enfocados en las buenas prácticas ambientales, han demostrado en diversos estudios a nivel nacional e internacional, la necesidad de establecer un esquema de deficiencia que permita reducir la deforestación.
Por lo tanto, cada vez se hace más necesario e indispensable en el desarrollo de políticas territoriales y nacionales, que frenen de una vez por todas y de manera contundente los procesos de la deforestación, así como en la década de los 90’s con el problema del robo de combustible, se fomentó el desarrollo de batallones de protección de hidrocarburos; para reducir a cero esta problemática en el sector petrolero.
Además, hoy estimados amigos y lectores, también agradezco a todas las personas que nos leen, que se motivan a opinar y a comentarnos sobre temas y posturas en temas ambientales y sociales.
Gracias a ustedes que me motivan cada vez más, a seguir enseñando sobre el medio ambiente en Colombia y en Santander en este espacio de la Revista Corrillos.
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*Tecnólogo ambiental, ingeniero ambiental.
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