Por: Diego Ruiz Thorrens/ Siempre he considerado que, después de más de 40 años, hablar sobre VIH/Sida debería ser mucho más sencillo. Muchísimo – más – sencillo. No obstante, en un departamento como el nuestro (especialmente, en municipios del centro y sur de Santander) hablar sobre ITS (infecciones de transmisión sexual), VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) y Sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), continúa siendo un verdadero problema.
¿Por qué es un problema? Me explico: en Santander cuando hablamos sobre VIH, es porque el tema es abordado en las pocas (poquísimas) campañas de prevención que realizan algunas secretarías de salud municipales (¿Unas 6 o 7 secretarias de salud municipales de las 87 de todo el departamento?); en las campanas de toma de prueba voluntaria para VIH realizadas en la ciudad de Bucaramanga (tanto por el Proyecto VIH de Fondo Mundial y AHF) y que atienden, tanto a población connacional como migrante, cobijando (afortunadamente) a los municipios de San Juan de Girón, Floridablanca, Piedecuesta y Lebrija pero no a otras regiones del departamento como son el distrito de Barrancabermeja o el pasillo turístico – vía Bogotá – entre San Gil y Socorro; y en acciones de prevención en salud sexual y reproductiva dirigidas a personas sexo diversas y/o LGBTIQ (únicamente de Bucaramanga, área metropolitana y, con algunas excepciones, en Barrancabermeja).
Ah, y también en las jornadas de salud realizadas por algunas organizaciones de la sociedad civil que promueven el tema en tiempos precisos del año (y/o en acciones/campañas puntuales). Pero nada más. En Santander, las pocas (poquísimas) organizaciones de base comunitaria que abordan 24/7 este tema (es decir, durante gran todo el año), lo hacen sin contar con apoyos financieros o institucionales que les permitan impactar a más personas, lo que imposibilita posicionar un tema que es sumamente importante para todas, todos y todes. Hablar sobre VIH es dialogar acerca de un tema que atraviesa nuestra sexualidad y que debería interesar a todas aquellas personas que tienen o disfrutan de una vida sexual activa.
En EPS, IPS, Universidad, Colegios, Escuelas (Centro Educativos), Empresas, Instituciones como Clínicas (con algunas excepciones) y Hospitales (nuevamente, con algunas excepciones) hablar sobre VIH/Sida continúa siendo un tema tan difícil de abordar que incluso algunas profesiones de la salud prefieren evitarlo. Y no porque el tema no sea relevante, sino porque continúa siendo un tabú. Y este tabú da como resultado una barreras monumentales en la atención integral en salud a personas viviendo con VIH, desencadenando en escenarios que generan violencias que impactan también a seres queridos, parejas y amigos cercanos de las personas viviendo con VIH, haciendo más difícil que otras personas interesadas en la prevención de la infección puedan acceder a la medicación como es el tratamiento de profilaxis pre exposición (PrEP) o incluso, a la misma prueba para VIH (que es gratis) desde las mismas IPS.
En los últimos meses, el departamento de Santander ha vivido un notable retroceso en diversos escenarios que abordan, tanto directa como indirectamente, la prevención y atención del VIH/Sida. Retroceso directo porque está perjudicando la vida de personas viviendo con VIH, en donde algunas IPS se niegan a la realización de exámenes de control (como es el examen de carga viral, examen que debe ser tomado semestralmente a todas las personas viviendo con VIH, y otros exámenes básicos, y son los controles de colesterol, azúcar, funcionamiento hepático y renal, etc.), y/o la entrega oportuna de medicamentos antirretrovirales. Indirecta, porque el abordaje del VIH no debe ser realizado únicamente tan pronto identificamos a una persona viviendo con el virus sino mucho, muchísimo antes de la ejecución de las campañas de prevención, campañas que deberían también abordar la violencia sexual contra las mujeres y prevención de la violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes.
En Santander, los nuevos casos (incidencia) de VIH siguen en aumento, y esta incidencia, puede y debe ser entendido desde distintas ópticas, como es el aumento en las campañas de toma de prueba voluntaria para VIH en regiones donde el virus circula con mayor recurrencia. Pero también puede y debe ser entendido como una forma donde estamos quitándole terreno al conocimiento científico sobre el virus, conocimiento que, al día de hoy, nos permite entender que una persona viviendo con VIH puede llevar una vida normal, con una vida sexual activa, sin exponer a otras personas a la infección. Se puede vivir con VIH y no trasmitir el virus.
En nuestro departamento el problema no es el VIH. El problema es multidimensional, como la ignorancia, el estigma y la discriminación social, y sobre todo, la abrumadora necesidad, por parte de algunos sectores, de seguir viendo al VIH como un enemigo que solo afecta a unos pocos (homosexuales, trabajadoras sexuales, personas que se inyectan drogas), cuando finalmente, el virus, puede afectarnos a todos.
(Final de la primera parte del artículo)
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*Estudiante de Maestría en Derechos Humanos y Gestión de la Transición del Posconflicto de la Escuela Superior de Administración Pública – ESAP Seccional Santander.
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