Un pequeño alivio en el dato de la inflación y un repunte en las encuestas ofrecen un poco de aire en unos primeros 12 meses del Gobierno de Boric marcados por tropiezos: de debutantes en el poder, pero también de autogoles y fallos no forzados en una coyuntura estructural, en muchos casos heredada, que tampoco ha sido favorable. El revés del plebiscito constitucional, el de la reforma tributaria esta semana, la inflación histórica de dos dígitos por primera vez en 30 años y la inseguridad, avalada por cifras oficiales, marcan los grandes desafíos hacia delante.
En su discurso de asunción, el 11 de marzo de 2022, en una Moneda rodeada por multitudes y por la efervescencia de las altas expectativas, Gabriel Boric avanzaba dificultades y problemas en su mandato. Pero quizá nunca pudo pronosticar cuán difícil sería su primer año en el poder.
Este viernes, un día antes de cumplir su primer año como presidente y en el anuncio de su segundo gran cambio de ministros, lo reconocía abiertamente. “Hemos tenido dificultades, ¿quién podría negarlo?”, manifestaba al despedir a 5 de sus ministros y dar la bienvenida a otros 5 (Cancillería, Cultura, Deportes, Obras Públicas y Ciencia), en un cambio que implicaba la llegada y salida de 15 subsecretarios, figuras no tan conocidas, pero esenciales en la escena política chilena.
Es fácil señalar su momento más difícil de todos: la derrota apabullante en las urnas de la opción ‘Apruebo’ de la que era partidario el Gobierno el 4 de septiembre de 2022, el rechazo del pueblo chileno a reemplazar la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet.
La derrota generó “una profunda crisis de proyecto” dentro de la coalición oficialista de Apruebo Dignidad, analiza Marcelo Mella, cientista político y académico del departamento de Estudios Políticos de la Universidad de Santiago.
Mella destaca también el lento aprendizaje del bloque del Gobierno en su condición de minoritario en el Congreso.
“Demoraron demasiado en entender que habían conquistado solo un 24% de los escaños en Cámara Baja” y, que, en esas condiciones, era indispensable constituir una coalición elecciones post electorales que permitieran el doble objetivo de arropar a Boric y lograr viabilidad legislativa. Esto explicaría la sensación de “paralización legislativa” que se ha vivido en los últimos meses.
A este sentido apuntarían la integración en el último cambio de gabinete de políticos provenientes del mundo de la Concertación, la socialdemocracia y el Bacheletismo (como el ministro de Deportes Jaime Pizarro o el nuevo canciller, Alberto van Klaveren) con más experiencia, que podrían permitir una coalición post electoral que dé más holgura a los proyectos del Gobierno, especialmente tras el revés este miércoles de la reforma tributaria, la iniciativa más importante de Boric puesto que de su éxito depende poder financiar sus proyectos sociales en temas centrales como pensiones, salud o educación.
“En la historia de los presidencialismos latinoamericanos un Gobierno minoritario no está necesariamente condenado al fracaso”, recuerda Mella, aludiendo a la capacidad presidencialista de lograr acuerdos transversales.
Desafíos heredados
Ha sido un primer año “bastante difícil, complejo y con muchos desafíos, tanto por las promesas del Gobierno como por los desafíos heredados del Gobierno de Sebastián Piñera, como el control de la inflación, la crisis de seguridad”, o los problemas en el sur, en la región marcada por el conflicto mapuche, analiza de su parte para France 24 Rodrigo Espinoza, director de la Escuela de Administración de la Universidad Diego Portales.
Espinoza también destaca la dificultad del cumplimiento del programa de gobierno, “donde el proyecto estrella era la reforma tributaria” rechazada esta semana en el Congreso, o “la reforma de las pensiones”, como los escollos a vencer por Boric en los próximos meses. Y destaca la inclusión en el segundo cambio de gabinete de “figuras de más tonelaje político con una mirada más hacia el socialismo democrático” trazando la línea del tiempo del Gobierno hasta ahora.
“El gabinete parte su mandato con una mirada más frenteamplista, de izquierda, y cada vez se ha ido corriendo más hacia el centro donde el desembarco de los partidos como el PPD y socialismo han tomado más control de los ministerios y también de un Gobierno, que tienen tintes más concertacionista, más bacheletistas que frenteamplista a inicio del segundo año”, analiza Espinoza.
La falta de experiencia en la administración del Estado, los problemas de “gestión” que reconocía días atrás el propio Boric le han pasado una cara factura al Gobierno, que ha cometido varios errores y autogoles y ofrecido a la ciudadanía en muchas ocasiones una sensación de debutante y de improvisación, como fue el escándalo por los indultos a los llamados presos de la revuelta social de octubre de 2019, por la polémica de haber indultado a personas con prontuario delictivo, algo que originalmente se pretendía evitar.
Inexperiencia, alta exposición y algunos aciertos
Los autogoles del Gobierno tienen que ver con la inexperiencia “de una nueva generación” que ingresa a la política institucional y que tiene una “altísima exposición” en los medios y ante la ciudanía. Esa condición de nuevos liderazgos con experiencia parlamentaria pero no en el Ejecutivo hace que en situaciones de presión de la opinión pública “se den mensajes inadecuados que desvían la atención de lo importante y que no solo son evitables sino también contraproducentes”, analiza Mella, por más que se refieran a “temas sabrosos pero poco relevantes” para las prioridades del país. Esa inexperiencia ha ido reduciendo el círculo de hierro más cercano al presidente, como el ministro Giorgio Jackson, también exlíder estudiantil, que ha ido perdiendo poder y quedando relegado a posiciones menos claves del Gobierno.
Mella destaca como positivo el compromiso del Gobierno con un nuevo proceso constituyente, con mayor realismo “más transversal y menos partidista”. También, uno de los grandes triunfos del Gobierno sería el alza significativa del salario mínimo, que tras un acuerdo transversal con sindicatos y organizaciones liderados por la ministra Jeannette Jara alcanzó un aumento del salario de un 14,3% “el reajuste más alto en los últimos 29 años”, apunta Mella.
La gestión de los incendios ha llevado a Boric a recuperar recientemente un poco de la popularidad que se disparó hacia abajo de forma sostenida desde hace varios meses y que lo llevo a tener menos de un 30% de aprobación y un 70% de desaprobación hasta enero, según diversas encuestas.
Pero, ¿qué dice la calle?
Cuatro personas encuestadas por este medio, todas votantes de Boric, elegidas al azar y entre diversos rangos etarios muestra opiniones de lo más variadas.
“Voté por Boric porque quería cambios reales pero estoy sintiendo que no lo dejan gobernar” que lo sabotean en el Congreso, dice Alejandra Perines, de 52 años, dueña de casa y emprendedora. “Aun así siento que ha hecho muchas cosas” en la lucha contra la delincuencia en puntos críticos de la ciudad, “pero lamentablemente la gente quiere soluciones y medidas económicas rápidas y eso lleva un tiempo lograrlo”. Su balance es positivo, ve cambios “vamos por buen camino”, aunque no desconoce algunos errores.
Fue un primer año “modesto, no se han hecho las cosas que se prometieron por diferentes factores, no han dialogado como corresponde con la oposición para llegar a acuerdos, para poder avanzar”, señala Ricardo Urelio, de 75 años y retirado. “No han podido convencer a todos los que están con ellos difícil que convenzan a la oposición”, señala aludiendo a que pocos de los proyectos votados en este año contaron con todos los votos del oficialismo.
Desde una sensibilidad de izquierda, “observo un rápido accionar hacia el centro, muchas de las prerrogativas y los impulsos progresistas quedaron absolutamente sepultados en un actuar que hereda mucho de la Concertación en términos de implementar el modelo neoliberal con un discurso y maquillaje progresista” afirma, categórico, Ricardo Serrano de 43 años y comerciante, aludiendo al hecho de que el Frente Amplio fue ultracrítico con la Concertación antes de llegar al poder.
En este difícil primer año tuvieron más satisfacciones quiénes no votaron por Boric que quienes lo hicimos, en temas como la gestión del conflicto mapuche o en la campaña del ‘Apruebo’ para quienes tuvimos esperanzas o la reforma tributaria, afirma Mercedes Fernández, docente universitaria de 35 años.
“Se resiente la falta de proyectos en cultura y en educación a pesar de ser un Gobierno que proviene de una dura crítica al sistema educacional”, dice Fernández, sin embargo destaca su “alegría” de ver a gente más joven en el poder y las relaciones con la ciudadanía, con un Gobierno más cercano a la gente, y el rol de la ministra vocera Camila Vallejo que “ha deslumbrado”, así como las políticas para mejorar la condición de las mujeres o alcanzar la igualdad y las políticas feministas”, con liderazgos femeninos muy importantes, apunta.
El capítulo del año 2 de Boric empieza con dificultades, pero quedan aún muchos meses y proyectos por delante antes de un balance definitivo de su gestión.