Por: Érika Bayona López/ Sin lugar a dudas la actual inflación en Colombia parece haber llegado a su techo más amplio en los últimos 20 años. Así lo reportó la banca y el DANE, ya que los índices de precios al consumidor en el noveno mes del año se ubicaron a 11,44%, coronándose como el pico más alto respecto al costo de vida, el cual aumentó 0.93% y en lo que va del año acumula 11,4%.
Estos datos pese a ser tan cortos no deben menospreciar su impacto en quizás la peor crisis financiera que ha enfrentado la historia moderna, ya que no es un capricho ni el cambio de gobierno el que tiene por las nubes y a bolsillo roto la economía de los hogares colombianos vs industria y crecimiento per cápita.
El alza actual denota que los impuestos y los gastos atribuidos a alimentos y a bebidas, así como los productos de la canasta familiar como las frutas, carnes, granos y demás, acumulan una inflación superior entre el 29 y 33%. De excluirse en estos alimentos de la canasta familiar principal y diaria de los colombianos solo se destinaría a aplicar la inflación acumulada a un 8 o 11%. Por otra parte, para nadie es un secreto que en todos los hogares colombianos su necesidad básica primaria es la adquisición de estos alimentos perecederos, donde los hogares con pocos recursos económicos, como lo es una madre cabeza de familia que devenga un salario mínimo destina más del 30% de su ingreso para la adquisición de sus alimentos diarios o mensuales aunada a la cantidad de hijos que posea.
Ahora bien, como si no existieran más males, los servicios públicos al igual que los combustibles son el segundo factor atribuido a la inflación, es decir, que en un hogar donde se posea una motocicleta o un carro y se paguen los servicios públicos esenciales, casi que por adhesión se convierte en el segundo factor del aumento del costo de vida de los colombianos.
La disparidad de las regiones respecto al tratamiento económico de las tarifas de energía, agua y gas son otras de las ambivalencias y quizás contradicciones existentes en nuestro famélico e inequitativo sistema de prestación de servicios públicos, ya que el valor del voltaje por cada vivienda, sea cual sea el estrato social, con o sin subsidios, depende de la ubicación geográfica o de qué tan lejos o cerca estemos de las diferentes fuentes de energía hidroeléctricas etc.
El DANE hace serias indicaciones al concluir en sus estadísticas que Colombia no es el único país que está enfrentando este tipo de movimientos económicos, pues muchos de nuestros países vecinos como Brasil, Chile y Perú están tocando picos de inflación altamente alarmantes. Por ello, el gobierno nacional ha decidido adelantar decisiones concretas con el fin de frenar la inflación y pese a estar en la agenda económica, lo cierto será que al igual que el globo de UP, la inflación nos sacará de nuestras casas, donde por más dinero que exista, la capacidad adquisitiva y dicha crisis económica no tendrá techo para pararla.
Para la muestra de un botón, nuestros vecinos de la república bolivariana, no solo reportan los picos más altos de la inflación a nivel mundial sino también a nivel región. Por esta razón, debe acabarse el romanticismo económico, se deben establecer estrategias, políticas públicas y medidas de protección nacional e internacional, tanto al interior de la economía como en lo versante en los tratados internacionales o TLC, los cuales requieren con urgencia que se replanteen a nuestra crisis actual económica. De lleno a lo anterior, no se puede tomar simplemente al índice de la tasa de interés, se debe casi de manera obligatoria llevar a cabo un debate político donde se establezcan estrategias prioritarias como es la transición energética, impuestos a las huellas de carbono e incentivar la agricultura primaria de la región, sin intermediarios o tercerizada que afecten aún más el bolsillo de los colombianos.
Para no irnos tan lejos, a hoy es más fácil que un campesino se abstenga de transportar sus productos, ya que el transporte es mucho más caro, puesto que en Colombia las vías terciarias corresponden al más del 70% de las vías de comunicación de los agricultores pequeños y medianos.
Es evidente que parte de esta radiografía es quizás de los males heredados por políticas arcaicas, huérfanas e insulsas, que no se han modernizado con el pasar de los años. Y es evidente que urge de manera latente una reforma agraria aterrizada a las necesidades económicas donde sea el agricultor el mayor protagonista y socio de esta solución. Para las verdades el tiempo, decía un político santandereano en campaña y que más que el resultado actual de las endebles e imprecisas decisiones que se han tomado en favorecer el campo de manera integral. Y no nos vayamos tan lejos, para la muestra de un botón, nos ha quedado grande delimitar los páramos de nuestro país y regular las actividades agro pastoriles o agrícolas en estas zonas de especial protección ambiental. Al igual que en la rosa de Guadalupe, novela mexicana muy popular usada para exponer crisis emocionales y sociales de manera sarcástica, no se debe utilizar la politiquería y el amarillismo para hacer política con la crisis económica actual. Por tal motivo, es de especial atención y cuidado que el nuevo congreso el cual se está estrenando en periodo legislativo, demuestre al país con proyectos de ley audaces e inteligentes un progreso que garantice paulatinamente la desaceleración de la inflación y garantice la papita de todos los colombianos a futuro.
Tengo la fe y la esperanza al igual que muchos colombianos, que los cambios genuinos y sustanciales en miras de favorecer y mejorar las condiciones de vida de los colombianos serán reales y aplaudibles. Porque de no serlo, estaremos destinados a vivir la historia dos veces, como lo fueron en su pasado gobiernos endeudados, sin propuestas enérgicas que saquen avante las crisis y que por el contrario enloden los pesos colombianos en el pantano de la inflación. Tal como lo han vivido nuestras economías vecinas, que a hoy ni garantizando la reapertura económica pueden soñar con adquirir los elementos necesarios para la subsistencia humana, teniendo que recurrir a largas horas y filas para el abastecimiento de un pan, una panela o una libra de trigo. ¡Tal cual!
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*Acount Auditor-QA / MBA y Máster en Project Management. Auditor interno BASC. Administradora de Negocios Internacionales y Especialista en Mercadeo Internacional de la Universidad Pontificia Bolivariana.
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