Las medidas sanitarias contra el Covid-19 parecen relajarse en las principales ciudades chinas luego de varios días de polémica debido a las numerosas manifestaciones de la ciudadanía contra la estricta política de ‘Covid cero’ defendida por el gobierno de Xi Jinping. Centros urbanos como Beijing, la capital, Cantón o Shenzeng han anunciado que dejarán de hacer pruebas de esta enfermedad en medios de transporte o algunos espacios públicos, como los parques.
La decisión se da porque, según las autoridades “se dan las condiciones” para revisar la política de ‘cero Covid’ aplicada durante estas últimas semanas debido al auge de contagios, aunque coincide en un momento en el que todavía se está cerca del pico de nuevas infecciones en esta nación asiática.
La nueva orden supone un alivio para los millones de personas que se veían en China obligadas a hacerse varias pruebas semanales de la enfermedad para poder acudir a sus centros de trabajo o realizar actividades cotidianas habituales, como acudir a supermercados o tener momentos de ocio. Sin embargo, este anuncio todavía está muy lejos de ser una apertura total.
Numerosos comercios todavía siguen exigiendo tener una prueba a pesar de que las personas estén vacunadas y las medidas de cuarentena para todas las personas que lleguen al país, tengan la enfermedad o estén en contacto con alguien que tenga la enfermedad son todavía extremadamente estrictas.
El caso de China contrasta con el resto del mundo. Mientras que en la mayoría de países del planeta se está conviviendo con el virus gracias a la vacunación y, en la mayoría de ellos, las restricciones son menores o prácticamente inexistentes, el gobierno de Xi Jinping sigue considerando a la pandemia como una amenaza para su sistema sanitario y, especialmente, para las personas más mayores.
El anuncio de la flexibilización de las normas fue bien recibido por la Organización Mundial de la Salud, quien apoya que las naciones levanten las restricciones ante lo que parece que es la fase final de la pandemia.
La política ‘cero Covid’ desencadenó las mayores protestas
La decisión de rebajar las duras restricciones en estas ciudades llega días después de que China viviera las mayores manifestaciones en décadas. Esta nación no está acostumbrada a sufrir protestas debido a que durante décadas cualquier tipo de oposición o disidencia ha sido reprimida y a que la ciudadanía vive bajo un estricto control tecnológico por parte de las autoridades que dificulta mucho que puedan organizarse para protestar. Sin embargo, eso no impidió que en ciudades como Beijing o Shanghái se vivieran escenas de tensión desde el fin de semana pasado.
El detonante de todo esto fue el incendio de un edificio de apartamentos en la ciudad noroccidental de Urumqi, en el que murieron al menos 10 personas. Una causa que hizo que el pasado 25 de noviembre miles de personas salieron de las calles al entender que estos fallecimientos se habían dado por culpa de los confinamientos decretados en todo el país.
Por Internet circularon preguntas sobre si los bomberos o las víctimas que intentaban escapar estaban bloqueados por puertas cerradas con llave u otros controles antivirus. Las autoridades lo negaron, pero las muertes se convirtieron en un foco de frustración pública.
Durante las protestas, además de pedir la flexibilización de las medidas, algunos manifestantes exigieron la dimisión del presidente Xi Jinping, algo poco habitual que muestra el alto grado de frustración con el que vive una buena parte de la ciudadanía a causa de estas medidas.
Xi, durante una reunión con funcionarios de la Unión Europea en Pekín el jueves, culpó de las protestas masivas a los jóvenes frustrados por los años de pandemia. Durante los días siguientes a las protestas, se ha visto a través de redes sociales a las autoridades haciendo controles a los teléfonos móviles de ciudadanos para rastrear la participación en estas manifestaciones y sancionar a aquellos que lo hayan hecho.
Desde algunos sectores del Partido Comunista Chino se ha empezado a culpar a las “injerencias extranjeras” de estas protestas y han prometido represalias para los organizadores, aunque los cierto es que las protestas surgieron de forma espontánea a partir de una vigilia organizada en un barrio cultural de la ciudad de Shanghái.
En las últimas 24 horas, el gobierno informó de 33.018 infecciones domésticas en las últimas 24 horas, de las cuales 29.085 no presentaban síntomas. Cifras extremadamente bajas para un país que tiene una población de 1.400 millones de habitantes, pero que han marcado récords de contagios en esta nación desde el inicio de la pandemia en enero de 2020. Las causas de estos aumentos parece ser la variante Ómicron, que ya se ha hecho mayoritaria.
Expertos citados por agencias de noticias como AP o Reuters creen que la relajación total de las medidas no podría darse hasta bien entrado el año 2024, en función del éxito de la campaña de vacunación a adultos mayores.