Por: Carmen Elisa Balaguera Reyes/ Es una expresión que creció con nosotros, un aviso que se convirtió en una proclama de ayuda, de auxilio, de reclamo a una persona que conducía todos los días y durante mucho tiempo un programa radial que permitía a las personas que pasaban diferentes circunstancias poder resolver sus problemáticas. Abelardo Navarro Ríos conocido entre sus amigos como Pepo, intervenía ante las autoridades, entidades y empresarios y daba solución ante el mal desempeño de estos, su voz y su queja era escuchada por muchos y soluciones al instante era lo que se vivía.
Abelardo llega con la idea del programa a RCN de media hora y logra convertirse en dos horas que se prolonga por más de 35 años; él hoy con más de ochenta años y con una extraordinaria lucidez, ha sido persona de extraordinarias cualidades humanas y don de gentes muy particular que dio vida a este programa que se tornó a nivel nacional como un ícono de la programación vespertina y como decía su jefe Juan Gossaín, a nivel Nacional le estaba dando réditos muy importantes a esta cadena pues era de obligada audiencia para poder entender todo aquello que acontecía en esas épocas, hoy con programas muy similares que manejan todas las cadenas en los días am y fm.
Han sido varios los homenajes que se le han hecho, menciones en radio, prensa y televisión a este importante hombre de la radio santandereana, pero no contábamos los que asistimos a la premiación del concurso de periodismo “Luis Enrique Figueroa” auspiciado por la Gobernación de Santander, que pudiéramos pasar un mal momento donde se trajo a colación dos personas para el premio “A la vida y obra”, y allí se encontraba el nombre de Abelardo Navarro Ríos, quién desde muy temprano hizo presencia en el auditorio de Neomundo ya que su nombre iba a ser exaltado, pero fue sorpresa que también había sido llamado otro veterano periodista a la misma categoría.
Ambos con cualidades enorme en las regiones donde han hecho su exitoso trasegar profesional, pero se nos destiño el corazón cuando sólo uno de ellos fue nombrado y el nombre de Abelardo se quedó por fuera, muchos colegas no entendimos que paso, sólo vimos caras tristes y asombradas de ver a nuestro querido amigo sorprendido de esa invitación que le había hecho y fue dejado por fuera ni siquiera llamado a la tarima.
Lo esperamos muchos para decirle que los que alguna vez vimos su accionar, le admiramos, y que como amigo y colega él representa un ejemplo para las nuevas generaciones, siempre ha hecho lo correcto, por eso así no ostente ese diploma y esa placa, su ejemplo lo llevamos como un gran legado en el corazón, y los homenajes se deben hacer en vida.
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