El docente en Colombia ya es reconocido como profesional, pero requiere de mayor apoyo económico para su desarrollo. Su rol como motor de desarrollo en la sociedad es innegable, pero su propia valoración en el entorno es cuestionable.
Por: Luisa Fernanda López Caicedo/ Una tarea titánica que es reconocida el 15 de mayo, cuando se celebra el Día del Maestro. No es para menos. Estos profesionales son los encargados de formar a generaciones de estudiantes que en el futuro serán la fuerza productiva del país, pero también los ciudadanos de la nación.
Son varios los cuestionamientos que surgen a partir de esta fecha. De acuerdo con el Ministerio de Educación, en Colombia hay 430.000 maestros y directivos docentes, quienes son los encargados de formar desde los colegios, públicos y privados, a los 9,9 millones de niños, niñas y adolescentes vinculados a la educación preescolar, básica y media del país
Esta diferencia es significativa en comparación con países considerados como aquellos con mejores sistemas educativos, como Finlandia, donde la proporción es de 13 alumnos por maestro en primaria y 14 en secundaria. Lo anterior resulta relevante dado que se considera que el promedio de alumnos por profesor es un indicador de cómo se distribuyen los recursos destinados a la educación, en otras palabras, de cuánto y cómo invierten los gobiernos sus recursos en el sector.
Sus luchas
A lo largo de los años, el magisterio colombiano, en cabeza de la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode), ha protagonizado todo tipo de marchas, plantones y paros, alegando incumplimientos de los gobiernos a acuerdos hechos entre ambas partes, así como vulneraciones de sus derechos.
“Hoy el magisterio se encuentra en unas condiciones difíciles. Hay sobrecarga laboral, deficiencia en las instituciones educativas, estigmatización y violencia en contra de los profesores, en especial en zonas en conflicto como Arauca, Cauca, Nariño o el Catatumbo. La falta de maestros ha sido impresionante, tenemos dificultades con los prestadores de salud que no han cumplido con los contratos, y no se cumplen con las condiciones de seguridad en el trabajo”, dijo William Velandia Docente y sindicalista.
En el caso de Colombia, el país tiene sus propias debilidades. Una respuesta que el Ministerio de Educación entregó sobre el tema de déficit de docentes aclara que, si bien la planta de maestros en el país es suficiente, preocupan dos aspectos: los traslados de docentes y la contratación por parte de entidades territoriales, especialmente en el sur de Bolívar y Caquetá.
En este último, por ejemplo, era junio de 2022 y 9.500 estudiantes no habían podido iniciar clases debido a que el gobierno nacional no había girado los recursos al departamento para efectuar la contratación de docentes. Lo mismo padecía en julio seis municipios de Córdoba (Tierralta, Valencia, Montelíbano, Puerto Libertador, San José de Uré y Ayapel).
“La formación de los maestros no es completamente satisfactoria, adicionalmente a que no son bien pagados. Quienes entran a estudiar educación no son precisamente los bachilleres con mayor nivel académico; esos tienden a irse a otras disciplinas, y las facultades tampoco hacen un ejercicio significativo de mejoramiento”. Francisco Cajiao, asesor de la Unesco y del ministerio de educación
Todo no es malo
Pero no todo el panorama es oscuro, es necesario un poco de luz ante el reto de actualizar sus conocimientos y mejorar las capacidades pedagógicas, didácticas y metodológicas de los docentes. Se trata, además, de transformar los caducos modelos de pensamiento que han terminado por cuadricular la educación y enmarcar a los maestros en estereotipos conductuales, alejándolos de los contextos locales contemporáneos y de la diversidad de un mundo globalizado y cambiante.
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* Luisa Fernanda López Caicedo Comunicadora Social – Periodista, locutora profesional, voiceover y voz comercial de prestigiosas marcas locales, nacionales e internacionales, docente universitaria y productora radial.