Por: Luis Alfredo Bonza Forero/ Para nadie es un secreto la Contraloría Municipal de Bucaramanga cuando trabajaba con normas jurídicas puntuales, su funcionamiento era óptimo ejerciendo la vigilancia fiscal, porque el control previo (antes de la maniobra-robo) ponía a pensar a los funcionarios ratas de la cosa pública, para cometer un delito o defraudación al erario público, con esta norma fiscal practicada en otrora se combatía la corruptela, pero una vez el control previo desapareció los corruptos izaron su bandera podrida que hasta la fecha ondea por los aires de la ciudad al no existir una norma que frene el acto doloso antes “D”.
Acaba de regresar de Santa Marta la Contralora Municipal, donde asistió al Congreso Nacional de Contralores (as) del país, tratando puntos de vitales con ponencias serias, para que los diferentes entes de control sean respetados en sus funciones, caso del desafuero inicuo de la administración municipal de Bucaramanga, quien en una salida en falso presuntamente obstruye la vigilancia fiscal de la Contraloría Municipal de Bucaramanga, hoy existe el control posterior a todos los actos hechos buenos, regulares o malos, desafortunadamente en nuestra ciudad la Contraloría Municipal fue víctima del recorte presupuestal posiblemente presionando una interrupción en su labor pública legal.
Lo anterior implica su funcionamiento a falta de presupuesto obligaría al ente de control fiscal laborar hasta el último día del mes de septiembre del 2022, el denegado de la Administración Municipal de Bucaramanga, pudiese paralizar la Contraloría Municipal ante la jugada maestra realizada por anteriores administraciones con aval del Concejo Municipal de la ciudad en ese entonces, fatalmente respaldada la decisión por la actual administración municipal, en cabeza del jefe del ejecutivo, con los concejales de la ciudad.
La actual contralora municipal de nuestra urbe, Viviana Marcela Blanco Morales, tiene ocho meses de estar posesionada en esa dignidad, ajena a quienes tomaron esa medida dañina por parte de alcaldes en otrora, repitiendo respaldada por el actual mandatario municipal, el concejo local, dicen el recorte discutido lo provocaron anteriores contralores por presuntos grises manejos, me lo expresó el concejal Fernando “chumi” Castañeda la semana anterior en las instalaciones del recinto de sesiones, de ser así, debe investigarse, pero la actual Contraloría Municipal -opino- nada tiene que ver con este estrujo sórdido.
El ataque inadmisible contra la Contraloría municipal, desafío indolente al ente fiscalizador, porque quienes creen pueden tapar el sol con dos manos, pueden estar violando la ley, el municipio no puede trabajar sin control fiscal pudiendo parodiar un barco a la deriva, entendiendo esta nave (alcaldía) no tiene capitán director, por ende no hay quien la dirija pudiendo encallar por falta de un experimentado piloto, el control posterior está a la mano de la Contralora Municipal, opinando los “actores” les puede salir el tiro por la culata, dice un axioma popular, porque quien ha perdido el honor ya no puede perder más.
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*Periodista