Nuevos intentos para mediar por un diálogo y eventual cese de hostilidades en Ucrania, pero Rusia no cede.
En una llamada telefónica este jueves 5 de enero, el presidente de Turquía, Recep Tayip Erdogan, pidió a su homólogo ruso Vladimir Putin un alto el fuego unilateral para respaldar esfuerzos de paz en la guerra que Moscú ordenó hace más de 10 meses.
Sin embargo, el líder del Kremlin respondió que Kiev debería aceptar primero las “nuevas realidades territoriales”, en referencia a las regiones ucranianas que Moscú se ha adjudicado, como condición para iniciar eventuales negociaciones que conduzcan a una salida del conflicto.
Se trata de la provincia de Crimea, en el sur de Ucrania, anexada por Moscú en 2014, así como de las regiones adjudicadas por Putin en septiembre de 2022, tras la celebración de cuestionados referendos que Occidente y Kiev aseguran fueron realizados bajo coerción a los habitantes.
En las consultas consideradas “ilegales”, el Gobierno ruso incorporó como propias las provincias de Donetsk y Lugansk, en el este del país invadido, y Jersón y Zaporizhia, en el sur.
Pero el presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha señalado en reiteradas ocasiones que su nación no entregará los territorios, mientras avanza en una contraofensiva con la que promete recuperar todos sus territorios, incluida Crimea.
El Ejército de Kiev ha recuperado significativas franjas de su país, incluida la estratégica ciudad de Izium, que hasta el pasado septiembre fue el bastión principal de las tropas invasoras en la provincia nororiental de Járkiv.
Pese a los fuertes reveses sufridos por los militares rusos, Putin no claudica en sus aspiraciones de invasión. En los primeros meses del conflicto, el Ejército del Kremlin admitió que tiene la misión de apoderarse del este al sur de Ucrania, cruzando Transnistria.
Un plan que apunta a tomar el control de toda la región del Donbass, en el este de Ucrania, hasta crear un corredor terrestre a Crimea y desde allí buscaría otra “puerta abierta” hasta Transnistria, la región separatista prorrusa de Moldavia, dependiente de Moscú.
Ante la fuerte resistencia del Ejército ucraniano, respaldado con armas de Occidente, y las nuevas movilizaciones de reservistas rusos que apuntan desde el pasado octubre a infraestructura civil crítica que priva a los civiles de luz agua y calefacción, las dos partes parecen mantenerse en una guerra de desgaste y sin una solución a la vista.
No obstante, la OTAN advirtió recientemente que sería “peligroso” subestimar las ambiciones de guerra por parte de Rusia.
Líder religioso ruso aboga por un alto de hostilidades en la Navidad ortodoxa
A las peticiones de Erdogan sobre una pausa en los combates, se sumó el dirigente de la Iglesia Ortodoxa rusa, el patriarca Kirill.
El líder religioso pidió a Moscú y Kiev un alto el fuego para la Navidad ortodoxa, una importante fecha en los dos países enfrentados que se celebra entre el 6 y el 7 de enero.
La medida fue desestimada por Kiev, que la señaló como una “trampa cínica”.
«Yo, Kirill, patriarca de Moscú y de toda Rusia, hago un llamado a todas las partes involucradas en el conflicto interno para que cesen el fuego y establezcan una tregua navideña desde las 12:00 horas del 6 de enero hasta las 00:00 horas del 7 de enero, para que los ortodoxos pueden asistir a los servicios en la víspera y el día de Navidad», afirmó.
El líder del Kremlin no se ha pronunciado públicamente sobre esa solicitud y en Ucrania, Mykhailo Podolyak, uno de los asesores del presidente Zelenski, acusó a la iglesia rusa de hacer “propaganda de guerra”, incitar al “asesinato en masa” de ucranianos y respaldar lo que Moscú denomina “operación militar especial” para “desnazificar” al territorio ucraniano.
«La declaración de la Iglesia Ortodoxa Rusa sobre la ‘Tregua de Navidad’ es una trampa cínica y un elemento de propaganda», subrayó Podolyak.
Para Kiev, las intenciones del patriarca ruso son difíciles de creer, ya que la Iglesia Ortodoxa rusa ha respaldado abiertamente a su país en la guerra y la invasión ordenada por Moscú el 24 de febrero de 2022 ha contribuido a una creciente disputa dentro del cristianismo ortodoxo eslavo, que se remonta a más de mil años, incluso a las propias raíces de Rusia y Ucrania.
Putin justificó inicialmente la invasión por la expansión de la OTAN, liderada por Estados Unidos, en Europa del Este. También dice estar defendiendo a los hablantes de ruso en el este de Ucrania, acusaciones rechazadas por Kiev que exige el retiro completo de las fuerzas invasoras.