Se mantiene en pie y creciendo gracias a su flexibilidad, cualquier otra planta o árbol de tronco grueso y macizo no resiste un fuerte viento.
Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ Todos queremos ver resultados inmediatos, deseamos que nuestras metas se cumplan ya, es más el país está viviendo esta situación con el nuevo gobierno, que quiere cambiar todo de una vez, difícilmente a un paciente lo pueden operar del corazón, del hígado y de los riñones a la vez.
Por eso y por otras razones invito a que seamos como el bambú, esta planta nos enseña mucho sobre la vida, sabían ustedes que esta planta durante sus siete primeros años creciendo únicamente hacia abajo, haciendo crecer sus raíces hasta lo más profundo, saben ¿Por qué? la planta se está preparando y ¿para que se prepara? para después ser capaz de alcanzar el mayor de los éxitos y ser la planta con el crecimiento más rápido que existe en todo el reino vegetal.
Que gran primera enseñanza, debemos salir al mundo fuertes e inquebrantables lo cual nos obliga a prepararnos mucho para ello, y el bambú lo consigue gracias a siete años de profundizar sus raíces, cuantos jóvenes en nuestro país, deberían seguir este ejemplo, ojalá nuestros dirigentes entendieran que un país para que tenga futuro debe preparar a sus jóvenes logrando que sus raíces sean firmes y fuertes y en este caso esas raíces se les llama educación.
Y es que el bambú, aunque lo cortemos varias veces el seguirá creciendo, ¿por qué es capaz de hacer eso? Porque sus siete años de raíces le dan la fuerza para ello, y aunque cortes el tallo, éste seguirá creciendo, él está preparado para triunfar y salir adelante ante cualquier adversidad, de manera tal que ante cualquier tempestad él, sabe renacer de sus cenizas y llegar otra vez a lo más alto empezando casi desde cero.
Además, el bambú se mantiene en pie y creciendo gracias a su flexibilidad, cualquier otra planta o árbol de tronco grueso y macizo no resiste un fuerte viento, porque es rígido, en cambio el bambú sabe cómo adecuarse a su contexto, porque es flexible, adaptable y cambia cuando es necesario hacerlo.
Lo anterior trae como lección que cuando nos proponemos objetivos, alcanzar retos o desafíos, tendemos a buscar resultados inmediatos y nos colocamos metas de “buenas intenciones”, “el mes que viene conseguiré 25 clientes nuevos” y lo hacemos sin planeación, recordemos que toda meta requiere esfuerzo y tiempo para comenzar a ver resultados, seamos como el bambú, recordemos la primera fase del aprendizaje pasa por cultivar, cimentar las raíces sin ver resultados.
En definitiva, si al igual que hace el bambú, somos capaces de tener paciencia en el cultivo de nuestro interior, si sabemos echar raíces fuertes en cuánto a nuestra identidad y si somos flexibles una vez que salimos al mundo y nos tenemos que enfrentar a diferentes situaciones a lo largo de nuestra vida, seremos exitosos y podremos enfrentar la vida con sabiduría y crecer a pasos agigantados como personas.
Si nuestros dirigentes políticos, las empresas, dejarán la ansiedad de los resultados inmediatos, los cuales además matan la innovación y el aprendizaje, que son los que en realidad importan para conseguir resultados exponenciales, reitero para lograr resultados se requiere siempre de planeación, seguimiento, aprendizaje y una gran dosis de trabajo para conseguirlos
La invitación es a que debemos crecer internamente antes de lanzarnos en busca de nuestros sueños, de nuestras metas, debemos conocernos más y desarrollar el yo interno, porque en la medida que sepamos quienes somos y de que somos capaces de hacer, pues mejor plantearemos nuestras metas y mejor las enfrentaremos, recordemos al bambú, él se eleva, hagamos lo mismo elevémonos, busquemos el cielo, para llegar cada vez más alto, eso si ya con nuestras raíces sólidas, firmes y profundas, aspiremos siempre a crecer y a mejorar cada día, no nos demos por satisfechos jamás y muchos menos nos demos por vencidos.
Hay algo muy interesante que sucede con el bambú y que nos enseña una importante lección, cuando un cultivador planta una semilla de este árbol, el bambú no crece inmediatamente por más que se riegue y se abone regularmente, de hecho, el Bambú no sale a la superficie durante los primeros siete años, alguien inexperto e inmediatista pensaría que la semilla es infértil, pero sorprendentemente, luego de transcurridos estos siete años el bambú crece más de treinta metros en solamente seis semanas.
Acá surge una pregunta: ¿cuánto podríamos decir que tardó realmente en crecer el bambú? ¿seis semanas? ¿o siete años y seis semanas? Sería más correcto decir que tardó siete años y seis semanas. ¿Por qué? Porque durante los primeros siete años el bambú se dedica a desarrollar y fortalecer las raíces, las cuales van a ser las que luego de estos siete años pueda crecer tanto en solamente seis semanas, tengamos presente algo importante si en algún punto en esos primeros siete años dejamos de regarlo o cuidarlo, el bambú muere.
Imaginemos un cultivador que deja de regar el bambú a los seis años y once meses, pues faltando solo un mes el bambú muere justo cuando se encuentra muy cerca de lograrlo y pierde todo lo realizado, ¿qué falto? Un poco más de paciencia y perseverancia hubiera producido muchos frutos en poco tiempo.
Los invito a que pensemos en cuáles son nuestros objetivos más ambiciosos, aquellos que siempre soñamos con lograr, y a evaluar las acciones que estamos emprendiendo día a día, pensemos que si los resultados no se manifiestan inmediatamente es porque estamos creando las raíces internas que van a permitir que este objetivo crezca y salga a la luz.
Sigamos otra lección del bambú, por más alto que nos elevemos, debemos ser flexibles, el Bambú se prepara para soportarlo todo, es así como el más fuerte de los vientos no es capaz de hacerlo caer, ni desviarse, “nada lo quiebra”, esto es muy importante para nuestra sociedad actual, nuestros jóvenes que a la primera dificultad recaen y buscan refugio en malos hábitos o piden psicólogo.
Otro ejemplo es el de la humildad, la sencillez y el ser agradecido, recordemos todo lo que ofrece el bambú, sirve para construir, es comida, es decir, es parte del sistema, se integra, y lo que pide a cambio es casi nada solo un poco de atención y agua, con solo eso el crece de manera monumental.
El trabajo en equipo es otra de sus lecciones, en los bosques de Bambú, cada planta cuida de la otra, se unen para ser más fuertes ante las tempestades, es decir unidos se tornan invencibles, siempre he hablado de la inteligencia colectiva, como la mejor herramienta para tomar decisiones, si somos fuertes, de seguros lo seremos más cuando somos unidos, cuando a nuestro alrededor tenemos gente trabajando unidos por un mismo fin.
El mensaje es claro formémonos, fortalezcámonos antes de lanzarnos en pos de nuestros sueños, debemos conocernos más y mantener una actitud abierta a aprender y mejorar cada día, seamos flexibles y humildes, aprendamos a agradecer con el corazón lo que tenemos y jamás olvidar lo importante que es querer, cuidar y mantener las mejores relaciones con todas las personas en nuestra vida personal y profesional.
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*Profesional en Mercadeo
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