Por Freddy Fernando Flórez Afanador / En Barrancabermeja se extrajo el primer barril de petróleo del país, en lo que se conoció como el pozo “Infantas II”. Hoy la economía del Estado y la fluctuación del valor del peso frente al dólar están inescindiblemente ligadas al precio internacional del barril de petróleo. Somos una economía petrolizada.
Contar con este recurso natural no renovable no es sinónimo de riqueza, al menos para los países subdesarrollados, que además de ser presa fácil de la “enfermedad holandesa” por los enormes ingresos en divisas; la corrupción; ven cómo la distribución actual de las regalías entre los municipios productores y aquellos que no lo son, es de lo más injusta, al igual que la forma como se liquida el porcentaje para su cálculo.
En Barrancabermeja al menos el llamado “oro negro” ha dejado la ciudad sumida últimamente en la desesperanza, por ello se debe actuar de manera decidida, buscando nuevos renglones de la economía y planeando estratégicamente en qué serán invertidos los recursos del último cuarto de hora del petróleo -contamos con una reforma al SGR-.
Con el nuevo Sistema General de Regalías (SGR) que nos dejó el gobierno Santos -de allí fue donde nació la mal llamada “mermelada”-, Barrancabermeja aun siendo la cuna del petróleo en Colombia fue golpeada mortalmente, ello se ha reflejado en la desaceleración de la economía, menor capacidad de inversión, y lo que faltaba, una desbocada tendencia de acudir a recursos del crédito, conllevando ello a un debilitamiento de los recursos fiscales del Municipio y una exigua maniobra para los próximos mandatarios de la ciudad, que sin duda llegarán a pagar deudas y a solventar los gastos de funcionamiento.
Tenemos que, del porcentaje liquidable para regalías, el 50% tiene destinación específica así: 10% para fondo de ciencia, tecnología e innovación; 10% ahorro pensional territorial y el 30% para el fondo de ahorro y estabilización, sin duda un porcentaje bastante elevado.
Ahora, para entender el golpe que recibió Barrancabermeja en sus finanzas debemos comprender cómo se invierte el 50% restante de las regalías liquidables; pues de ese porcentaje sólo el 10%, son asignaciones directas a los Departamentos, Municipios y puertos fluviales y marítimos; el 90% de la mitad de la torta se le asigna a los fondos de compensación regional y de desarrollo regional, es decir, a los Municipios que no ponen en riesgo su medio ambiente, ni sufren de los estragos de la explotación petrolera.
Esto ha implicado que Barrancabermeja después de recibir regalías de más de 65 mil millones de pesos en promedio por año, hoy escasamente lleguen a 20 mil millones y con una fuerte tendencia a la baja. El departamento de Santander tampoco se queda atrás, después de recibir en el año 2012, 250 mil millones de pesos, en el año 2018 a duras penas recibirá 50 mil millones de pesos.
A lo anterior se suma, que la empresa más importante del país, que inició sus actividades gracias a las tierras bermejas ahora se ha desentendido con la gran responsabilidad social que tiene con la ciudad. Es innegable que Ecopetrol ha contribuido con el desarrollo de Barrancabermeja, pero ello se debe en gran medida a la carga tributaria como el impuesto de industria y comercio, y en su momento antes de la creación de la ANH, a las regalías petroleras.
Existe un gran acumulado de pasivos ambientales de la estatal petrolera para con Barrancabermeja, pero increíblemente en la ciudad ha disminuido de manera sustancial las inversiones, hoy día es imperceptible; si ello se debe a que las relaciones de Ecopetrol con el Municipio no han sido las mejores en los últimos tres años, se requiere urgentemente normalizar las relaciones, la Oficina de Gestión Social de Ecopetrol debe ser la luz que ilumine la oscuridad económica que se sufre en la actualidad, apalancando proyectos que son indispensables y urgen para la Ciudad; las ayudas no sólo deben aplicar para casos puntuales como aconteció con el desastre del Pozo 158 de la Lizama, es necesario que el apoyo sea integral.
Esperemos que Ecopetrol tan pronto logre avanzar en la ejecución de los recursos que tienen represados en el proyecto de la PTAR, haga un giro en su política de inversiones en Barrancabermeja, de no ser así continuará el agudizamiento de la crisis económica del Municipio que en últimas se refleja en sus comunidades, en las altas tasas de desempleo, y en una mayor contaminación ambiental.
Desde estas líneas hago un llamado para la recuperación del programa “el gran acuerdo social Barrancabermeja 100 años”, es necesario recuperar esas discusiones y reabrir la mesa de excelencia educativa.
Ecopetrol debe cambiar su accionar que tiene frente al proyecto de infraestructura más grande en la historia de Barrancabermeja que lo ha llevado a una profunda crisis. En el año 2016 impuso una modificación sustancial al convenio DHS 157-09 cuyo objeto es la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales -PTAR-, y fue la de no aportar un peso más para su construcción; tal decisión fue una bofetada para la Ciudad, si tenemos en consideración las enormes compensaciones ambientales que adeuda al Puerto Petrolero, y que decir de una deuda de impulso social, económico, cultural y productivo.
La Ptar, es la nueva papa caliente en cuanto tiene un sinnúmero de obstáculos a vencer: con el cambio de destinación de los recursos del crédito que iban para vivienda -Ciudadela Centenario-, propuesto por la Administración Municipal, se ha propiciado un gran debate político y social, el cual requiere de manera urgente una socialización de la ejecución de la obra y todos sus antecedentes.
Es imperativa la construcción de algunos colectores pendientes; se necesita la interconexión de los mismos; debe garantizarse que no deban realizarse adiciones al valor del contrato en el futuro; los nuevos recursos del crédito dejan un mayor empobrecimiento a las finanzas del Municipio; la posición de Ecopetrol de cero ayuda financiera futura para el proyecto más importante del siglo deja un trago amargo que debe resolverse; debe solucionarse la inoperancia de las Mini Ptares en algunos sectores de la ciudad, que están afectando la salubridad pública, quién opere la Ptar en el futuro debe operar las pequeñas. La papa se calienta porque es innegable que se van a necesitar mayores recursos, ojalá se planifique urgentemente.
El desarrollo es necesario, pero desde ya los habitantes de Barrancabermeja deben preparar el bolsillo con el aumento considerable de la tarifa de alcantarillado, porque la operatividad de la PTAR requiere de grandes recursos. En el futuro, quien opere la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, se quedará con la joya de la corona, le hubiera ido mejor a la ciudad si desde un principio se hubiera concebido como asociación público privada.
Sin duda la clase política tiene unas tareas gigantescas para con Barrancabermeja y en general con todos aquellos Municipio que son productores petroleros; en el Congreso de la República deben impulsarse grandes reformas Constitucionales que implique que la llamada “equidad” en la distribución de las regalías no sea un retroceso y atentado para las regiones que dejan expuestas sus riquezas ambientales, sin compensaciones justas; la igualdad se debe aplicar entre iguales, es apenas justo que quienes más sufren de la explotación petrolera, sean los que más reciban.
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