En la madrugada del domingo de Pascua, en medio de la ola de frío que recorre Estados Unidos, tres autobuses llenos de familias de migrantes provenientes de Texas llegaron a Washington, la capital estadounidense, y pararon al frente de la residencia de la vicepresidenta, Kamala Harris.
Las autoridades de Texas no han confirmado que hayan enviado a los migrantes, aunque en ocasiones anteriores los gobernadores de estados fronterizos han intentado con estos hechos llamar la atención sobre las políticas de inmigración de la Administración Biden.
Los autobuses transportaban entre 110 y 130 personas, según informó Tatiana Laborde, directora gerente de SAMU First Response, una agencia de ayuda de la ciudad de Washington que atiende a miles de personas que han llegado en los últimos meses.
Las organizaciones esperaban que los migrantes llegaran este domingo, dijo Laborde. Entre las personas a bordo había niños pequeños. A pesar de que las temperaturas rondaban los -9 grados Celsius, algunos solo vestían camisetas. La noche del 24 de diciembre fue la más fría registrada en Washington, según el diario Washington Post.
Laborde también dijo que el equipo estaba preparado para recibir a las personas con mantas y que inmediatamente fueron enviados a una iglesia de la zona donde una cadena local de restaurantes donó la cena y el desayuno.
Los migrantes dijeron que en su mayoría se dirigían a otras ciudades como Nueva York o Nueva Jersey donde tienen familiares y esperaban permanecer en Washington solo un tiempo breve. «Últimamente, lo que hemos estado viendo es un aumento de personas procedentes de Ecuador y Colombia», añadió Laborde.
El gobernador Greg Abbott, quien se negó a responder a comentarios, ha enviado en autobús a más de 15.000 personas desde abril hacia ciudades dirigidas por los demócratas como Washington, Nueva York, Chicago y Filadelfia.
El gobernador de Arizona, Doug Ducey, al igual que Abbott critican duramente al presidente Joe Biden por su gestión en la frontera entre Estados Unidos y México, donde miles intentan cruzar a diario hacia territorio estadounidense, muchas veces en búsqueda de asilo.
Las autoridades fronterizas de ambos países buscan ayuda de emergencia para habilitar refugios y servicios para los migrantes, algunos de los cuales duermen en la calle.
Una pelea entre republicanos y demócratas
Para los republicanos la crisis migratoria en la frontera sur estadounidense es culpa de la Administración Biden, ya que según ellos han relajado las restricciones y esto ha alentado a muchas personas a abandonar sus hogares y emprender el viaje en busca del sueño americano.
Pero el Gobierno ha puesto fin a algunas políticas y ha mantenido otras que fueron instauradas durante la presidencia de Donald Trump, quien también enfrentó picos en los cruces fronterizos y hasta llego a separar familias y niños como una medida de disuasión.
El portavoz de la Casa Blanca, Abdullah Hasan, calificó el envío de autobuses a otras ciudades como un «truco cruel, peligroso y vergonzoso” y dijo que en repetidas ocasiones la Administración está dispuesta a trabajar con cualquiera, republicanos o demócratas por igual, en soluciones reales como la reforma migratoria integral y las medidas de seguridad fronteriza que el presidente Biden envió al Congreso en su primer día en el cargo, pero estos juegos políticos no logran nada y solo ponen vidas en peligro».
Enfrentados al frío miles pasan Navidad en la frontera
Una familia guatemalteca de 15 personas, después de huir de la violencia en su país llegaron a Ciudad Juárez donde pasaron la noche de Navidad en una ceremonia organizada en un refugio cercano a la frontera.
Una iglesia en el refugio Buen Samaritano fue la encargada del servicio, aunque sin punto de comparación con las celebraciones de su lugar de origen, Nueva Concepción, donde siempre hay fuegos artificiales, tamales que comparten puerta a puerta con las familias y las personas del pueblo hacen una procesión con la estatua de la Virgen María. Para Marlon Cruz, de 25 años, un agricultor de yuca y plátano de Guatemala «es difícil dejar atrás esas tradiciones, pero había que abandonarlas como fuera».
Migrantes de otras nacionalidades hicieron parte de los festejos navideños, es el caso de los haitianos que no están acostumbrados a estas celebraciones, pero hicieron parte en señal de unión a la comunidad.
Decenas de miles de personas han huido de la violencia y la pobreza en sus países de origen y pasan la Navidad en refugios repletos de gente o en las calles de las ciudades fronterizas, donde son víctimas del crimen organizado y se enfrentan, además, a los embates del clima.
El Gobierno de Biden no ha levantado las restricciones impuestas por el Título 42, una ley que proviene de la administración Trump que ponía freno a los solicitantes de asilo durante la pandemia de Covid-19. Algunos estados republicanos han solicitado a la Corte Suprema que mantenga la medida, ya que argumentan que el número de migrantes alcanzan cifras récord. Aún no hay fecha para que el alto Tribunal tome la decisión.