Por Dilmar Ortiz Joya/ Se discute por estos días la propuesta del gobierno nacional de aplicar el IVA a la gran mayoría de los productos de la canasta familiar, bajo el sofisma de “bajar el impuesto al valor agregado” al 18% e irlo reduciendo paulatinamente.
Pues, hay que decir que como todo “sofisma” (según significado de la RALE “es el argumento falso o capcioso que se pretende hacer pasar como verdadero”) debe ser observado con mucha cautela, máxime cuando nuestro presidente dejó constancia en discusión como senador en su momento de los 10 grandes pecados que tenía la reforma tributaria con el pueblo colombiano frente al aumento del IVA al 19% tildándola de “fiscalista”, “arrabalera” e “infame” al pretender pasar la cuenta a las clases menos favorecidas, a la clase media, teniendo como premisa la desaceleración económica que ha venido ocurriendo en el país desde al año 2009. Veamos por qué:
Afirma el señor presidente que en el ahora de ahora, la idea es que quien tenga más, tribute más; pero creo que el gobierno nacional no se ha quitado las “anteojeras, sarrias o tapa ojos” que no les deja ver con claridad el contexto económico que vive y ha vivido el país en los últimos nueve años, el cual, no es otro que la imposición de mayores cargas tributarias y reformas por doquier en donde todos y absolutamente todos tributamos por “todo” y el salario mínimo cada vez más mínimo.
Miremos éste simple ejemplo: Cuando nos despertamos en la mañana un viernes (para colocar de ejemplo el último día laboral de la semana) y ponemos los pies en el piso, ya debemos recordar que por pisar esa tierra pagamos un tributo: El impuesto predial. Al encender la luz, revisar el celular, utilizar el agua para asearnos, el jabón, la crema dental, el champú y otros elementos de aseo, ya nos cobraron el IVA. Al vestirnos, la ropa que usamos la compramos con IVA.
De igual manera, cuando tomamos el desayuno ya muchos de los alimentos vienen con “el sabor” del IVA incluido y si decidimos oncear en algún puesto de comidas, nos cobran el impuesto al consumo.
Al subir a nuestro vehículo nos cobraron el IVA en su precio, la sobre tasa a la gasolina al tanquearlo y el IVA a los demás insumos que utiliza. Al llegar a nuestro trabajo y si devengamos más de 3.716.916 pesos mensuales, nos toca declarar renta sobre el salario, amén de todos los descuentos de ley que sufre (llámense aportes para salud, pensiones, etc.) y ya cuando terminamos nuestra labor de la semana y el ánimo se nos enciende, porque “es viernes y el cuerpo lo sabe”, decidimos irnos a un sitio público a departir con amigos unas “frías”, una buena música y una comida; al momento de pagar la cuenta se encuentra detallado el impuesto al consumo de bebidas, comida y de igual manera en el valor de dichos productos se encuentra incluido lo que paga el propietario del establecimiento de comercio por impuesto de industria y comercio, impuesto de avisos y tableros, impuesto predial, Sayco y Acinpro y otras “arandelas” que se requieren para que les permitan funcionar.
Al salir del establecimiento optamos por utilizar el servicio de “Uber” quien también nos cobra el IVA y al llegar a casa antes de dormir decidimos ver una serie por “Netflix” cobrándonos el concebido IVA por su suscripción (se me quedan otros gravámenes en el tintero).
Así las cosas, con lo que hay es suficiente para que ahora piensen en meterle la mano a los alimentos básicos de las familias y pretendan que nos comamos el cuento de que existirá una compensación por aplicación del IVA a la canasta familiar – devolución del IVA – a aquellos hogares con ingresos menores a $789 mil pesos (es decir, un poco más de un salario mínimo mensual legal vigente, ojo pero por familia), para recibir como valor compensado la pírrica suma de 51.300 pesos mensuales, cada dos meses, pero sólo para algunos “rango de familias”, de acuerdo al “consumo” de las familias y conforme al “nivel de IVA que deberían estar consumiendo”, según voces del director de la DIAN ¡Háganme el bendito favor!
Y no podía faltarle la cereza al pastel, pues éste valor (es decir, los 51.300 pesos) estarán exentos del 4×1000, lo que quiere decir que esas familias “favorecidas” y “compensadas” tendrán que abrir una cuenta en el sector financiero para que se les consigne la ridícula suma, la cual tendrá per se, un descuento por la transacción bancaria, quedándose un valor de esa “devolución” en el bolsillo de los banqueros ¡No puede ser!
Ahora, tal y como lo afirma el gobierno nacional que se beneficiarán cuatro millones de familias con la compensación por aplicación del IVA, imagínense si por cada transacción que haga dicha familia “beneficiada con la devolución del IVA” el sector bancario cobrara un (1) peso, ¿cuánto ganarían los bancos? ¡Definitivamente, no hay derecho! Amén de que dicho programa se hará conforme al mecanismo que determine el gobierno nacional, muy parecido al de Familias en Acción, todo un fiasco.
Frente a este panorama, invito a los parlamentarios de nuestro departamento para que saquen su “arrechera mano”, se opongan a ésta nefasta y engañosa reforma tributaria buscando las alianzas necesarias para contraponerse a que sigan maltratando y engañando al pueblo y a los más necesitados; que no se dejen llevar por los cantos de sirena del gobierno nacional y no dejen avanzar lo que será la violación flagrante a la seguridad alimentaria de miles de compatriotas y le digan al unísono a nuestro señor presidente. No IVA’n, no nos crea “pingos” ¡Benditas almas!
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