Por: Holger Díaz Hernández/ “Los políticos cuando están en la oposición tienen soluciones, cuando están en el poder tienen problemas”: Jaume Perich, escritor y caricaturista español.
Arranca la era Petro, inédita en una nación acostumbrada desde sus albores a gobernar con las mismas élites y que ante la aparición de figuras políticas que representarán un cambio la fórmula era asesinarlos para sacarlos del camino, como sucedió con Jorge Eliecer Gaitán y con Luis Carlos Galán, para no hablar de Carlos Pizarro Leongomez o de Manuel Cepeda, que en su momento también quisieron llegar a la presidencia de la república.
Gustavo Petro Urrego se posesiona hoy y con él inicia un periodo que desde ya se avizora turbulento porque después de décadas de ser oposición, la izquierda por fin llega al poder nacional, a gobernar y a ser objeto de agresiones y censuras como las que ellos ejercieron durante estos años.
A su favor cuenta con el apoyo de más de once millones de ciudadanos que refrendaron con su voto el giro político que dio el país en las elecciones, inicia con mayorías absolutas en el congreso y con el apoyo no solo de las bancadas alternativas sino además con casi todos los partidos de la derecha, en una luna de miel que le permitirá por lo menos inicialmente, sacar adelante las reformas que durante tanto tiempo ha venido soñando para el país.
Además la designación de sus ministros ha generado un buen ambiente en casi todos los escenarios con una mezcla de experiencia, inteligencia política, equidad de raza y de género, algunos de ellos han sido considerados polémicos pero en general bien calificados y con unos retos muy grandes en cada una de sus carteras.
En contra tendrá una oposición férrea representada por el Centro Democrático que por primera vez no contará el apoyo frontal del gobierno y de los contratos y nóminas a las cuales estaban acostumbrados; les llegó el momento de reinventarse y de fondo.
Enfrentará también a un gran sector de los medios de comunicación que estarán atentos a cualquier error para caerle encima y pasarle cuenta de cobro y a muchos de los que lo han apoyado desde siempre que al no ser tenidos en cuenta en el poder o al sentir que se han sido traicionado en sus principios serán una piedra en el zapato pero lo que más debe preocupar no solo al gobierno entrante y sino a todos nosotros, es el riesgo de recesión económica que se avecina, que requerirá ingentes esfuerzos fiscales y un manejo audaz de las finanzas del estado para contener la inflación, frenar la devaluación del peso, generar ingresos a la población, disminuir el desempleo, garantizar seguridad alimentaria y enviar a los empresarios un mensaje de tranquilidad para que sigan invirtiendo en el país, hay que advertir que todos estos factores sumados no son fáciles de conseguir.
Pero lo más importante de todo es que el nuevo gobierno actúe con prudencia, con capacidad y con la razón, sin entrar en el populismo, en la salida fácil de querer complacer solo a los propios, es necesario quitar de la mente no solo de los contradictores sino de una gran porción de los colombianos que se va a gobernar con el espejo retrovisor, que va a continuar la división en el país, que el poder no será utilizado para golpear a quienes han sido sus enemigos naturales, tendrá que ser la reivindicación de los excluidos, de las minorías, de los más necesitados pero sin llevarse por delante a los demás.
Gustavo Petro se ha venido preparando para ser presidente de Colombia desde hace muchos años y a diferencia de lo que ha venido ocurriendo en países como Argentina, Venezuela o Perú donde gobiernos de izquierda han llevado casi al colapso a su población, acá hay un líder preparado, experimentado y como reconociera en algún momento el expresidente Álvaro Uribe, con una “inteligencia superior”, que, por encima de los egos, le permita conducir al país hacia un puerto seguro.
“Hoy es posible decirle a un gobernante que es un incapaz sin que nos pase nada. Y al gobernante tampoco”: Jaume Perich.
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*Médico cirujano y Magister en Administración.