Decenas de miles de enfermeras y personal de ambulancias ejecutaron un paro conjunto por la disputa salarial que mantienen hace semanas frente al crecimiento de la inflación, erigiendo la protesta más grande en los 75 años de historia del Servicio Nacional de Salud (NHS).
La presión sobre el sistema sanitario británico está en su momento más alto luego de que este lunes 6 de febrero se pusiera en marcha la huelga más importante que ha vivido el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) estatal del Reino Unido.
Decenas de miles de enfermeras y el personal del servicio de ambulancias de todo el territorio, pero sobre todo de Inglaterra, dispusieron un paro para exigir una sustancial mejora salarial después de que sus ingresos quedaran muy retrasados respecto a la creciente inflación que azota a la isla, la más alta en cuatro décadas y que alcanzó los dos dígitos.
Ambos rubros han mantenido protestas por separado con este reclamo desde finales de 2022, pero la huelga conjunta supone el golpe más duro para la estabilidad del sistema de salud del NHS en 75 años.
Esto sucede luego de que el Ejecutivo reiterara que un crecimiento salarial es inasequible y generaría una cadena de aumentos, entre otros impactos económicos negativos.
«El gobierno necesita escuchar y hablar sobre los salarios en lugar de simplemente decir que el NHS no tiene dinero», sostuvo una manifestante frente al Hospital St. Thomas, en el corazón de Londres.
Stephen Powis, director médico del NHS, anticipó que esta probablemente sea la semana más interrumpida del sistema luego de que se confirmaran más huelgas para estos próximos días. Las enfermeras volverán a marchar el martes, los fisioterapeutas lo harán el jueves y el viernes será el turno del personal de ambulancias.
La situación del aparato estatal sanitario es delicada. Actualmente posee millones de pacientes en listas de espera para operaciones y otros miles no tienen atención de emergencia inmediata desde hace meses.
La ministra de salud mental y estrategia de salud de la mujer, Maria Caulfield, defendió la reticencia a un aumento alegando que cada porcentaje quita dinero al servicio y dijo en diálogo con la cadena ‘Sky News’ que están pasado «uno de los inviernos más ocupados, con niveles récord de fondos destinados al NHS para tratar de administrar los servicios».
Medio millón de trabajadores, la mayoría del ámbito público, hicieron huelgas a lo largo de todo el verano. En ese período, el primer ministro Rishi Sunak intentó limitar la interrupción de servicios, con proyectos para obligar a una prestación mínima. Todo esto mientras también enfrentaba protestas fuertes de ferroviarios y de maestros.
El sindicato Real Colegio de Enfermería (RCN) instó al premier a poner fin «rápidamente» a la huelga ofreciendo mejores condiciones, pero no encontró respuestas positivas.
De hecho, un portavoz declaró este lunes que Sunak no planea involucrarse en las negociaciones. «Queremos seguir discutiendo cómo podemos encontrar un camino a seguir con los sindicatos», expresó el vocero.
El RCN, que apuntó que los bajos salarios contribuyeron a una ausencia progresiva de enfermeras en la última década, pidió un aumento del 5% por encima de la inflación, pero no lograron un acuerdo a pesar de semanas de charlas.
En Gales también estaban previstas huelgas, pero fueron levantadas tras una oferta del gobierno galés que será estudiada.