Mientras Estados Unidos mantiene una dura pelea de larga data para regular el control de armas, Canadá se alista para reforzar su legislación en esta materia.
El Gobierno de Justin Trudeau introdujo ante el Parlamento un proyecto de ley para implementar un «congelamiento nacional» en la compra y venta de armas de fuego.
La iniciativa forma parte de un paquete legislativo que también busca impedir que cualquier persona sujeta a una orden de protección o que haya cometido violencia doméstica o acoso obtenga o conserve una licencia para portar armas de fuego.
El proyecto crearía una nueva ley de «bandera roja» que permitiría a los tribunales exigir que las personas consideradas un peligro para sí mismas o para otros entreguen sus armas a la Policía. El Ejecutivo indicó que la medida velaría por la seguridad de quienes presentan la solicitud durante el proceso, a menudo mujeres en peligro de abuso doméstico, al proteger sus identidades.
También requerirá que los cargadores de armas largas se modifiquen de manera permanente, para que nunca puedan contener más de cinco rondas de disparos y prohibirá la venta y transferencia de cargadores de gran capacidad.
Asimismo, las nuevas reglas prohibirían algunos juguetes que parecen armas reales, como los rifles de airsoft. La semana pasada, un policía de Toronto disparó y mató a un hombre que llevaba una pistola de perdigones.
«Debido a que se ven como armas de fuego reales, la Policía debe tratarlas como si fueran reales. Esto ha tenido consecuencias trágicas», afirmó el ministro de Justicia, David Lametti.
La introducción de una nueva regulación en Canadá llega solo una semana después de que un joven armado matara a 19 niños y dos maestras en una escuela de Uvalde, Texas, un hecho que conmocionó a Estados Unidos y al mundo.
«Será ilegal comprar, vender o importar armas de fuego»
El primer ministro de Canadá destacó que es necesario aprobar nuevas medidas a medida que aumenta la violencia.
«Solo necesitamos mirar al sur de la frontera para saber que si no tomamos medidas con firmeza y rapidez, empeorará cada vez más y se volverá más difícil de contrarrestar», subrayó Justin Trudeau.
Ottawa planea combatir el contrabando y el tráfico de armas aumentando las sanciones penales, brindando más herramientas para investigar los delitos con armas de fuego y fortaleciendo las medidas fronterizas.
Trudeau aseguró que el aumento de los fondos ya ayudó a los funcionarios fronterizos a duplicar la cantidad de armas de contrabando confiscadas en la frontera de Estados Unidos.
«Será ilegal comprar, vender, transferir o importar armas de fuego en cualquier parte de Canadá», destacó el premier canadiense.
Canadá tiene una legislación en este asunto más sólida que Estados Unidos y aunque su tasa de homicidios con este tipo de artefactos de fuego es menos de una quinta parte de la que registra el territorio estadounidense, la violencia ha ido en aumento. Para 2020, fue cinco veces mayor a la de Australia, según Statistics Canada.
Trudeau aseveró que su Administración reconoce que la gran mayoría de los ciudadanos de su país que poseen armas son responsables, pero el nivel de violencia armada es inaceptable.
Las posibilidades de aprobación
La aprobación de la medida en el Legislativo canadiense apunta a ser viable.
Si bien los liberales gobernantes tienen una minoría de escaños en el Parlamento, la normativa podría aprobarse con el apoyo del Partido Nuevo Democrático, de tendencia izquierdista.
El ministro de Seguridad Pública, Marco Mendicino, califica la probable nueva regulación como el paso más significativo que ha dado Canadá en una generación.
Distintas voces del Gobierno se han manifestado a favor de la medida como el ministro de preparación para emergencias, Bill Blair.
«En Canadá, la posesión de armas es un privilegio, no un derecho (…) Este es un principio que nos diferencia de muchos otros países del mundo, en particular de nuestros colegas y amigos del sur», remarcó.
En esta misma línea se pronunció Pierre Poilievre, quien se postula para ser el líder del opositor Partido Conservador: «No podemos permitir que el debate sobre las armas se polarice tanto que no se haga nada. No podemos permitir que eso suceda en nuestro país. Esto se trata de la libertad. La gente debería ser libre de ir al supermercado, a su escuela o a su lugar de culto sin miedo».
No obstante, y como era de esperarse, la Coalición Canadiense por los Derechos de las Armas de Fuego se mostró en contra de la congelación en la adquisición de estos artefactos, paso que calificó de «absurdo».
Rod Giltaca, director de esa organización, señaló que las autoridades no están utilizando las herramientas que ya tienen para abordar la violencia armada, como llamar a las personas que figuran como referencias en las solicitudes de licencias de armas.
«Canadá puede enseñarnos mucho»
Canadá ya cuenta con planes para prohibir 1.500 tipos de armas de fuego de estilo militar y ofrece un programa de recompra obligatorio que comenzará a finales de año. Pero ante nuevos casos de violencia, Ottawa insiste en endurecer las normas.
La introducción de la nueva medida se produce días después de tiroteos masivos en Buffalo, Nueva York y Uvalde, Texas, por lo que en Estados Unidos se ha avivado una vez más el debate sobre el control de armas.
En ese país, los demócratas que respaldan las medidas regulatorias encuentran fuertes bloqueos en el Congreso por parte de la oposición republicana, que cuenta con una tradicional alianza con la Asociación Nacional del Rifle, un poderoso grupo de cabildeo que ha financiado las campañas políticas de decenas de conservadores.
Los defensores de la libertad para portar armas en suelo estadounidense apelan a la Segunda Enmienda de la Constitución, que protege el derecho del pueblo estadounidense a poseer y portar armas.
«Canadá puede enseñarnos mucho», publicó a través de su cuenta de Twitter Bruce Heyman, quien fue embajador de Estados Unidos en Canadá bajo la Administración de Barack Obama.
El ministro de Seguridad Pública de Canadá señaló que las autoridades son conscientes de que el anuncio podría generar una carrera por la compra de armas antes de que se promulgue como ley, por lo que instó al Parlamento a aprobarla lo antes posible.